29 de abril de 2015

DIARIO DE UN PROFESOR ACOSADO (2).

                                          DIARIO DE UN PROFESOR ACOSADO (2).


Casi no he podido conciliar el sueño en toda la noche. Me he pasado gran parte del tiempo dando vueltas en la cama, pensando en lo que me sucedió ayer. No consigo olvidarlo. Y lo que es peor: no quiero olvidarlo. Estoy ansioso e impaciente por llegar a la clase y ver si soy capaz de averiguar algo por mí mismo. No sé si mi alumna cumplirá de verdad su “amenaza” de no parar y de seguir acosándome hasta que consiga su objetivo. Me parece que la cosa va muy en serio: no creo que me hubiera dejado esas fotos de su desnudo así, sin más. ¿Qué será lo próximo que tendrá planeado? ¿Cuándo volverá a actuar? 

Tengo que aparentar total normalidad, no quiero que nadie me vea diferente en cuanto a mi comportamiento. He de conservar la calma lo máximo posible, aunque sé que será difícil. 

Antes de ducharme para ir a trabajar me he estado observando por unos instantes desnudo frente al espejo del baño. Sinceramente, no sé que habrá visto de especial mi alumna en mí o en mi cuerpo. Me veo completamente normal. Tal vez aparente algo de menos edad de la que tengo y mi cuerpo esté relativamente bien conservado, pero de ahí a despertar esa obsesión en ella hacia mí hay una gran diferencia. He contemplado mi polla, que siempre amanece empalmada y gruesa. Me he girado un poco y he visto en el espejo mi culo redondo y macizo. He recordado otra vez las palabras de mi alumna sobre que me mira el trasero cuando me giro en la pizarra y sobre que aprovecha para mirarme el paquete cuando hablo de frente y mi camisa no es demasiado larga. Se me han venido a la mente en ese momento pensamientos obscenos: ¿Qué daría mi acosadora por verme así? ¿Qué sería capaz de hacerme ella si me viera de esta forma, completamente desnudo y con la verga dura? Me he empezado a excitar. He comenzado a imaginar fantasías con mi propia alumna, algunas de ellas extremas y llenas de la más absoluta perversión. Sexo desenfrenado y salvaje, sin miramiento alguno, entre palabras lascivas tanto por su parte como por la mía. Juegos en privado y en sitios públicos con el morbo de poder ser descubiertos; prácticas de dominación y otras exhibicionistas; posturas inimaginables….Pensamientos sucios, obscenos, lascivos. Cuando me he dado cuenta, tenía mi mano derecha envolviendo la polla y había empezado a masturbarme. Mi alumna me dijo en la nota que se tocaba y se masturbaba todas las mañanas pensando en mí: a lo mejor estábamos coincidiendo en ese mismo momento en nuestros trabajos manuales. La diferencia radica en que ella sí puede ponerle cara y cuerpo completo a su inspiración masturbatoria, mientras que yo ando en esa maldita duda sobre de quién se tratará y lo que me ha llevado a pajearme es la situación que estoy viviendo, esas fantasías imaginadas y las dos fotos de mi acosadora que no se me han borrado aún de la retina. ¿Estará ahora ella gimiendo en su cama con uno o varios dedos dentro de su sexo? ¿Estará empapado su coño? ¿Tendrá ya las sábanas manchadas de flujo y se habrán mezclado esas manchas con las del día anterior ya resecas? ¿Cómo olerá esa cama? ¿Y su coño? ¿Qué olor desprenderá? ¿Intenso y penetrante? ¿Habrá jugado y acariciado también sus tetas hasta poner completamente tiesos esos pezones marrones oscuros? ¿Habrá alcanzado el orgasmo? ¿Uno? ¿Dos? ¿Cuántos? 

Ya no he podido parar y he seguido masturbándome con ganas hasta el final. Mi pene, con esas venas tan marcadas sobre la piel, con ese glande rojo y palpitante, ha explotado de placer y los chorros de leche han salido disparados de forma descontrolada. He dejado el baño hecho un desastre, con mi semen derramado por el suelo y salpicado en los azulejos de la pared. Olía a sexo con un aroma profundo y penetrante. 
La hora se me echaba encima y lo he limpiado a toda prisa antes de darme una ducha. Rápidamente he escogido la ropa y he optado por una camisa de cuadros verdes no muy larga, acordándome de mi alumna acosadora, para que no tapase ni mi trasero ni mi entrepierna. Durante el trayecto hacia el centro de estudios he decidido que trabajaría con los alumnos unos textos nuevos, textos que pocos profesores se atreven a leer y a traducir con sus alumnos en clase. Son poemas de Catulo, textos llenos de contenido sexual, con un vocabulario obsceno. No está mal que los alumnos vean que no todo en la Roma clásica era historiografía, filosofía, épica o dulces poemas de amor. Seguro que los voy a sorprender y que les va a gustar, en especial a esa alumna especial. 

Puntual he entrado en el aula y ya estaban dentro todos los alumnos. He lanzado una inevitable mirada a la primera fila y allí, además de dos chicos más, estaban ellas, las cinco chicas entre las que está la acosadora. ¿Cuál de ellas será? ¿La rubia Lucía? ¿La tímida y callada Valentina? ¿La educada y aplicada Patricia? ¿Alba, la jugadora de voleibol? ¿Nuria, hija de un famoso periodista de la ciudad? 

Me acordé de la nota, de la parte en la que hacía referencia a la forma de vestir de las chicas. Mientras disponía mis libros sobre la mesa antes de empezar la clase, hice un fugaz repaso visual a la forma en que venían vestidas. Mi acosadora tenía en parte razón: las alumnas de esa primera fila llevaban prendas algo más sugerentes de lo normal para un día de clase cualquiera. No era una cosa exagerada y además era primavera, pero daba la impresión de que había algo más detrás de esa forma de vestir. Mucha prenda ceñida y corta. Lucía incluso llevaba al aire su ombliguito. Nuria vestía una minifalda que dejaba a la vista unas preciosas piernas cruzadas. En ese momento Valentina se levantó y se agachó para buscar en su bolsa el diccionario de latín. Al agacharse sus jeans se le bajaron un poco por la cintura y mostró durante unos instantes el elástico y el inicio de la tira de un tanga rojo. Si mi acosadora acudía a clase sin ropa interior, como dijo en su escrito, Valentina quedaba descartada. Las sospechosas se reducían a cuatro. 

Les anuncié que hoy traduciríamos a un autor nuevo, a Catulo. Después de hablarles unos minutos sobre su vida, época y obra, copié en la pizarra varios poemas de dicho autor para que lo tradujeran. No les comenté nada sobre la temática. Quería ver las caras de sorpresa que se les irían poniendo al ir traduciendo el texto. 
No tardaron en aparecer los primeros signos de asombro en los ojos y en los rostros de los alumnos conforme encontraban en el diccionario el significado de esas nuevas palabras hasta ese día nunca trabajadas. Términos como “mamón”, “polla”, “tetas”, “dar por el culo”…No perdía detalle de las reacciones de las alumnas de la primera fila, de las cuatro aspirantes que quedaban al título de “acosadora”. Poemas sobre sexualidad en estado puro, sexo oral, anal, bisexualidad. Me estuve divirtiendo. Así tuvo que sentirse mi profesor de universidad cuando nos hizo traducir esos mismos poemas. 

Vi cómo las chicas esbozaban sonrisas nerviosas y murmuraban cosas entre ellas. Las veía entusiasmadas, más que otros días. Les estaba gustando la traducción. Las notaba ansiosas por ver cómo continuaba el poema, cómo concluiría. También comprobé cómo cada una lanzaba de vez en cuando miradas hacia mí acompañadas de sonrisas pícaras. Únicamente Valentina parecía mantener la compostura y las formas. 

Fue entonces cuando Lucía me pidió permiso para ir al baño. Por supuesto que se lo concedí. Se levantó de su asiento y se encaminó hacia la salida del aula. Mientras todos los alumnos seguían inmersos en la traducción, yo me fijé en Lucía, en su espalda: llevaba una camiseta negra sin mangas que dejaba prácticamente toda la espalda al descubierto. La prenda estaba sujeta al cuerpo únicamente por un lazo anudado al cuello. La espalda desnuda era la evidencia de que no llevaba sujetador. ¿Era Lucía la acosadora? ¿No podía aguantar más hoy, tal vez por el contenido del poema, e iba ya al servicio a masturbarse, sin esperar el cambio de clase?
Tenía las mejillas sonrosadas, ruborizadas, quizás por la excitación y por el deseo sexual. Mientras cerraba la puerta del aula, me lanzó una mirada directa hasta que finalmente se marchó. 
Los alumnos continuaban traduciendo pero los minutos pasaban y Lucía no regresaba. Era ella, sin duda que tenía que ser ella. Me la imaginé tocándose, con esos jeans grises que llevaba hoy bajados hasta los tobillos, mientras su mano comenzaba a hacer travesuras sobre el coño húmedo a causa de la lectura y traducción del poema y debido también a la propia imaginación de la chica, a su calentura y a su deseo hacia mí. Probablemente se habría hasta desanudado la camiseta y tendría sus dos pechos al aire, encerrada en uno de los pequeños habitáculos de los aseos femeninos. 

A la par que mi mente pensaba todo eso, mi polla crecía de tamaño y se me ponía tiesa bajo el pantalón, aprisionada en un bóxer negro con algunas tiras en blanco que delimitan la zona donde queda acomodado todo el “paquete”. Sentí enseguida cómo se humedecía la punta de mi pene hasta manchar el bóxer. 




No podía dejar de pensar en Lucía. Pasó otro minuto y seguía sin volver. Ya debería de tener seguro varios dedos perforando su joven coño una y otra vez y de forma incansable. Tendría los dedos empapados, se los estaría llevando a la boca para probar el sabor de su propio sexo y los metería de nuevo en su raja para continuar con la masturbación. Estaría acelerando cada vez más, metiendo los dedos hasta el fondo, girándolos, retorciéndolos para aumentar el placer. Los gemidos y suspiros de Lucía inundarían el aseo mientras se acercaba el momento del orgasmo. Allí encerrada en ese estrecho espacio y con el calor que ya hacía esa mañana la joven estaría acalorada, con las gotas de sudor bañando su frente y el resto de su piel. Me imaginé a Lucía en un último acelerón, machacándose el coño, partiéndoselo por completo con toda la mano dentro, desenfrenada, alocada, sin importarle lo más mínimo ya el lugar en el que se encontraba ni el que sus gemidos pudieran ser escuchados por otra chica que entrase en esos momentos en el servicio. Mi miembro estaba ya completamente empalmado, en su máximo apogeo. Miré con disimulo hacia mi entrepierna y el pantalón era incapaz de ocultar lo duro y largo que estaba mi pene. En el instante en que me imaginaba a Lucía explotando de placer, corriéndose de gusto y temblando por el orgasmo alcanzado, Patricia levantó la mano y me requirió. Faltaban unos minutos para terminar la clase y la siempre estudiosa y aplicada Patricia ya había terminado con la traducción de los poemas. Cuando me acerqué a su asiento para que me entregase el ejercicio, pillé a la chica mirándome embobada la entrepierna. Me había descubierto. Se acababa de dar cuenta de que su profesor estaba completamente empalmado. Empecé a sentir vergüenza. Patricia me miró a los ojos y luego otra vez a mi “paquete”, mientras me entregaba los folios con las traducciones. Justo en ese instante regresó Lucía al aula. Traía las mejillas todavía más sonrojadas que antes. Me miró y esbozó una sonrisa en su rostro antes de sentarse. Seguro que mis pensamientos no se habían equivocado. Y yo ahora ahí, delante de Patricia, desprotegido ante sus miradas. Ya con los folios del ejercicio de la joven en mi mano, me disponía a regresar a mi mesa, pero Patricia empezó a hablarme: le habían gustado mucho los poemas y quería saber si traduciríamos más. Cuando le dije que no, que tendríamos que volver a traducir a los autores más clásicos, como César, Salustio o Virgilio, me pidió información sobre dónde conseguir más poemas eróticos de Catulo para traducirlos por su cuenta. Le comenté que existían enlaces en internet donde los podría encontrar. Fue entonces cuando me apuntó en un folio su dirección de correo electrónico por si yo era tan amable de mandarle esos enlaces en un email. Le dije que sí, que no me importaba en absoluto y que esa misma tarde se los mandaba. Ella me dio las gracias y me sonrió, tras lanzar una última mirada a mi zona abultada. Me percaté entonces de que sobre la camiseta celeste y con adornos en negro de la cabeza de Mickey Mouse que llevaba puesta Patricia, se marcaban los dos pezones de la estudiante. Como dos botones, hacían presión sobre el tejido de la prenda. Daba la impresión de que tampoco llevaba sujetador debajo. 

Regresé, desconcertado a mi mesa. Hacía unos instantes creía haber encontrado en Lucía a mi acosadora. Pero ahora existía otra sospechosa. Con menos pruebas y menos posibilidades, pues esa marca de los pezones tampoco era una prueba concluyente, pero no podía descartar tampoco a Patricia.

La hora finalizó y después de recogerles a los demás alumnos sus traducciones y de despedirme hasta la siguiente clase, abandoné el aula con el sofoco de la excitación vivida y envuelto aún en un mar de dudas. 
Me quedaba todavía el resto de la mañana de clases. Y luego, la tarde en casa corrigiendo ejercicios y tratando de averiguar quién era la alumna que me estaba haciendo perder la cabeza. 


27 de abril de 2015

ORGULLOSO DE TI.

                                                             ORGULLOSO DE TI.


Este texto es para ti, amor mío. En esta ocasión no va a contener escenas de sexo ni nada de eso. Lo digo por si algún lector no quiere perder su tiempo.
Sé que te acabo de decir que ya me acostaba a dormir, pero antes quería escribirte unas líneas. Lo podría hacer en privado o decírtelo en persona, sin embargo lo quiero expresar en mi blog. No es por nada, es para que quienes quieran leer el texto sepan que soy el hombre más afortunado del mundo por tenerte a mi lado y que estoy orgullosísimo de ti.

Me aportas absolutamente todo en el día a día: ternura, amor, dulzura, comprensión, delicadeza, afecto, sexo, pasión, apoyo, ayuda, confianza.... Cada hombre dirá que su chica es la mejor del mundo, es normal. Pero créeme, como tú no hay ninguna. ¿Las razones? Las siguientes y no necesariamente en el orden en que van a aparecer, pues todas son igual de importantes:

1. Por aportarme seguridad en el ámbito personal y laboral.

2. Por recurrir a mí y confiar en mí cada vez que tienes un problema.

3. Por cada uno de los piropos que me regalas desde que te veo cuando despierto hasta que me duermo.

4. Por considerarme el mejor en mi trabajo.

5. Por hacer infinidad de locuras por mí, como despertarte en tu madrugada para mandarme besos o estar pendiente muy temprano a que regrese de trabajar para estar conmigo unos minutos. 

6. Por cantarme y tocarme en directo y superando tu timidez canciones románticas, haciéndolo mejor incluso que los propios cantantes originales. 

7. Por preocuparte por mí y por protegerme.

8. Por apoyarme en los días duros de trabajo.

9. Por esa risa tan preciosa que me regalas a menudo y que me cautiva.

10. Por ser la mejor diseñadora gráfica del planeta y haberme incluso hecho un retrato junto a ti.

11. Por levantarme el ánimo cuando mis días están un poco oscuros.

12. Por cada una de las miradas verdes e intensas que me dedicas cada día. 

13. Por regalarme cada minuto que compartes conmigo.

14. Por aguantar mis berrinches estúpidos.

15. Por pedirme perdón por cosas que no tienen importancia.

16. Por cada vez que me dices "te amo".

17. Por cada beso que me das.

18. Por las madrugadas en que no puedes dormir y vienes a buscarme para que te haga unos minutos de compañía.

19. Por ser la persona que mejor toca la guitarra, el ukulele y la que mejor canta e interpreta las canciones. 

20. Por poseer la voz más dulce y tierna que existe y que me desarma cuando me hablas o me susurras algo. 

21. Por usar esas palabras y esos diminutivos que tanto me gustan.

22. Por acordarte de mí en cuanto escuchas o ves algo de España. 

23. Por hacer siempre lo posible por pasar tiempo conmigo incluso en momentos o en situaciones inverosímiles.

24. Por tener que soportar en tu vida a personas estúpidas, maleducadas, groseras y machistas que son egocéntricas, que solo miran por sí mismos y se creen el ombligo del mundo y que pueden dirigir y dominar la vida de los demás sin importarles el daño que puedan causar. 

25. Por todo el sexo que me regalas: por tus fantasías, tus juegos, tus sorpresas, tus asaltos, tu fogosidad, tu intensidad, tu pasión, tu desenfreno. Todo esto aumenta día a día. 

26. Por apoyarme y estar a mi lado en mi práctica deportiva y cuidar mis rodillas.

27. Por enseñarme tantas cosas de la cultura, historia y gastronomía de tu país. 

28. Por tu belleza interior y física. Eres una auténtica dulzura y tienes los ojos más increíbles que he visto en mi vida y ese cabello precioso que con el cambio reciente de look resalta aún más la hermosura de tu rostro, el verde de tus ojos, la expresión de tu mirada, el hoyito en tu barbilla. 
Ya sabes lo que pienso de todo tu cuerpo. Tienes el cuerpo de una diosa, un cuerpo que despierta en mí deseo y unas ganas continuas de abrazarte, acariciarte y hacerte el amor. Me vuelve loco tu belleza natural.

29.  Por quererme así como soy.

30. Porque sin ti ya no soy capaz de vivir.


Creo que sabes el motivo de que justo hoy y a estas horas tan tardías de la noche te esté escribiendo este texto. Tal vez más de uno debería leerlo para darse cuenta de la joya de persona que eres y de que al otro lado del océano y a miles de kilómetros de distancia hay alguien humilde que está enamoradísimo de ti así tal como eres, que te respeta, que te valora en todas las facetas de tu vida y que se derrite por ti.

Ya me duermo, mi vida. No te preocupes por que sea un poco tarde. Tú te mereces absolutamente todo.

TE AMO, MI NIÑA.



26 de abril de 2015

RESPUESTAS Y APUNTES DE UNA SEXÓLOGA.

                                      RESPUESTAS Y APUNTES DE UNA SEXÓLOGA.


Quería compartir hoy con todos los lectores y seguidores del blog este enlace donde la sexóloga Silvia de Béjar responde a diferentes temas relacionados con la sexología. Me ha parecido bastante interesante. Eso sí, al menos en mi caso especialmente sus respuestas sobre las preguntas 15, 30 y 50 no se cumplen, al igual que en algunas otras. Pero supongo que la sexología tampoco es una ciencia exacta como las matemáticas. 

Os dejo el enlace.


Dentro de poco estará mi siguiente texto. Hasta entonces, un saludo a todos. 

22 de abril de 2015

DIARIO DE UN PROFESOR ACOSADO (1).

                                        DIARIO DE UN PROFESOR ACOSADO (1).








Hoy, como cada mañana, me disponía a disfrutar de mi media hora de descanso. Entré en la sala de profesores un momento para dejar unos libros, antes de salir ese pequeño rato a la calle a respirar un poco de aire y sentarme en un banco de un pequeño parque que hay al lado del centro académico donde ejerzo de profesor. Así lo hago siempre que la meteorología acompaña y no llueve. Al entrar en la sala de profesores, vi que en la taquilla que hay con mi nombre había un sobre rojo cerrado. En él se leía: “Para mi profesor de latín”. Me extrañó mucho su presencia, porque ahí solo me suelen dejar fotocopias y poco más. Intrigado lo cogí y me lo llevé conmigo a la calle. 

Cuando me senté en el banco, abrí el sobre. Había una extensa nota y dos fotos en color. Al ver las imágenes, se me cortó la respiración: la primera eran los pechos desnudos de una chica, bastante grandes. Tenía los pezones duros y salidos hacia delante. El color de estos, al igual que el de las aureolas, eran de un marrón intenso increíble. La chica debía de estar tumbada en la cama en el momento de la foto, pues se veía una sábana roja cubriendo justo a partir de debajo de las tetas. 

La segunda imagen  reflejaba el sexo húmedo y depilado de la joven y los muslos. La mano de la protagonista estaba situada sobre el sexo y uno de los dedos lo penetraba. Estaba abierta de piernas y el dedo se perdía en la raja que separaba los dos gruesos y carnosos labios vaginales. En ninguna de las imágenes se apreciaba el rostro de la chica, si bien en la primera se vislumbraba su barbilla y el labio inferior de la boca. Pero nada más. Era imposible reconocerla. 

Mi corazón empezó a latir rápido. Me aseguré de que no hubiera nadie cerca ni alrededor del banco y lancé un segundo vistazo a cada una de las imágenes. Mi polla se empezó a poner dura enseguida y noté cómo se agrandaba centímetro a centímetro. Guardé las fotos en el sobre y extraje la nota. No tardé en darme cuenta de que estaba perfumada. No soy bueno distinguiendo perfumes ni reconociéndolos, pero ese aroma sí que sabía cuál era: Channel nº 5. No había duda. Olí varias veces el perfume impregnado en el papel y me dispuse a leer la nota. No podía creerme lo que allí aparecía escrito ni de quién era. Se trataba de una de mis alumnas de latín. La nota era anónima y no venía firmada, pero sí que me daba ese dato inicial. ¿Cómo había hecho esa chica para depositar el sobre en mi taquilla? El acceso a esa zona del centro académico está vetado a los alumnos. ¿Habría aprovechado algún despiste del conserje? 
La nota continuaba de la siguiente forma:

“Ahora ya sabes que soy una de tus alumnas de latín. Soy mayor de edad y sé perfectamente lo que hago, así que no temas por nada. Soy una de las cinco alumnas que se sientan en primera fila en tus clases. Esto solo te servirá para que tengas una pista, aunque no para saber aún quién soy, de momento. Te deseo desde el primer día de clase cuando entraste por la puerta y nos dejaste con la boca abierta a todas las chicas. Sí, a todas, porque hemos hablado ya de eso más de una vez entre nosotras y a todas nos pasó lo mismo. Tu mirada tierna, tu rostro agradable, tu sonrisa eterna pese a lo temprano de las clases, sea lunes o viernes, siempre tienes una sonrisa dibujada en la cara. Y tu forma de hablar con esa dulce voz. 
Sé que mis compañeras sienten lo mismo que yo de una u otra forma y no quiero que ninguna se me adelante, por eso me he decidido a escribirte esta nota o carta, llámalo como quieras, tú eres el profesor, no yo. No voy a parar hasta conseguirte, hasta tenerte en exclusiva para mí. Y ya no me refiero solo a tu forma de ser ni a tu dulzura, ahora me voy a referir a otra cosa y me voy a poner un poco más obscena. Estoy deseando que llegue tu clase y que entres para poder mirarte el culo, cuando te giras a escribir en la pizarra. Clavo mi mirada en él y ya no la aparto hasta que te vuelves. Lo firme y apretado que se te ve bajo tus jeans y lo sensual que se mueve al desplazarte poco a poco de un lado al otro de la pizarra, eso me vuelve loca. Tampoco te quedas atrás cuando te pones de frente: doy las gracias al cielo los días en que tus camisas de cuadros no son demasiado largas y no te tapan la entrepierna. Porque mientras explicas, mientras nos hablas, mis ojos se van a esa parte de tu anatomía. Todo tu paquete se te marca a la perfección bajo el pantalón. ¿Qué es lo que escondes ahí debajo, mi profesor? No sabes la de veces que he imaginado el tamaño que debe de tener tu miembro, su forma, la de tus bolas….¿Cómo llevarás esa parte? ¿Con pelos? ¿Afeitada? Lo he imaginado durante las clases, en casa mientras estudio tu asignatura, en la ducha, en mi cama….Como seguro que te lo estarás preguntando, sí, me he masturbado pensando en ti. No es que me haya masturbado, es que me masturbo cada mañana antes de levantarme para venir a tus clases. Mi madre aún está en casa a esas horas, así que enciendo la tele y le doy un poco de volumen para que tape los gemidos que salen de mi boca y no se entere de nada. Me imagino que eres tú quien acaricia lentamente todo mi cuerpo, quien me besa y me abraza, quien despierta todas mis zonas erógenas solo con un roce de los dedos. Que eres tú el que me penetra, el que me mete ese miembro tan duro hasta el fondo de mi húmedo y joven coño, el que me lleva al éxtasis cada vez que me partes el culo con tus embestidas secas, duras y despiadadas. Que eres tú quien me llenas por completo de tu leche caliente y el que hace que me corra y chorree sobre mi cama cada vez que me masturbo. El que tiene la culpa de que tenga que dormir noche tras noche con la ropa de cama sucia y con las manchas secas de mi flujo blanco y de mis corridas porque no la puedo cambiar a diario, si no quiero que mi madre sospeche algo. 

Cada vez son más frecuentes mis sueños nocturnos y ardientes contigo. Hoy ha sido un ejemplo más de ello. Después del sueño ya no me he vuelto a dormir. Estaba tan excitada que no podía. Solo quería tocarme y masturbarme. Cuando abrí los ojos tenía el coño chorreando por tu culpa, por todo lo que me hacías y decías en el sueño. Debes saber que duermo desnuda por completo para que ninguna prenda me estorbe, cuando desee acariciarme y para sentir el roce de mi coño con las sábanas. 

Sé que hay otras alumnas que han empezado a vestirse de forma más sugerente y provocativa, solo para atraer tu atención. Yo no pienso quedarme atrás. ¿Te cuento un secreto? Desde hace unas semanas he dejado de usar ropa interior. Vengo a tus clases sin sujetador ni bragas. Solo traigo lo que me ves puesto, nada más. He hecho limpieza en mi cajón y he tirado todos los sujetadores, desde el primero hasta el último. ¡Estúpida costumbre de oprimir los pechos! También he tirado casi todas mis braguitas. Solo he dejado un par de tanguitas para alguna circunstancia especial o sugerente y nada más. Igualmente he conservado un liguero que compré hace tiempo y sus medias negras correspondientes. ¿Te gustaría verme con ese conjuntito puesto algún día en clase, con minifaldita y, por supuesto, sin nada más debajo? Se acerca el Día del Maestro: igual te doy una sorpresa. 
Mi madre descubrió el otro día que no uso sujetador. Estábamos comiendo y se percató de que se me marcaban los pezones sobre mi blusa azul y que se me transparentaban ligeramente. Se escandalizó un poco cuando lo supo. ¿Y tú? ¿También te has percatado ya? Quizás te hayas dado cuenta cuando te llamo para preguntarte alguna duda y te acercas a mí y me tienes a escasos centímetros. Lo mismo que yo te tengo entonces a ti y me llega el suave, rico y provocativo olor de tu after shave y percibo de forma directa toda tu sensualidad y todo ese imán erótico que transmites. Haces que me excite y que moje la entrepierna de mis jeans o de mis mallas (sí, esas que últimamente estoy usando más para que me mires el culito, si te apetece, cuando me levanto al terminar la clase). Termino tu hora con el coño empapado. Hay días que no aguanto más y, entre clase y clase, acudo como una desesperada al baño para volverme a masturbar después de tu clase de latín.

Te lo he dicho antes. Esto es solo el inicio, porque no pienso parar hasta tenerte desnudo ante mí, hasta que seas tú el que me supliques que te haga el amor, hasta sentir tu polla dentro de mí, hasta cabalgar sobre ella, tan dura y tiesa, hasta mamar tu verga y chupar y succionar tu pringoso glande, hasta que me partas el coño un día y otro, hasta sacar tu lado más salvaje, hasta que me cumplas una por una todas las fantasías que tengo en mi mente calenturienta, hasta volverte loco, hasta que me llames “puta”, tu “puta”.

Lo que he soñado esta noche te lo contaré en breve. Ahora ya me despido. No quiero robarle más tiempo de momento a mi sensual profesor. Pronto volverás a tener noticias de mí. Te deseo”.


Al acabar de leer la carta tengo que reconocer que estaba entre sorprendido y caliente. Todas esas cosas que me decía, esas confesiones…..Me empalmé por completo, sinceramente. El resto de la mañana ya no me pude casi ni concentrar. Di bien las clases, pero con mi mente puesta en la nota de mi alumna y en su ardiente contenido. 
Cuando llegué a casa, no aguanté más e hice lo que llevaba deseando desde que leí esa carta: me masturbé como un poseso recordando lo que había leído y contemplando las fotos de mi alumna. Lo sé, es una falta de moral y de ética profesional, pero uno no es de piedra.
  
Ahora no sé qué va a suceder mañana o pasado o cuando ella decida volver a la carga. Lo que es seguro es que me pasaré la primera hora tratando de averiguar en secreto y de forma disimulada quién es esa alumna, quién es la que ha iniciado ese acoso hacia su profesor. Estoy intrigado, me puede la curiosidad por saber su identidad. No puedo vivir con esta incertidumbre. No sé si podré dormir esta noche. Espero que solo a una de ellas se le marquen mañana en clase los pezones. 


                         

12 de abril de 2015

DE VISITA EN EL TEMPLO DE LA DIOSA.

                                           DE VISITA EN EL TEMPLO DE LA DIOSA.


Nervioso acudo a la cita concertada para la entrevista. No es la primera vez que tengo la gran suerte de que la auténtica  diosa del sexo responda a mis preguntas. La diferencia con respecto a la primera vez es que ahora soy plenamente consciente de que voy a entrevistar a una divinidad, a la maestra suprema del sexo. 

Me tiemblan las piernas, me late acelerado el corazón. Bebo un trago de agua de mi botella para aclarar mi voz. Las piernas parecen negarse a recorrer los últimos metros que me separan del lugar acordado para la cita, tu morada. He tenido que recorrer miles de kilómetros y salvar un océano para llegar hasta aquí y ahora no puede, no debe haber marcha atrás. Me armo de valor y llamo a la puerta de tu templo. Los segundos que tardas en abrir se me hacen eternos. Por fin apareces al otro lado del umbral de la puerta: tu pelo largo rojizo suelto, labios pintados de carmín, ligero toque de rímmel que resalta todavía más la enorme belleza y dulzura de tus ojos verdes y una leve capa de maquillaje sobre tus tiernas mejillas. Llevas puesto un camisón negro de encaje que deja muy poco a la imaginación. Me invitas a pasar y me conduces hacia tu estancia íntima. 

Te acercas paso a paso a tu lecho y, ante mi sorpresa, al llegar a la cabecera de tu cama te detienes. Bajas las tirantas del camisón y este se desliza ya sin freno por tu cuerpo hasta los pies. Te quedas completamente desnuda delante de mí y me muestras la enorme belleza de tu cuerpo. Dices que así es como te gusta estar cuando te encuentras tranquila en tu estancia o cuando duermes y me aconsejas que yo haga lo mismo que tú, que me desnude, que me libere de cada una de las prendas me cubren y que, realmente, no sirven para nada. Hasta que no me desprendo de toda mi ropa, no te quedas satisfecha. Es entonces cuando te tumbas en tu cama, me indicas que me siente junto a ti y que dé comienzo a la entrevista. Pero antes me pides una cosa: que cuando tenga todas tus respuestas, tu novio mortal, tu dulce, apasionado y sensual David, deje un comentario sobre cada una de tus contestaciones.  Sabes de sobra que él cumplirá tu petición.



1. ¿Cuál es el relato de este blog que más veces has leído? ¿Por qué?
El relato que más veces he leído y que sin duda es, por mucho, mi favorito de todos los que tienes es “Mi novia me folla el culo”. La razón es muy sencilla, ese relato me resulta particularmente íntimo y personal, puesto que es una de mis grandes fantasías. Como tú bien sabes, y no me dejarás mentir, el placer provocado por ese tipo de experiencia sexual, tan poco valorada por el género masculino, es inmenso y muy especial. 
Para mí, el hecho de ver reflejado en un relato ese nerviosismo y jugueteo propio de una “primera vez”, es espectacular y debo decir que el relato, como todos los que tú escribes, está impecablemente bien narrado. 

Sin embargo debo destacar también un par de relatos más recientes que tienen para mí un lugar especial en mi corazón, y en mi lista de relatos más leídos. Estos son “Un dildo de recambio”, y “Travesura en la estación”. Primero porque estos están enteramente inspirados y ambientados en nuestra relación y eso los hace genuinos y me llena de dicha. Segundo… son relatos en extremo ardientes y llenos de misterio, travesuras, deseos y… ¡nuevos juguetes! ¡Con lo que me encantan a mí los juguetes nuevos! 
Además, estos dos relatos son una mezcla tan clara de nuestros constantes juegos reales y la fantasía de estar por fin juntos y eso por sí sólo me estremece y me enloquece a grado máximo. El hecho de que hayas conseguido reflejar allí las cosas que nos han sucedido, los juegos y travesuras que hemos tenido y nuestros más grandes deseos e ilusiones, los hace perfectos.


David: Ya sospechaba que el relato que más te gustaba era el de “Mi novia me folla el culo”. Sabía que había otros (“Diario de una exhibicionista”, “Quid pro quo”..) que también te gustaban de entre los más antiguos. Pero el de “Mi novia me folla el culo” es especial. Pretendía reflejar la primera vez que tuve sexo anal cumpliendo esa fantasía tuya que ningún hombre antes te había permitido cumplir. Y así estaba yo ese día: nervioso, un poco asustado, sin saber muy bien cómo iba a salir todo aquello. Tú me fuiste indicando paso a paso cómo debía hacerlo, me tranquilizabas, me decías que en el momento en que me doliese o estuviese incómodo, parase. Pero no tuve que parar. Fue una experiencia increíble que ya he repetido más veces y que cada vez gozo más, especialmente ahora con mi propio juguete anal azul con vibración. 

Los otros dos relatos que citas son más recientes y reflejan esos juegos y travesuras continuos que tenemos los dos. Lo que sucedió el día en que compraste tus maravillosas bolas chinas y la forma en que las estrenaste (en un sitio público) nunca se me va a olvidar. Fue un rato lleno de morbo y muy excitante para mí.


