20 de abril de 2016

RED SOCIAL


Es tarde ya, pero antes de acostarte a dormir te conectas de nuevo a internet. No lo puedes evitar: necesitas echar un último vistazo a lo que se cuece en las redes sociales, como si allí se fuesen a solucionar los problemas de la humanidad, como si el hecho de que un cibernético “amigo” esté tomándose un café en Irlanda, o preparando una tarta de frambuesa y arándanos en Bélgica fuera algo trascendente. Primero Twitter, luego Facebook y sus estúpidas y absurdas fotos y chorradas varias son el centro de tu atención. ¡Qué lástima! ¡Qué pena que tus ojos no se despeguen ni un instante de tu terminal! Porque, mientras pierdes el tiempo en ridiculeces, tu real y sensual vecino de enfrente, ése que tanto te atrae física y sexualmente, está ya en su habitación, con la ventana abierta y la persiana subida. Se halla semidesnudo, pues sólo lleva puesto el bóxer rojo transparente que ha comprado unas horas antes en el sexshop. Y ahora se lo está probando en la intimidad de su estancia, intimidad que únicamente a ti te permite invadir y violar desde tu ventana. Espera que le dediques unas miradas, como ya has hecho en alguna que otra ocasión, que hagas de voyeur y que te deleites y te excites espiándolo, a la vez que él se calienta ante el morbo de saberse observado.

Sin embargo, tú continúas inmersa en la lectura de insignificantes e irrisorios comentarios, a los que pones estúpidos emoticonos, y no te percatas de cómo el macizo culo de tu vecino queda ceñido y transparentado bajo la nueva y sexy prenda, con esos glúteos que tantas veces has observado marcados en sus jeans y con los que tanto fantaseas. Te los estás perdiendo, al igual que no ves la raja que separa las nalgas tan deliciosas, ni disfrutas del momento en que el chico mete su mano dentro del bóxer y comienza a acariciarse. 



Es la primera vez que lo hace para ti, nunca había llegado tan lejos, y tú, mientras tanto, perdida en Facebook. Soba su paquete, toca sus huevos y su miembro totalmente depilados y la polla se agranda y se endurece lentamente ante cada uno de esos roces. Ahí está, esperando a que lo mires, apretando sus bolas, tan redondas y con ese color marrón oscuro, para luego envolver la verga con fuerza y decisión. Una vez atrapada en su mano, ya no hay vuelta atrás: la agita velozmente de arriba a abajo recorriendo toda la extensión de la tersa y estirada piel y proporcionándose un inmenso placer. ¡Cómo estaría tu coño de mojado, si estuvieras observando lo tiesa que la tiene ya, esas venas que se dibujan sobre el falo hinchado y grueso, el glande pringoso, rojizo y húmedo que ya ha salido del prepucio y está cubierto de líquido preseminal y que es acariciado y apretado por la palma de la mano! Seguro que habrías metido varios dedos o la mano entera en tu hambriento y palpitante sexo acompañando rítmicamente las agitaciones que sufre la polla de tu vecino.


Pero mientras él gime y sacude una última vez su rabo hasta chorrear leche blanca por todas partes de la habitación, tú, ajena a todo, le das a “me gusta” a una auténtica “cagada” escrita por un desconocido.

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