Si te gusta hablar de forma obscena en la cama o que te hablen así, aquí tienes una serie de útiles consejos en este enlace. Si los dos miembros de la pareja están de acuerdo, es algo realmente excitante. Contar fantasías mientras follas, usar palabras sucias, susurrar lo que te gustaría que te haga o hacerle, recrear situaciones....Ummmm, ya se me ha puesto dura.
http://ugosybaris.com/maximo-poder-erotico/como-ser-una-perra-en-la-cama-y-hablar-sucio/
28 de noviembre de 2015
27 de noviembre de 2015
DIARIO DE UN PROFESOR ACOSADO (5).
Durante
el resto del día no supe nada de Patricia. Conforme pasaban los
minutos, las horas, la ansiedad se apoderaba más de mí. Me
impacientaba por saber si mi alumna había regresado finalmente al
servicio y había recogido el sobre con mi bóxer y mi número de
móvil. Dudé de si ponerme en contacto con ella a través de un
correo, pero opté por esperar. Era ella la que había comenzado el
juego y trazado su propio plan, así que consideré que era mejor
esperar.
La
joven estuvo en mi mente toda la tarde, incluso toda la noche. No
conseguía quitármela de la cabeza. Antes de acostarme a dormir
saqué sus braguitas. Las había guardado en una pequeña bolsa de
plástico transparente y las tenía en un cajón de mi mesita de
noche. Tumbado en la cama, completamente desnudo, las extraje de la
bolsa y las volví a examinar. Recorrí con la mirada cada milímetro
de la prenda, cada pedacito del tejido. Mi polla empezó a
endurecerse mientras mis ojos contemplaban el tesoro íntimo de mi
alumna. Acerqué la prenda a mi nariz y de nuevo pude oler el intenso
aroma que desprendían las bragas, ese olor a sexo, a coño húmedo,
palpitante y caliente. Mi pene reaccionó, poniéndose tan tieso como
el mástil de un banco, empalmado, apuntando hacia el techo.
Restregué durante varios minutos la prenda por la nariz, por mi
rostro. Mi mano derecha agarró con ganas y con ímpetu mi verga y
comenzó a agitarla sin miramientos. Estaba tan excitado que poco
después mi vientre quedó cubierto por la blanca espesura líquida
del semen caliente.
Lo
siguiente que recuerdo de aquella noche es que abrí los ojos
sobresaltado. No sabía ni dónde estaba ni qué hora era. Miré el
reloj y marcaba las 6.15. Aún tenía en mi mano izquierda las
braguitas de Patricia y en mi cuerpo los restos secos de mi corrida.
Debí quedarme dormido vencido por toda la tensión del día.
Consulté el móvil y me sorprendí: mi alumna me acababa de enviar
un correo sin texto pero con varias fotos adjuntas. Supongo que el
sonido de la llegada de ese email fue lo que me despertó. Las fotos
reflejaban que Patricia estaba en su habitación, vestida con la ropa
con la que había acudido a clase. Mostraba orgullosa y con cara
pícara mi bóxer de color verde pistacho. En otra imagen enseñaba
el papel con mi número de móvil. Sus poses eran totalmente
sensuales, provocativas, insinuantes, pero sin mostrar ninguna de sus
intimidades. Jugaba con esas posturas para calentarme y tenerme
desesperado. Colocaba su minifalda de cuadritos de forma estudiada
para no enseñar más de la cuenta; sus muslos casi desnudos, el
comienzo de sus blancas nalgas...Ahí acababa todo. Ansioso busqué
por si había otra foto más explícita, pero no hubo fortuna. Tuve
que conformarme con contemplar sus increíbles piernas y el inicio de
su impresionante culo, que por otra parte ya era bastante premio.
Me
llevé varios minutos admirando el cuerpo latino de Patricia hasta
que mi móvil comenzó a sonar rompiendo el silencio de la madrugada.