2. ¿Has notado alguna evolución en los textos del blog, sea para bien o para mal?
He notado varias evoluciones que te describiré a continuación. Como en una ocasión te comenté, descubrí hace tiempo que yo tenía guardado desde hace un par de años un relato tuyo, más específicamente “Bendito sexshop” (¡con lo que nos gustan esos sitios!). Lo guardé porque es uno de mis relatos favoritos de todos los tiempos, es excitante y sorpresivo y está tan bien redactado que la lectura se hace fluida y relajante. 
Sin embargo con el tiempo fuiste mostrando relatos más desinhibidos y apasionados, con sexo más duro y un contexto más sólido en cuanto a la historia, y eso es algo que al menos yo disfruto muchísimo al leer. 
Cuando llegaste a la época de “Quid Pro Quo”, que es cuando te conocí de manera directa, se notaba en tus relatos un avance enorme y muy placentero. Tus relatos eran muy apasionantes, la historia no tenía fallos ni cabos sueltos y la narrativa era ya excelente. Leerte era apasionante y siempre se quedaba uno con unas ganas inmensas de saber qué seguía.
En adelante noté unos avances distintos. Por un lado, y por razones que tú y yo hemos discutido ampliamente, has incluido en tus relatos muchos temas que hasta entonces no habías tocado, temas más ardientes y a veces incluso un poco desconocidos para muchos, como el sexo anal para los hombres, el squirt, etc. Los juegos con objetos sexuales como dildos y bolas se hicieron más constantes y yo adoro eso. La confianza en las situaciones y las parejas de las que hablas se han vuelto más profundas. Y por supuesto, ese ligero toque romántico que está presente en muchos de tus últimos relatos, ese toque constante de dulzura y amor que me hace ver que incluso al escribir, mi dulce novio está siempre rondando por ahí… eso me derrite y lo sabes.

A mi parecer, tu progreso como escritor y narrador ha sido inmenso, y sin embargo no has perdido el toque de sorpresa y creatividad. 

David: Ya veo que has descrito con detalle mi evolución como escritor. Uno, a veces, ni siquiera es consciente de ella. Escribe un relato, otro, uno más…y no percibe tal vez esa evolución como sí lo puede hacer alguien que ha leído todos sus relatos y, algunos, en varias ocasiones. Si te digo la verdad, no suelo leer habitualmente mis relatos una vez que ya están terminados y publicados. Solo lo he hecho un par de veces, pero no es mi costumbre. Sé que la experiencia es un grado y que conforme escribes vas puliendo defectos o pequeñas cosas que antes quedaban sueltas. Sobre los temas, he procurado tocar muchos, aunque me haya centrado en unos más que otros. Hay temas de los que jamás escribiré (zoofilia, por ejemplo). Sobre amor filial escribí alguno en la página en la que publicaba mis relatos, pero aquí no se puede publicar sobre esa temática, según creo, por eso no hay ningún texto al respecto. Cuando te conocí y con el tiempo empezamos a usar juguetes eróticos y a comprar nuevos, empecé a introducirlos en mis relatos. Me fascinan esos juguetes, el placer que proporcionan y lo mucho que hacen disfrutar. Ahí sí noté que se había producido una evolución en mis textos, que hasta entonces carecían de ese aspecto. Mis tres visitas a un sexshop también han supuesto nuevas ideas para próximos relatos, sobre todo mis dos últimas en las que ya estuve más tranquilo y pude curiosear y mirar los artículos con más atención y calma. Sabes que te he prometido uno sobre esa temática y espero no tardar mucho en sacarlo a la luz. 

Me encanta combinar ese toque de dulzura que siempre está presente en mí mismo con sexo duro y salvaje, a veces hasta obsceno, no pasa nada por decirlo, pero siempre cuidando descripciones, lenguaje y sintaxis. 



3. ¿Podrías citar algunos lugares (que no sea la casa) donde hayas leído algunos de los relatos o textos?
Primero que nada, la oficina. Mientras estuve trabajando tiempo completo en una oficina como diseñadora gráfica recuerdo haber pasado algunas horas leyendo relatos tuyos, sobre todo cuando había alguna novedad o me avisabas de un nuevo relato, o me lo enviabas por correo. A pesar de que siempre prometía esperar a llegar a casa, la realidad es que mi paciencia era poca y mi ansiedad es siempre muy grande… leerte en la oficina hacía de ese trabajo tan difícil y a veces frustrante algo mucho mejor, me relajabas, me excitabas y hacías que mis días fueran más llevaderos, y que la hora de salida llegara más pronto.
Segundo era, por supuesto, el bus en el que volvía todos los días a casa. Mismas razones, mi poca habilidad para esperar a llegar a casa. 
Sabes de sobra que también los he leído en el trayecto de regreso de mis actividades con el pequeñito grupo “musical” del que formo parte; cuando volvemos de algún viaje largo he tenido oportunidad de leerte en varias ocasiones. Recuerdo con especial agrado la lectura de uno de tus últimos relatos hablando sobre  “La chica del ukulele”, mis ansias no me dejaron esperar y lo leí mientras veníamos en la camioneta, de regreso de un evento al que asistimos; en ese día, como te lo conté después, tuve un pequeño accidente; uno de mis compañeros, un chico de 34 años con el que me llevo bastante bien, iba muy atento a la pantalla de mi móvil y yo no me percaté hasta pasado un rato… en el reflejo de la pantalla pude ver que su mirada decía que le estaba gustando lo que leía, así que espero que después lo haya podido buscar y terminar la lectura. Debo reconocer que, haber sido descubierta leyéndote, fue una situación bastante excitante y llena de morbo… cosa que sólo consiguió encenderme más.

Sin lugar a dudas disfruto mucho de tus relatos cuando estoy en casa tranquila, pero no hay como esa excitación de leerlos fuera de casa y regresar con los jeans mojados en la entrepierna y muriendo por verte.

David: Esa impaciencia tuya, ese ansia, me vuelve loco. Casi nunca eres capaz de esperar mucho tiempo cuando te digo que he publicado un relato o te lo mando en  primicia para que seas la primera en leerlo. Cuando estabas en la oficina, sabía que los leías allí mismo porque me lo decías. Nunca se me olvidarán esas ocasiones en las que acababas excitada, con ganas de llegar a casa para tocarte a gusto, ya fuera en la ducha o en tu cama. A veces no podías aguantarte y en la misma oficina movías tus muslos apretando tu clítoris para sentir placer. O ibas al baño y allí te masturbabas. También en el bus disfrutabas entonces de mis textos, rodeada de gente. ¡Eso es tan morboso1 ¡Saber que tus jeans acababan mojados en la entrepierna por culpa de las lecturas y de lo que te provocaban! 
Por supuesto que conocía que en casa también lo hacías y lo sigues haciendo ahora, pero lo que fue para mí una sorpresa fue cuando me dijiste que los leías en la camioneta mientras regresabas de tus eventos y actividades. ¡Esa sí que fue una noticia sorprendente para mí! El morbo era todavía mayor y  ya ese día en el que te pillaron leyendo el texto fue el remate. Tarde o temprano tenía que suceder y noté que te tuvo que encender mucho el ser descubierta porque a las pocas horas tuvimos un rato de sexo increíble.  Saber que mis relatos te provocan ese estado de excitación es un verdadero estímulo para mí. Hace que al escribir trate de buscar siempre ese punto de sensualidad, erotismo, pasión y ardor que susciten esas ganas en ti en primer lugar y luego en el resto de lectores.  



4. En el blog hay textos de muy diversos tipos y temática. ¿Echas en falta algún tema o situación sobre los que pudiera escribir un relato?
Hecho en falta algún relato de tipo “incestuoso” (llámame pervertida, si lo deseas), en verdad que esa temática me gusta mucho y a ti te sale de maravilla, ya la has usado en ocasiones y te queda muy bien… echo de menos verte escribir sobre esa temática. Sé que últimamente andas liado con el trabajo y no tienes mucho tiempo libre pero espero que pronto podamos disfrutar algún relato tuyo de esa temática…

También te he comentado ya lo mucho que me gustaría leer un relato sobre exhibicionismo. Me enamoré de tu “Diario de una exhibicionista” y ya muero por leer ese relato sobre exhibicionismo que me prometiste escribir pronto… no lo apresures, que sé que te quedará perfecto.

David: ¡Esto sí que es novedad! Sabía que había algunas temáticas que te gustaban mucho (sexo anal, exhibicionismo) pero lo del tema del “incesto” se me había pasado un poco por alto. En efecto, escribí varios textos sobre esa temática en la página de relatos en la que antes publicaba. Aquí, en el blog, no puedo escribir sobre ese tema. Leí por ahí en las normas que no estaba permitido, o eso me pareció entender. Es por ese motivo por el que no he vuelto a publicar sobre esa temática. Pero te prometo que te escribiré relatos de ese tipo para ti personalmente. 

El relato sobre exhibicionismo del que hablas ya lo he comenzado. Lo empecé hace algunas semanas. Ya sabes que por motivo de trabajo no he tenido mucho tiempo últimamente para la escritura. Pero será el siguiente relato largo que publique. Y luego el que te prometí sobre nuestra visita al sexshop. Ya no te doy más pistas que luego te pones ansiosa y no me paras de preguntar que cómo llevo los relatos. 



