Los
nervios invaden a Toni: hoy es el primer día de la firma de libros
de su obra “Historias de mi polla”, formada por una colección de
breves relatos eróticos. Hace menos de un año una modesta editorial
de su ciudad apostó por él y por dicha obra, cuando la directora
quedó encantada tras leer cada una de las historias que componen el
libro. Hoy “Historias de una polla” está en la lista de los
libros más vendidos en todo el país y en Hispanoamérica y Toni aún
no da crédito al éxito rotundo cosechado.
De
hecho, cuando supo que la firma de libros iba a coincidir en día,
hora y, prácticamente, lugar con la de la nueva obra de Harry
Potter, “Harry Potter y el legado maldito”, pensó que su
editorial había enloquecido: sería un fracaso absoluto frente al
poderío de la industria literaria que está detrás de las aventuras
del mago.
Toni
estaba citado a las 20.30 en uno de los hoteles de la ciudad. Al
llegar al lugar, ve cómo justo en la acera de enfrente, en el hotel
más lujoso de la urbe, J.K. Rowling y Jack Thorne ya han entrado en
el establecimiento, dispuestos a comenzar su charla y la firma de
ejemplares. Sin embargo, la sorpresa para Toni es mayúscula: apenas
unas 60 personas y un par de medios de comunicación se encuentran a
las puertas de ese hotel. En cambio, una muchedumbre de más de mil
personas y numerosos medios esperan ansiosos a que él inaugure su
acto.
- Ya te dije que ese “maguito” ya está pasado de moda y que eso de alargar las historias como chicles no da buen resultado. ¡Menuda carita que llevaban la autora original de la saga, Rowling, y el escritor de este último libro, Jack Thorne, cuando han visto el fracaso de lectores! A eso lo llamo yo una cura de humildad- le comenta Bárbara, la directora de la editorial, a Toni tras saludarlo a su llegada al hotel.
Una
vez dentro y ya con la sala repleta de público y prensa, Toni
comienza agradeciendo a todos los asistentes su presencia. Los
aplausos y vítores del gentío, en su mayor parte femenino,
interrumpen constantemente al joven escritor. Las personas allí
presentes sólo se callan cuando Toni les promete un pequeño
detalle: la lectura en voz alta de uno de sus relatos, antes de
ponerse ya luego a firmar libros. Se hace el silencio entre el
público y el escritor empieza a leer una de sus historias
seleccionadas al azar. Su voz pausada y tranquila penetra por los
oídos de los presentes y esos énfasis que pone en los pasajes más
tórridos, eróticos y hasta pornográficos hacen enloquecer a la
legión de lectoras y seguidoras. Toni es consciente de que las tiene
en el bolsillo: unas se muerden el labio inferior, gozando de lo que
oyen; otras resoplan llenas de excitación y calentura. El escritor,
sentado en una silla junto a la mesa preparada para él, continúa
leyendo y, a la vez, mirando las reacciones que está provocando. Su
atención se centra en tres mujeres que hay sentadas en primera fila:
dos son maduritas, de unos 50 años. Ambas llevan falda y tienen las
piernas más separadas de lo normal. Entre línea y línea de
lectura, Toni mira a la primera de ellas y no le resulta difícil
apreciar las braguitas rojas y semitransparentes que luce bajo la
falda. En cuanto la mujer se percata de la mirada del escritor,
separa todavía más las piernas, exhibiendo su intimidad ante él.
La polla de Toni, que ya andaba semidura por lo que estaba leyendo en
el relato, se empalma más bajo el pantalón y libre de bóxer: una
lectora, que ganó un concurso sobre la obra del escritor, obtuvo
como premio pedirle algo para el día de la firma de libros. La
petición fue que acudiera sin bóxer ni slip para poder comprobar si
realmente el tamaño de su verga era tal cual lo describía en sus
textos. Y Toni cumplió con su promesa.
La
otra mujer madura ni siquiera tiene bragas puestas: Toni mira bajo la
minifalda, entre los muslos abiertos, y se deleita con la deliciosa
imagen de ese coño sobre cuya raja aparece una espesa mata de vello
castaño.
Por
último se fija en la tercera y última mujer, una chica bastante
joven, que ni siquiera debe alcanzar los 18 años. Va vestida de
forma deportiva, con unas zapatillas blancas y una camiseta del mismo
color, muy ceñida y en la que se marcan los dos pezonazos de la
jovencita y su exuberante busto. Unas ajustadísimas mallas negras
completan la vestimenta de la chica, viva imagen de una de las
protagonistas de un relato de Toni. ¿Imitación por parte de la
joven? ¿Casualidad? Más bien lo primero.
