Te
ansío, aunque tú no quieras verlo,
aunque
sumergida en tu nuevo mundo,
ya
no desees comprenderlo.
Te
ansío, mas tu miras a otro lado
embaucada
por no sé qué sueños,
como
si en la vida existiese
algo
más importante que esto.
Que
esto que sale de mi alma,
desgarrada
por tus crueles silencios;
de
lo que brota de mi boca
y
que no oyen tus oídos necios.
¿Dónde
quedan esas miradas tuyas,
ardientes
como el fuego?
¿Dónde
los salvajes besos
que
derramabas por todo mi cuerpo?
¿Por
qué ya no me acarician tus manos,
las
que antes aprisionaban mi miembro?
¿Por
qué tu boca ya no ejerce
de
experta maestra en el sexo?
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