Hace unos días escribí unas líneas donde contaba mi visita al sexshop. Compré un nuevo juguete, pero aquel día no quise desvelar de cuál se trataba. Deseaba darle una sorpresa a mi novia, cuando lo leyera a través del blog, y mantenerla ansiosa. Así sucedió: se quedó toda la noche impaciente por saber de qué juguete se trataba.
Ahora que ya le he desvelado a ella cuál es ese nuevo juguete, lo presento también en el blog. Se trata de un anillo vibrador. En concreto, es un anillo vibrador en forma de conejito y sirve para estimular y darle placer tanto al pene como al clítoris. El anillo prolonga y mantiene la erección y retrasa la eyaculación. La terminación en forma de conejito hace que las orejas estimulen el clítoris durante la penetración. Funciona a pilas, que pueden reemplazarse cuando se agoten, por lo que el juguete puede usarse todas las veces que uno quiera. Tiene diferentes velocidades de vibración y el motor es ultrasilencioso.
Antes de usarlo, he investigado en cuanto a su modo de empleo. Se aconseja depilarse por completo toda la zona para evitar que algún vello se enrede y cause molestias. Además, se recomienda no usar el anillo durante más de 15 0 20 minutos seguidos para permitir un correcto riego sanguíneo en el pene. Se puede utilizar durante ese tiempo, apartarlo un rato y volverlo a utilizar. También se aconseja ponérselo cuando el pene esté semierecto.
Estas es la información fundamental sobre el uso de estos anillos. Todos los artículos que he leído al respecto señalan que es un juguete muy placentero y aconsejable. El precio no debería suponer ningún problema. Dejando al margen aquellos que son de un solo uso y que son muy económicos (sobre los tres o cuatro euros), los hay también a muy buen precio y ya con pilas reemplazables y fáciles de conseguir en cualquier tienda. El precio de éstos oscila entre los 12 y 25 euros (todos ellos con vibración incluida).
Así que, aquellos que os guste la cerveza o el alcohol, os priváis de un par de cañas o de copas y guardáis ese dinero para el juguete. Seguro que merece la pena. Tu pene y tu chica te lo agradecerán. O tu clítoris y el pene de tu chico, según quien lea esta entrada.
Todavía no lo he estrenado, por eso no puedo ofrecer opinión de primera mano. Mi diosa y yo lo estrenaremos con calma este fin de semana junto a alguna otra cosa que ella está terminando de preparar.
Ya os contaré si de verdad es tan efectivo como parece.
Lo que sí os puedo asegurar es que hay que tener mucha fuerza de voluntad para saber que lo tengo ahí, guardado en su cajita, y no poderlo emplear hasta el fin de semana. ¡Qué tortura! Pero seguro que llegará la recompensa.
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