Caliente
como un perro por todo lo que acaba de ver, Toni logra terminar la
lectura del relato. Sus seguidoras aplauden con energía y llenas de
una excitación que ha ido increscendo con el paso de los minutos y
con el desarrollo y final de la historia.
Por
fin llega el momento de la firma de ejemplares. Toni bebe unos sorbos
de agua, pues su boca está seca y no sólo por culpa de la lectura.
Por su mesa comienzan a desfilar todos aquellos que poseen su libro.
Además de la correspondiente firma y dedicatoria personal, se
suceden besos en las mejillas, fotos con los móviles, peticiones y
sugerencias para próximos relatos e, incluso, alguna que otra
pregunta íntima de carácter sexual. Tras un largo rato, la sala
empieza a vaciarse. Sólo quedan tres personas, además de Toni y de
la directora de la editorial: son las tres mujeres de la primera fila
a las que el escritor había observado. Precisamente ellas se han
quedado las últimas para recibir su firma. Y no ha sido por azar
sino de forma premeditada.
Primero
entra en escena la de las bragas rojas: le estampa dos besos a Toni
en las mejillas, recibe la firma y la dedicatoria de éste en su
libro y le confiesa lo caliente que termina después de leer cada una
de las historias de la obra y la infinidad de veces que se ha
masturbado y corrido leyéndolas.
Toni traga saliva, un poco cortado
por la presencia allí a su lado de Norma. Pero la directora no se
escandaliza, ni mucho menos: todo lo confesado por aquella madura es
bueno para su negocio.
- Quiero hacerte un pequeño regalo. Ojalá te sirva para futuros relatos- le dice la lectora a Toni justo antes de subirse, sin complejo alguno, la falda hasta la cintura, de bajarse las bragas dejando al descubierto su chocho totalmente depilado, y de entregrárselas al escritor.
Toni
siente inmediatamente la humedad de la prenda al cogerla con la mano.
Luego se la guarda en el bolsillo de su camisa de cuadros.
- Por la forma en que la mirabas durante la lectura, sé que te han gustado. Seguro que te encantará todavía más cómo huelen- le dice la mujer antes de despedirse de él a través de un furtivo beso en los labios.
Norma
está más excitada incluso que las otras mujeres allí presentes y
lleva ya un buen rato mojando sin parar su tanga celeste.
La
segunda en acercarse es la del coño desnudo y velludo. Se hace una
foto con el escritor, momento que aprovecha para sobarlo un poco, y
recibe la firma y la dedicatoria.
- Yo también te regalaría mis braguitas, pero no llevo. Aunque sé de sobra que te has dado cuenta durante la lectura y que lo que te digo no es ninguna novedad. Me chiflan las protagonistas de tus relatos que no usan bragas. No dejes de incluirlas en las historias.
Tras
decir esto, la mujer abandona la sala. Sólo queda la joven para que
finalice el acto. Se identifica como la vencedora del concurso que
pidió que Toni acudiera sin bóxer al evento. Y además de la firma
del libro, viene dispuesta a comprobar en persona que el escritor ha
cumplido con su palabra. Le pide a Toni que se ponga en pie y éste
lo hace. El bulto que se marca bajo el pantalón es tremendo e,
incluso, se aprecia desde la base hasta la cabeza la silueta de la
tiesa e hinchada polla. La jovencita sonríe satisfecha, apunta con
su móvil a la entrepierna de Toni y saca un par de fotos.
- Esto servirá para masturbarme a gusto cuando te lea- le confiesa la chica.
La
mano de la joven se acerca peligrosamente hasta la cremallera del
pantalón de Toni con perversas y obscenas intenciones. Pero Norma se
lo impide deteniéndola.
- ¡Quieta, putita! El premio no decía nada de tocar. Ya vas bien servida con lo que te llevas- le comenta a la chica, quien se marcha del lugar no sin antes guiñarle el ojo derecho a Toni.
El
escritor resopla, creyendo que todo ha finalizado. Sin embargo, Norma
se pone en cuclillas delante de él, mirando fijamente el bulto.
¿No
había un relato en el que el protagonista era un escritor que se
follaba a la directora de la editorial?- le pregunta con picardía,
mientras empieza a bajar lentamente la cremallera del pantalón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario