Cuando me has dicho que ibas a hacer un poco de ejercicio y me has pedido consejo sobre cuánto tiempo estar sobre la bicicleta estática, me he llevado una gran alegría. Me encanta verte hacer deporte (sabes de sobra que es mi gran pasión junto al sexo). Estaba inmerso en la redacción de mi próximo relato pero decidí darte una recompensa por tu fuerza de voluntad. Así que me puse una de mis equitaciones de ciclista, cogí la bicicleta y salí a rodar un rato. Me tocaba también entrenar.
- Ya me dejas con la inquietud- me dijiste nada más enterarte de que salía a recorrer kilómetros, siempre con ese deseo que se te enciende en cuanto me ves con esa ropa ceñida.
Pero tranquila, que hoy te lo has ganado. Te mereces una sorpresa de tu ciclista. Algo diferente a otras veces. Y aquí la tienes, con el contenido extra que lleva este pequeño texto.
Por cierto, no me vendría nada mal la loción refrescante de menta que te estabas aplicando hace unas horas en tus preciosas piernas.
¿Les das un masaje a las piernas de tu ciclista y me extiendes esa loción?
Ya sabes que debajo del pantalón ciclista no llevo nada y que, si te estorba para el masaje, me lo puedes quitar sin problemas. Si ves que mi miembro crece, se hincha y se pone duro, es todo tuyo para que hagas con él lo que tú quieras.
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