Era la llamada de un número desconocido. Mi corazón latía con
fuerza. Pulsé, nervioso, para recibir la llamada y tras unos
interminables segundos apareció la voz de mi alumna.
-Ummm....profesor,
me encanta cómo huele tu bóxer. Era justo tal como esperaba. Y lo
dejaste bien manchado y sucio de flujos de tu deliciosa polla.
¿Estabas excitado, verdad? Te gustó mi juego, lo sé. No puedo
parar de oler tu prenda, de imaginar que estuvo en contacto con tu
miembro, con ese pene que tanto deseo así, gordo, duro, mojadito en
su punta, el glande y su pequeño agujero por el que salió el
líquido que impregnó el tejido verdoso. Me muero de ganas por que
me dejes ese aroma por toda mi piel, desde mi cara hasta mis muslos,
hasta mis pequeños pies, pasando por mi cuello, por mis tetas y sus
cumbres oscuras y duras. Quiero oler a ti. ¡Qué delicia sentir
ahora mis dedos dentro de mi encharcada raja! ¡Ahhh...sííí....!
Necesito darte unas indicaciones para cumplir mi primera fantasía.
No deseo demorarla más.
Ya
estamos a sábado. Quiero que estés a las 12.00 del mediodía en la
puerta del centro académico. Pretendo que me acompañes desde allí
a un sitio concreto al que no me atrevo a ir sola, pues no es un
lugar muy apropiado para una chica joven e ingenua como yo. ¿Qué
pensarán de mí si me ven entrar sola allí? ¿No dejarás que una
inocente estudiante quede a merced de cuantos hombres se encuentro
dentro, verdad?
Precisaré
que estés conmigo, que me protejas de miradas lascivas y
libidinosas. Además, necesito que me aconsejes y que me ayudes a
elegir algo que tengo en mente comprar. Estoy convencida de que podré
contar con mi guapo y sensual profesor, con su cálida y firme
protección.
¡Ummmm....estos
dedos son mágicos! ¡Qué placer! ¡Y tu bóxer, qué olor a polla!
¡Arggghhhhh...! ¡Sííí....más, más...!
Me
despediré de ti antes de que sea incapaz de seguir hablando por
culpa de mis gemidos. Nos vemos en unas horas en el sitio acordado y
tranquilízate, querido profesor, que estoy oyendo tu respiración
agitada. Resérvate para cuando te tenga entre mis piernas.
¡Muuuuuuaaaaccckkkk!-
Con
ese beso se despidió de mí y no me dejó ni articular una sola
palabra. De todas formas no hubiese sido capaz de hacerlo: me
encontraba impactado por lo que acababa de oír. Tardé en reaccionar
unos minutos hasta que por fin dejé en la mesa el móvil. El número
de teléfono de Patricia había quedado ya registrado con lo que lo
tenía disponible. Volví a tumbarme en la cama y procesé en mi
cabeza todo lo que acababa de escuchar y la petición que la joven me
había hecho. Tenía ya serias sospechas del lugar al que quería
acudir Patricia conmigo.
Sin
embargo, aún quedaban varias horas para confirmarlo.
24 de noviembre de 2015
Spanking: azotes con la mano.
Hoy os traigo un enlace sobre azotes manuales para aquellos a quienes os gusten los juegos de amo-sumisa. También puede servir como forma de iniciarse en este tipo de prácticas.
Ya sólo queda leerlo y llevarlo a cabo. Espero que os guste y que lo disfrutéis.
http://juegosbdsm.com/aprendiendo-bdsm/practicas-bdsm-azotes-con-la-mano-spanking/
Ya sólo queda leerlo y llevarlo a cabo. Espero que os guste y que lo disfrutéis.
http://juegosbdsm.com/aprendiendo-bdsm/practicas-bdsm-azotes-con-la-mano-spanking/
17 de noviembre de 2015
ARTE ERÓTICO JAPONÉS
Continuando un poco con la temática de sexo oriental de mi última entrada, traigo hoy este enlace sobre arte erótico japonés. Texto interesante e ilustraciones explícitas. Estos japones tienen su morbo, ¿verdad?
http://www.nekotabi.es/arte-erotico-japones-los-shunga-%E6%98%A5%E7%94%BB/1493
https://youtu.be/aIV_zL161co
http://www.nekotabi.es/arte-erotico-japones-los-shunga-%E6%98%A5%E7%94%BB/1493
https://youtu.be/aIV_zL161co
11 de noviembre de 2015
SHIBARI: ATADURAS ERÓTICAS JAPONESAS.