5. Hay varios textos, “Mi novia me folla el culo”, “Diario de una exhibicionista”, entre otros, que sé que te gustan bastante. ¿Por qué motivo?
Ya sabes que soy una verdadera apasionada del sexo en prácticamente todas sus prácticas pero también sabes que hay temas que me dan un morbo especial. El tema “anal” para el sexo masculino es algo con lo que había estado inquieta muchos años, sin animarme a pedírselo a alguno de mis torpes exparejas… sin embargo cuando te conocí, y después de darte una ligera explicación… estuviste dispuesto a tocar el tema y los relatos que has hecho sobre ello han sido perfectos… justo con el morbo necesario para hacerlos espectaculares… ese tema particular me vuelve loca, lo sabes de sobra. 
En cuanto al exhibicionismo, si bien es un tema que no practico de manera directa, sí disfruto enormemente de la lectura sobre ese tema. Creo que son de esas situaciones que a todos nos gustaría probar, pero que al final quizás nadie haría… pero son sin duda las que más juegan con nuestra imaginación… ¿o me equivoco?

David: No te equivocas, ni mucho menos. La temática del exhibicionismo o del voyeurismo resulta también muy morbosa para mí. La mente juega con esas situaciones que nos gustaría vivir y experimentar pero que no nos atrevemos a llevar a cabo, en la mayoría de los casos. Disfruto mucho escribiendo sobre ese tema y también leyendo otros textos. 

Sobre el sexo anal, sabes que al principio, cuando me lo pediste, pensé que en los hombres era una práctica más propia de chicos homosexuales y me quedé un poco sorprendido. Me lo explicaste con calma y tan bien que me hiciste ver que era otra forma más de experimentar placer. ¡No sabes cuánto te agradezco que me lo pidieras y que me ayudaras a practicarlo! Para mí fue un honor cumplirte esa fantasía.

6. ¿Has llegado a recomendar a alguien alguno de los relatos del blog o el blog en general? ¿A quién?
Sin duda alguna. Los he recomendado particularmente a mis lectores, dentro de algunos de mis textos pero también, de manera particular, a los que me han hecho el honor de dedicarme unos minutos para enviarme un email felicitándome por mis relatos o diciéndome que les han gustado. 
Esto lo he hecho por un par de razones particulares, la primera y más importante, tus relatos son excelentes… merecen ser leídos y creo que todos deberían tener esa oportunidad. 
La segunda aplica sólo en algunos casos particulares. Como sabes, llegué a recibir algunos muchos correos de hombres lectores que, al ver que yo escribía relatos, pensaban de manera ridícula y absurda que podían tener alguna oportunidad sexual conmigo. Llegaron a pedirme fotografías de mi cuerpo, solicitudes para chatear, pedían que les diera acceso a mi webcam o incluso, llegaron a insultarme diciéndome cosas como “puta” o “zorra”, incluso hubo algún iluso que me ofreció dinero por ser su sumisa… en fin, situaciones que te he contado y que me han molestado al punto de tener que quitar mi dirección de correo electrónico del blog. Al tener que ser muy categórica con esos individuos, he tenido oportunidad de restregarles en la cara que no necesito más de lo que tengo con mi novio… y por supuesto eso ha implicado una atenta invitación a leer a mi escritor favorito, si bien no les he facilitado el link, si los he mandado a leer tus relatos y comprobar ellos mismos que tengo más de lo que podría desear al lado tuyo. Bofetada con guante blanco… espero no te desagrade.
Por otro lado he recomendado tu blog a amigos muy específicos, especialmente a dos de ellos… una, mi amiga Sandy, espero aún la recuerdes… ella ha disfrutado mucho de esa lectura en tus relatos. Por otro lado, un amigo que recientemente ha tenido problemas de tipo sexual, solo un incentivo para que él y su novia encontraran el fuego que se les estaba escapando… espero que haya sido útil.

David: Conocía, por la lectura de tus relatos, que dentro de ellos hacías referencias a veces a mis textos. Y no sabes cuánto te lo agradezco. Siempre me tienes en gran consideración y no sé si de verdad merezco todos esos elogios tuyos como escritor. En serio, te lo agradezco mucho. 

En efecto, me comentaste en su día que estabas recibiendo algunos correos molestos y ofensivos. Lo pasaba un poco mal sabiendo que por dedicarte a escribir este tipo de relatos tuvieras que soportar todo eso o alguna broma pesada de gente maleducada y que pretendía malmeter. He visto que has quitado tu dirección de email de la página y, sinceramente, me alegro porque así no tendrás que soportar a tipos maleducados locos y “salidos”. Yo también recibí más de un correo con propuestas “asquerosas”, y al final decidí irme de la página cansado de ellas y de bromitas que pretendían herir. Tal vez tuve parte de culpa por escribir relatos en los que aparecíamos tú y yo como protagonistas y eso despertó y atrajo a muchos buitres y “buitras”. Pero cada uno tiene derecho a escribir de lo que quiera, si no molesta a otros. No creo haber molestado a nadie con esos textos y, sin embargo, yo sí tuve que soportar a esos descerebrados y descerebradas. 

Lo de las bofetadas de guante blanco está perfecto. Recibieron una buena lección. 
¡Claro que me acuerdo de tu amiga Sandy! No sabía que ella leía y disfrutaba de mis relatos. Si mis textos han servido como terapia para esa pareja, sería una enorme alegría para mí. Si una pareja se quiere y se ama tiene que luchar hasta el final por ese amor. Espero que les vaya bien.


7. ¿Prefieres la lectura de relatos eróticos, donde la imaginación juega un papel importante,  o ver vídeos o películas con contenido sexual, con todo mucho más visual y explícito?
Me gusta la cuestión visual en los vídeos y todo eso, tú lo sabes, de pronto siempre me encuentro alguna película soft-porn en la tv en la noche o curioseo algún vídeo… pero siempre tengo algún problema con lo que es demasiado visual… los hombres musculosos y llenos de “bolas” por todo el cuerpo me resultan desagradables a la vista… los que se ven demasiado “fuertes” y de músculos endurecidos me dan un poco de asquito, y eso en automático me apaga. Yo sé que a la mayoría de las chicas, ese tipo de hombres marcados y musculosos les gustan, pero a mi me parecen feos… Segundo, las chicas son demasiado flacas, exageradas en su actuar, gritonas y dramáticas, en su mayoría… y eso es desesperante, me dan ganitas de ponerles una mordaza para que no sean tan ruidosas todo el tiempo… esas cosas son una exageración. 

Prefiero un millón de veces la lectura, primero porque me apasiona leer, independientemente de si es erótico o no, la lectura siempre me resulta excitante. Por otro lado, es más fácil dejar que la imaginación vuele, además las historias y la trama suelen ser mucho más interesantes.

David: Es lo que tiene la lectura: hace que la imaginación vuele y recree lo que estás leyendo. Eso siempre te abre un mundo de emociones internas que no se puede igualar con nada. Yo también disfruto más con un buen relato que con vídeos porno o eróticos, aunque no te voy a negar que algunas veces he curioseado y he visto algunos breves. 

Me alegro de que seas de esas chicas a las que no les gusten los “supermusculados”. Sabes de sobra que a mí ni las delgaditas ni las rubias me llaman la atención, ni las que se operan partes de su cuerpo o los pechos. Me gustan las mujeres naturales y en esas películas y vídeos brillan por su ausencia. Tú eres dulce, romántica, inteligente, guapa, natural, latina, ardiente, con ese cuerpo que la madre Naturaleza te ha dado. La mujer perfecta. 


8. Hace unos días, en la madrugada del día 24.2.15, te despertaste, leíste algún relato del blog, te tocaste con los deditos y llegaste al orgasmo. ¿De qué relato o relatos se trataba?
Fue “Travesura en la estación”, ese relato, contando de esa manera mezcla de fantasía y mezcla de realidad, la travesura que te hice el día que compré las bolitas rosas… ¡no tiene comparación!. Ese relato te ha quedado perfecto.
Y ver ahí la foto de las bolitas, y todo lo que describes; el detalle con el que investigaste sobre mi ciudad y la manera en la que mezclaste las cosas que en realidad sucedieron en esos días… me vuelves loca con esa historia.

David: Lo que experimenté ese día es indescriptible. Me habías prometido que entrarías un día en ese sexshop y que comprarías las bolitas, pero me pillaste desprevenido. No sabía que fuera tan pronto y, además, no me dijiste nada hasta que estabas en la puerta del establecimiento. Todo el proceso de tu breve estancia en el sexshop, la compra, tu entrada al servicio de la estación y el estreno allí mismo de las bolitas hizo que me excitara y tuviera que tocarme. Fue una situación llena de morbo. Además, me lo fuiste narrando paso a paso y mostrando a través de fotos y vídeos. Todavía lo tengo grabado en mi mente. Lo mínimo que podía hacer era dedicar un relato a esas bolitas chinas.



