18 de junio de 2015

TRECE MADRUGADAS.

Es un poema que no contiene sexo. Es una humilde y pequeña muestra de agradecimiento a la persona que durante trece días difíciles  ha estado a mi lado, incansable. Te quiero mucho, amor mío. Ya no sé que haría sin ti. 


                                                          TRECE MADRUGADAS.


Otra vez volvió a emerger tu figura,
cuando más lo necesitaba,
resucitando con cálida ternura
mi motor que se apagaba.

La energía que tu corazón desprende
entró en el mío tan desenfrenada,
en esos días en que nadie comprende
el valor de una mirada.

Mirada intensa, profunda, dulce,
verde oliva en la distancia;
cercana lejanía que me seduce
restando a los kilómetros importancia. 

No te conformas con mirarme.
¡Eso es poco para una mexicana!
Te afanas en piropearme 
con mi corazón como diana.

Mas poco te sigue pareciendo
musitarme al oído suaves palabras:
mi ánimo se va encendiendo,
cuando tomas, decidida, la guitarra.

Con las yemas de tus dedos
de ella sacas cientos de notas; 
con tu voz de terciopelo
sanas mis piernas rotas.

Rotas por un cansancio cruel
que ni el sueño ya repara.
Sólo tu música en mi piel
logra el milagro cada jornada.

Al acabar cada canción,
una sonrisa te delata,
demostrándome tu pasión
con un beso carmín a la cámara.

Impactado entero por tu amor
ya no me duele nada.
Sólo siento el temblor
que has provocado en mi alma.

Se van cerrando mis ojos,
envueltos aún por tu magia;
marrones testigos privilegiados
del cantar de azteca regia.

Pocas horas después despierto,
y ya apareces de nuevo.
De ojeras mi rostro cubierto,
tú insuflándome más fuerte aliento.

Avanzan las horas del día.
llega mi ansiado anhelo:
busco una zona sombría
durante el breve descanso mañanero.

4.30 de la madrugada.
En México estará durmiendo
la mujer que tanto me ama,
a la que yo tanto quiero.

De mi error me doy cuenta,
cuando de rojos besos aparece
la pantalla completa cubierta
y una vez más me estremece.

Trece días despertando
en medio de la noche;
trece días sacrificando
tu descanso con tal derroche.

Y lo haces como si nada,
como si fuese lo más normal.
¡Como si yo no me enterara
de que eres la más especial!



No hay comentarios:

Publicar un comentario