29 de septiembre de 2016

FIRMA DE LIBROS

Los nervios invaden a Toni: hoy es el primer día de la firma de libros de su obra “Historias de mi polla”, formada por una colección de breves relatos eróticos. Hace menos de un año una modesta editorial de su ciudad apostó por él y por dicha obra, cuando la directora quedó encantada tras leer cada una de las historias que componen el libro. Hoy “Historias de una polla” está en la lista de los libros más vendidos en todo el país y en Hispanoamérica y Toni aún no da crédito al éxito rotundo cosechado.

De hecho, cuando supo que la firma de libros iba a coincidir en día, hora y, prácticamente, lugar con la de la nueva obra de Harry Potter, “Harry Potter y el legado maldito”, pensó que su editorial había enloquecido: sería un fracaso absoluto frente al poderío de la industria literaria que está detrás de las aventuras del mago.
Toni estaba citado a las 20.30 en uno de los hoteles de la ciudad. Al llegar al lugar, ve cómo justo en la acera de enfrente, en el hotel más lujoso de la urbe, J.K. Rowling y Jack Thorne ya han entrado en el establecimiento, dispuestos a comenzar su charla y la firma de ejemplares. Sin embargo, la sorpresa para Toni es mayúscula: apenas unas 60 personas y un par de medios de comunicación se encuentran a las puertas de ese hotel. En cambio, una muchedumbre de más de mil personas y numerosos medios esperan ansiosos a que él inaugure su acto.

  • Ya te dije que ese “maguito” ya está pasado de moda y que eso de alargar las historias como chicles no da buen resultado. ¡Menuda carita que llevaban la autora original de la saga, Rowling, y el escritor de este último libro, Jack Thorne, cuando han visto el fracaso de lectores! A eso lo llamo yo una cura de humildad- le comenta Bárbara, la directora de la editorial, a Toni tras saludarlo a su llegada al hotel.

Una vez dentro y ya con la sala repleta de público y prensa, Toni comienza agradeciendo a todos los asistentes su presencia. Los aplausos y vítores del gentío, en su mayor parte femenino, interrumpen constantemente al joven escritor. Las personas allí presentes sólo se callan cuando Toni les promete un pequeño detalle: la lectura en voz alta de uno de sus relatos, antes de ponerse ya luego a firmar libros. Se hace el silencio entre el público y el escritor empieza a leer una de sus historias seleccionadas al azar. Su voz pausada y tranquila penetra por los oídos de los presentes y esos énfasis que pone en los pasajes más tórridos, eróticos y hasta pornográficos hacen enloquecer a la legión de lectoras y seguidoras. Toni es consciente de que las tiene en el bolsillo: unas se muerden el labio inferior, gozando de lo que oyen; otras resoplan llenas de excitación y calentura. El escritor, sentado en una silla junto a la mesa preparada para él, continúa leyendo y, a la vez, mirando las reacciones que está provocando. Su atención se centra en tres mujeres que hay sentadas en primera fila: dos son maduritas, de unos 50 años. Ambas llevan falda y tienen las piernas más separadas de lo normal. Entre línea y línea de lectura, Toni mira a la primera de ellas y no le resulta difícil apreciar las braguitas rojas y semitransparentes que luce bajo la falda. En cuanto la mujer se percata de la mirada del escritor, separa todavía más las piernas, exhibiendo su intimidad ante él. La polla de Toni, que ya andaba semidura por lo que estaba leyendo en el relato, se empalma más bajo el pantalón y libre de bóxer: una lectora, que ganó un concurso sobre la obra del escritor, obtuvo como premio pedirle algo para el día de la firma de libros. La petición fue que acudiera sin bóxer ni slip para poder comprobar si realmente el tamaño de su verga era tal cual lo describía en sus textos. Y Toni cumplió con su promesa.

La otra mujer madura ni siquiera tiene bragas puestas: Toni mira bajo la minifalda, entre los muslos abiertos, y se deleita con la deliciosa imagen de ese coño sobre cuya raja aparece una espesa mata de vello castaño.

Por último se fija en la tercera y última mujer, una chica bastante joven, que ni siquiera debe alcanzar los 18 años. Va vestida de forma deportiva, con unas zapatillas blancas y una camiseta del mismo color, muy ceñida y en la que se marcan los dos pezonazos de la jovencita y su exuberante busto. Unas ajustadísimas mallas negras completan la vestimenta de la chica, viva imagen de una de las protagonistas de un relato de Toni. ¿Imitación por parte de la joven? ¿Casualidad? Más bien lo primero.