9. ¿Piensas que recibimos la suficiente educación sexual cuando somos pequeños? 
Creo que recibimos muy poca y sólo la estrictamente necesaria. En el colegio y en la casa te enseñan lo que creen que es apropiado y necesario decirte, y no más. Te dicen la diferencia entre “pene y vagina”, te dicen para qué sirve cada uno, te hablan de los cambios fisiológicos y de anatomía, te hablan de datos médicos, embarazos y métodos anticonceptivos, de la menstruación y de las enfermedades; pero dejan a un lado lo que es más real, lo sensitivo, la masturbación, el placer y el deseo. Se olvidan de mencionarte qué es y para qué sirve el clítoris, conformándose con una mención rápida y superficial, te hacen ignorante sobre otro tipo de prácticas sexuales como el squirt, la masturbación o el sexo anal y oral. Te hacen sentir culpable si te masturbas y te prohíben conocer tu propio cuerpo, no se mencione nada de conocer el cuerpo de alguien más porque entonces se pone peor. Al final la mayoría quedan confundidos y tienen que aprender por los amigos, o por lo que oyen, o a propia mano… o, supongo en estos tiempos recientes… con el internet. Y todos sabemos que eso puede resultar aun peor.

David: Hace no mucho puse un enlace sobre la masturbación y comenté un poco sobre ese asunto. Coincido en absolutamente todo contigo. Muy poca información se nos da cuando somos pequeños tanto en casa como en el colegio. De hecho, no recuerdo que en casa mis padres hablaran conmigo sobre sexo. La información que recibí fue en el colegio por parte de uno de mis maestros que nos explicó las cosas básicas. Siempre recordaré una cosa que nos dijo poniéndonos como ejemplo su propia experiencia con su esposa: que después de hacer el amor tuviéramos palabras muy dulces con nuestra pareja y la abrazáramos, la besáramos y la acariciáramos con ternura. 



10. Recuerdo que hace muchos años (no sé si todavía seguirá ocurriendo en ciertos ambientes) los sacerdotes amenazaban y asustaban a los adolescentes diciéndoles cosas como que si se masturbaban irían al infierno o se quedarían ciegos. ¿Por qué crees que la masturbación se consideraba como algo “prohibido”? ¿Cómo crees que ha evolucionado con el tiempo esa consideración?
Creo que se consideraba y se sigue considerando prohibido por ignorancia, en su mayor parte. Se nos ha enseñado que hay partes de nuestro cuerpo que todos pueden ver y partes del cuerpo que nadie debe ver, pero se nos hace creer que ni siquiera uno mismo tiene derecho de ver esas partes prohibidas; hay una extraña creencia de que la masturbación es algo sucio, pervertido y de poca moral. Que es para los que tienen la mente “cochambrosa”, como decimos aquí. Te hacen sentir culpable en lugar de enseñarte que hay momentos y formas de disfrutarla en forma sana. 

Pocas personas le dicen a los adolescentes o niños la parte sana y buena de la masturbación, el hecho de conocer sus propios cuerpos, de aprender a disfrutar sin la presión ni influencia de nadie más. Los beneficios sexuales al poder disfrutar uno mismo sin tener que ponerse en riesgo de embarazos no deseados o enfermedades sexuales (sobre todo los adolescentes que están sobrados de hormonas y excitación sexual y que eso los lleva en muchas ocasiones a que el desenfreno les impida medir riesgos y consecuencias) 

No te dicen, sobretodo como mujer, que no estás obligada a tener sexo cuando tu pareja tenga ganas y que está bien si él o ella se masturban un día sin ti porque les apetece. O lo contrario, que es sano que lo hagas tú o que si, durante el acto sexual en pareja, no consigues disfrutar al 100% está bien que te masturbes durante, antes y después del sexo si eso te ayuda a llegar al orgasmo. 

No te dicen los beneficios emocionales y terapéuticos de un rato de masturbación, aun si está no lleva necesariamente al orgasmo.

Creces escondiéndote de que tus papás te vean masturbándote, pero lo haces de todos modos. Luego te escondes de tu pareja para que no te mire hacerlo o simplemente nunca lo haces y vas por ahí esperando a que alguien más aprenda por sí mismo a darte placer sin saber tú mismo como hacerlo. ¿No te suena que aquí algo está mal?
A mi parecer, muy a pesar de lo que se dice… no ha habido una real evolución en ese aspecto… un pequeño avance, sí… pero no lo suficiente para llamarle evolución.

David: En efecto, considero que hoy día, en cierta forma, la masturbación sigue siendo mal vista. Si un padre o una madre sorprende a uno de sus hijos masturbándose, en la mayoría de los casos le caerá una riña a ese joven, malas caras, charla…¡como si hubiera matado a alguien! En algunos ámbitos de la sociedad sigue viéndose como algo inmoral o pecaminoso. Asustan y privan a los jóvenes de explorar a solas su propio cuerpo, disfrutar de su sexualidad, sin presiones, de forma sana y segura. Lamentablemente en el caso de las mujeres es todavía peor y creo que la sociedad está tan atrasada aún que, si una chica reconoce o confiesa que se masturba con frecuencia, la tildan de todo menos de “bonita”.

Por otra parte, la masturbación en pareja es una práctica más en las relaciones sexuales y da múltiples formas de aumentar la excitación y el deseo mutuo: se pueden masturbar de manera recíproca los dos miembros de la pareja, primero uno y luego el otro y antes, durante y después de un rato de sexo. Sabes de sobra que me gusta que, cuando yo me corro, te quedes unos minutos más jugando con tu cuerpo desnudo, esos días en los que necesitas continuar un poco más. Para mí no es ninguna ofensa ni nada. Cada persona tiene sus necesidades y hay que respetarlas. 


11. ¿Consideras que en la sociedad en general sigue siendo tema “tabú” hablar sobre determinadas prácticas sexuales (orgías, dogging, tríos…)?
Sin duda lo es, pero creo que la principal razón es la irresponsabilidad con la que estas prácticas se realizan en su mayoría. Puedes fácilmente ser presa de un arresto, de una enfermedad, un embarazo. Generalmente estas prácticas se realizan en total inconciencia, alcoholizados o drogados, ojo que dije “generalmente”, más no “siempre”. 

Yo no estoy para nada en contra de estas prácticas, pero en general creo que casi siempre son realizadas en influencia de factores externos como los que ya mencioné… cuando éstas cosas no se hacen estando 100% consientes, en común acuerdo de todos los involucrados, estando todos a gusto y en pleno uso de facultades… creo que es comprensible y lógico que se vuelvan tabú. Nadie quiere irse una noche a bailar y despertar al día siguiente en una celda porque te encontraron ebrio teniendo sexo en la calle y no recordar nada; o amanecer desnudo en una habitación con otras diez personas y saber que el alcohol o las drogas te llevaron a hacer una locura y que probablemente has tomado un riesgo tonto. Creo que el tabú cae, casi siempre, donde las cosas no se hacen a conciencia.

David: No tengo nada en contra de esas prácticas, siempre y cuando se respete al otro o a los otros. Pero es como tú dices: si no se realizan con cuidado, vienen las enfermedades, los contagios, los embarazos no deseados, el aparecer o despertar con personas que desconoces por completo. El consumir alcohol o drogas provoca que se pierda el control de la situación y uno puede acabar realizando cosas de las que termine arrepintiéndose el resto de su vida. 


12. Entramos en preguntas un poco más íntimas relacionadas contigo, con tu novio David, con vuestros encuentros sexuales. ¿Qué petición o juego sexual que te haya hecho David te ha sorprendido o gustado más? ¿Por qué?
Debo decir que, sin duda alguna, todas las peticiones que me hace mi David son demasiado buenas y siempre me gustan y me sorprenden mucho. Sin embargo, recuerdo con especial cariño y sorpresa una vez que me dejó un pequeño “relato” en un documento en la carpeta que tenemos compartida. Primero me daba una serie de instrucciones y órdenes… principalmente que no se me ocurriese leerlo en otro sitio que no fuera mi cama. Además, me indicaba que debía leerlo desnuda y que debía tener el dildo cerca. Lo interesante no era sólo que me diera esas instrucciones, sino que el relato era en una temática similar. Hablaba de él, como mi amo, dándome instrucciones y exigiendo que hiciera cosas con el dildo, con un interesante lápiz adhesivo que yo tenía en mi oficina, cosas con una tanga, etc. Lo interesante fue que… después de leer yo el relato, con todas esas cosas tan excitantes y divertidas, me enteré de que la última instrucción que debía cumplir era que haríamos realidad el relato… eso fue muy excitante, y ese tipo de juegos que implicaban llevar alguna cosa especial dentro durante mi horario en la oficina, o hacer travesuras en esas horas. La primera vez que me pidió que jugara con la tanga que me había hecho ir a buscar fue también muy excitante. Cuando se le ocurren cosas así que son más raras, o inusuales… esos son los días que me vuelve completamente loca.