Para los amantes de las prácticas eróticas y sexuales con ataduras, dejo este enlace. El origen del bondage moderno está situado en Japón y en juegos con ataduras seguro que desconocidos por muchos. Si quieres descubrir nuevas experiencias y posibilidades de salir de la rutina, tómate unos minutos y lee el artículo. Merece la pena. El bondage es más que la manida “50 sombras de Grey". Disfrútalo.
1 de noviembre de 2015
LA PROMOTORA
LA
PROMOTORA
Un
día más mi jornada va contrarreloj. La tarde languidece y aún me
falta hacer unas compras. Apurado llego al centro comercial y entro
en el supermercado. En escasos treinta minutos cierran, así que debo
darme prisa.
Voy
llenando la cesta con los productos que necesito desplazándome como
un robot por las calles del establecimiento. Cereales, cacao...De
repente una cálida y sensual voz femenina suena a mis espaldas
saludándome y sacándome momentáneamente del estrés. Sin haberme
girado todavía sé que debe corresponder a un mujer joven y
atractiva. Lo presiento. Esa voz, sin duda, corresponde a una mujer
bella. Me doy la vuelta y compruebo mi acertado pronóstico: pelo
moreno y largo, ojos de color marrón caramelo y unos labios carnosos
de intenso carmín. Una enorme sonrisa adorna la preciosa cara de la
chica. Mientras la joven promotora me ofrece amablemente probar una
de las variedades de una nueva marca de café, mis ojos examinan con
detalle su uniforme: chaqueta ceñida negra bajo la que se esconde
una inmaculada y fina blusa blanca, minifalda escueta a juego con la
chaqueta y que deja al descubierto más de la mitad de unas esbeltas
e interminables piernas enfundadas en unas medias pantys marrones y,
por último, un os zapatos oscuros con varios centímetros de tacón.
Ante
la insistencia de la azafata pido un capuccino. Por suerte para mí
las cápsulas que había en el pequeño mostrador se han agotado y
esto hace que la promotora tenga que agacharse para abrir una caja
nueva. Siento cómo mi corazón se revoluciona al ver a la mujer
ponerse en cuclillas y flexionar las piernas justo delante de mí.
Los pantys brillan ahora más bajo las luces del supermercado y en
ese estado de tirantez. La chica trata en vano de abrir la caja, pues
pone gran atención en no romper sus largas y cuidadas uñas pintadas
de azul intenso. Le ofrezco ayuda y me inclino imitando su postura. A
la vez que el cartón se va resquebrajando por el empuje de mis
dedos, recorro con mi mirada cada milímetro de las piernas de la
joven casi pegas a mí rodillas con rodillas. Subo la vista muy
lentamente desde esos redondos y pequeños tobillos hacia los muslos,
casi descubiertos en su totalidad debido a la escasa longitud de la
falda y a la forma en la que se encuentra la azafata.
Sé
que, si avanzo un poco más con los ojos, me adentraré sin obstáculo
alguno en su entrepierna y podré ver el color de sus braguitas. La
promotora mete la mano en la caja y extrae una cápsula de color
morado; yo deslizo mis ojos entre sus piernas y descubro, bajo el
marrón transparente de las medias, más de lo que había imaginado:
una fina capa de negruzco y semirrizado vello púbico que adorna la
desnudez de ese abierto y húmedo sexo.
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