Caliente como un perro por todo lo que acaba de ver, Toni logra terminar la lectura del relato. Sus seguidoras aplauden con energía y llenas de una excitación que ha ido increscendo con el paso de los minutos y con el desarrollo y final de la historia.

Por fin llega el momento de la firma de ejemplares. Toni bebe unos sorbos de agua, pues su boca está seca y no sólo por culpa de la lectura. Por su mesa comienzan a desfilar todos aquellos que poseen su libro. Además de la correspondiente firma y dedicatoria personal, se suceden besos en las mejillas, fotos con los móviles, peticiones y sugerencias para próximos relatos e, incluso, alguna que otra pregunta íntima de carácter sexual. Tras un largo rato, la sala empieza a vaciarse. Sólo quedan tres personas, además de Toni y de la directora de la editorial: son las tres mujeres de la primera fila a las que el escritor había observado. Precisamente ellas se han quedado las últimas para recibir su firma. Y no ha sido por azar sino de forma premeditada.

Primero entra en escena la de las bragas rojas: le estampa dos besos a Toni en las mejillas, recibe la firma y la dedicatoria de éste en su libro y le confiesa lo caliente que termina después de leer cada una de las historias de la obra y la infinidad de veces que se ha masturbado y corrido leyéndolas. 



Toni traga saliva, un poco cortado por la presencia allí a su lado de Norma. Pero la directora no se escandaliza, ni mucho menos: todo lo confesado por aquella madura es bueno para su negocio.

  • Quiero hacerte un pequeño regalo. Ojalá te sirva para futuros relatos- le dice la lectora a Toni justo antes de subirse, sin complejo alguno, la falda hasta la cintura, de bajarse las bragas dejando al descubierto su chocho totalmente depilado, y de entregrárselas al escritor.

Toni siente inmediatamente la humedad de la prenda al cogerla con la mano. Luego se la guarda en el bolsillo de su camisa de cuadros.

  • Por la forma en que la mirabas durante la lectura, sé que te han gustado. Seguro que te encantará todavía más cómo huelen- le dice la mujer antes de despedirse de él a través de un furtivo beso en los labios.

Norma está más excitada incluso que las otras mujeres allí presentes y lleva ya un buen rato mojando sin parar su tanga celeste.

La segunda en acercarse es la del coño desnudo y velludo. Se hace una foto con el escritor, momento que aprovecha para sobarlo un poco, y recibe la firma y la dedicatoria.

  • Yo también te regalaría mis braguitas, pero no llevo. Aunque sé de sobra que te has dado cuenta durante la lectura y que lo que te digo no es ninguna novedad. Me chiflan las protagonistas de tus relatos que no usan bragas. No dejes de incluirlas en las historias.

Tras decir esto, la mujer abandona la sala. Sólo queda la joven para que finalice el acto. Se identifica como la vencedora del concurso que pidió que Toni acudiera sin bóxer al evento. Y además de la firma del libro, viene dispuesta a comprobar en persona que el escritor ha cumplido con su palabra. Le pide a Toni que se ponga en pie y éste lo hace. El bulto que se marca bajo el pantalón es tremendo e, incluso, se aprecia desde la base hasta la cabeza la silueta de la tiesa e hinchada polla. La jovencita sonríe satisfecha, apunta con su móvil a la entrepierna de Toni y saca un par de fotos.

  • Esto servirá para masturbarme a gusto cuando te lea- le confiesa la chica.




La mano de la joven se acerca peligrosamente hasta la cremallera del pantalón de Toni con perversas y obscenas intenciones. Pero Norma se lo impide deteniéndola.

  • ¡Quieta, putita! El premio no decía nada de tocar. Ya vas bien servida con lo que te llevas- le comenta a la chica, quien se marcha del lugar no sin antes guiñarle el ojo derecho a Toni.

El escritor resopla, creyendo que todo ha finalizado. Sin embargo, Norma se pone en cuclillas delante de él, mirando fijamente el bulto.

¿No había un relato en el que el protagonista era un escritor que se follaba a la directora de la editorial?- le pregunta con picardía, mientras empieza a bajar lentamente la cremallera del pantalón.



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