David: La verdad es que esa petición fue algo que se me ocurrió uno de esos días en los que estoy excitado y caliente. Te había pedido cosas otras veces, pero eran peticiones mientras teníamos sexo, es decir, más inmediatas en cuanto a la realización. Sin embargo, cuando te puse  esas instrucciones en la carpeta, quería que pasaras un día completo, desde que te levantases hasta que llegaras a casa después de tu jornada en la oficina, sintiéndome, pensando en sexo, ansiosa por regresar y completar mis instrucciones. Me gusta ese juego amo-sumisa y que a veces intercambiemos los papeles y seas tú, como has hecho en muchas ocasiones, la que me des órdenes. Disfruté mucho ese día viendo como cumplías paso a paso cada una de las indicaciones.
Tomo nota de que eso te vuelve loca y seguiré sorprendiéndote con ese tipo de juegos. 


13. ¿ A qué se debe ese especial “interés” tuyo por que tu novio practique ciclismo?
Es algo muy simple de entender… cuando mi novio practica ciclismo, usa una ropa ceñida… muy ceñida… y esas prendas, sobre todo el pantalón de ciclista (o cómo sea que se llame), se ajustan a todas las preciosas partes de su anatomía, remarcan su precioso culito… sus torneadas piernas, sus muslos tan ardientes y bien formados, esas pantorrillas tan bonitas y sensuales… y por supuesto, su enorme paquete en la entrepierna, ni siquiera esa parte de la prenda que tiene ese ligero acolchonamiento es capaz de cubrir lo que guarda ahí dentro. Saber que, por cuestiones de comodidad y para evitar rozamientos innecesarios, no lleva bóxer, y poder ver en algunas fotos como su paquete se marca en esa prenda aún sin necesidad de estar en plena erección… es que es impresionante verlo… además él es muy guapo, todo le queda bien.

David: ¡Mira la que va a hablar de belleza y de que todo le queda bien! ¡Amor, me has puesto colorado como un tomate con tantos piropos!

El pantalón ciclista se llama “culotte”. Lleva un acolchado por la parte de atrás para que el culo no te duela después de varias horas sobre el sillín de la bicicleta. Por delante, que es a lo que tú te refieres, lleva lo que se llama “badana”: es como una especie de círculo con un tejido especial que protege el pene. El problema, al menos en mi caso, es que mi miembro no queda nunca  justo sobre esa badana, en ninguna de las prendas que tengo o he utilizado. Solo llega a proteger mis testículos y un poco el comienzo del pene. Lo demás me queda fuera y en cuanto pedaleo, con el movimiento, es todavía peor, pues ya casi no cubre nada. Y sí: para evitar rozamientos e incomodidades, no uso nada debajo. Esa prenda está diseñada ya para eso, no se requiere ropa interior.  


14. ¿Puedes contar algún juego sexual que hayáis llevado a cabo relacionado con lo anterior?
Por supuesto. Siempre le pido que me mande algunas fotos de mi ciclista, me manda siempre algunas durante su recorrido, donde puedo verlo de cuerpo completo y distinguir bajo la ropa esa parte de su anatomía que es imposible ocultar; luego me deja ya siempre algunas fotos de acercamiento a su entrepierna, donde puedo distinguir la forma entera de su polla cubierta por esa ceñida prenda, y ver como difícilmente logra cubrirla. En algún par de ocasiones le he pedido que se masturbe hasta el orgasmo con la prenda puesta, y he recibido a cambio videos y fotos del proceso y de la conclusión… ese líquido que desde el inicio empieza a empapar la prenda y que al final, de manera incontenible, escapa entre el tejido y se deja ver por el frente… es espectacular.

David: Cuando los domingos por la mañana me despido de ti y te digo que voy a practicar ciclismo, me encanta que me pidas fotos o propuestas más sensuales y ardientes. Hiciste varias veces que me corriera sobre el “culotte” y fue un placer hacerlo así. Has descrito a la perfección todo el proceso. El otro día te comenté que si te parecía bien poner una foto de mi “culotte” pero sin tenerlo puesto, solo la prenda. Tú, inmediatamente me pediste que pusiera una en condiciones, con la prenda puesta. Te dí a elegir la que tú quisieras y esta fue tu elección.





15. ¿Qué petición o “travesura” tuya que David te haya cumplido podrías destacar?
Sin duda me ha cumplido muchas fantasías y peticiones, pero la que más me ha gustado es cuando le he pedido que vaya solamente con los jeans a trabajar, es decir, sin bóxer ni slip ni nada de eso. No sólo me ha dado el gusto de saber que se va así a trabajar… además he podido notar con mucho agrado como ni siquiera el grueso tejido de los jeans es capaz de ocultar el miembro de mi novio, incluso dentro de los jeans su miembro es lo suficientemente grande para notarse… y eso me fascina. 
Pero la mención honorífica se la lleva con todas las ocasiones que me ha dejado jugar con su culito, el haberme permitido el honor de desvirgárselo y sobre todo el día que me sorprendió comprando un dildo igual a uno de los míos para poder usarlo en su culito… ¡eso se lleva la medalla de oro!

David: Has logrado conmigo cosas que jamás pensé que haría. Me has enseñado muchas cosas, a abrir más mi mente en el sexo, a jugar, a crear situaciones. Antes dejaba eso para los relatos, pero ahora, gracias a ti, lo practico en mi día a día. En efecto, me desvirgaste el culo. Eso es mérito tuyo. Compré ese dildo porque veía lo mucho que tú disfrutabas cuando usabas el tuyo. La casualidad hizo que en el sexshop hubiera uno idéntico y no lo dudé. La primera vez que lo usé contigo casi me corro tras varios minutos con el dildo entrando y saliendo y con la vibración activada. De hecho me hubiese corrido,  pero unos segundos antes de llegar a la eyaculación me pediste que dejara el dildo y que empezara a tocarme la polla. Ahí dentro, en el ano de un hombre, también hay un punto “g” que puede llevarte a explotar de placer. 
Cuando me pediste la primera vez que fuese a trabajar sin bóxer no slip, no lo dudé ni un momento. Quería experimentar esa sensación nueva para mí, sentir el roce del jeans directo sobre mi pene. Estuve encendido todo el día y con la punta del miembro húmeda continuamente. Hora ya me lo pides con mucha frecuencia y otras veces soy yo mismo el que decido no usar prenda interior. 


16. Sé que posees ya varios juguetes eróticos. ¿Hay alguno que te gustaría añadir a tu colección? ¿Cuál y por qué?
Sin duda alguna deseaba, hasta hace unas semanas, añadir un dildo nuevo. A pesar de contar con un hermoso dildo rosa que se conecta vía wifi para que mi novio pueda controlarlo desde lejos, y a pesar de tener uno más flexible y pequeño que es muy versátil y cómodo, sobretodo para la práctica anal… me hacía falta un detalle muy específico… y es que el miembro de mi David es grande… más de 17.5 deliciosos centímetros que sin duda me vuelven loca. Y los dildos que tengo, desgraciadamente, no son tan grandes. Anteriormente, antes de esos dos, tuve un dildo grande, de 18cm, flexible y grueso, con venas marcadas alrededor; sin embargo el exceso de uso inicial le arruinó la vibración, y la falta posterior de uso arruinó el material, tomó una textura extraña de tanto estar guardado. Así que deseaba adquirir algo parecido, sobretodo porque quería que, cuando me masturbara en casa, pudiera sentir algo mucho más similar a la polla de mi novio, tamaño y grosor parecidos, y finalmente hace un par de semanas ese dildo… enooorme, llegó luego de un par de días y es justo como lo quería. Las medidas exactas, la curvatura perfecta, y esa simulación de venas y glande que me hacen sentir a mi David mucho más cerca.
Ahora debo decirte que deseo poder agregar alguno más de la misma marca que el que se conecta vía Wifi… aunque debo ahorrar mucho más para eso y decidirme, porque no estoy segura si quiero el dispositivo que se pone dentro de una tanga, y dejar que mi novio lo maneje desde España a cualquier hora del día o si quiero un dildo grande y grueso, de esos tipo “conejo” que tienen esa protuberancia que sale hacia el clítoris… en fin… la marca OhMiBod tiene tantas opciones!
 ¿Tú qué opinas?


David: ¡Te noté tan emocionada el día que encontraste ese dildo rosa, perfecta imitación de mi pene, y que decidiste encargarlo! Nunca se me olvidará el día del estreno, lo mucho que disfrutamos. Fuiste capaz de metértelo entero, hasta el fondo, en medio de un enorme placer. Me encanta que tengas y usemos juguetes eróticos y que los emplees en cualquier momento. Ese dildo rosa es sencillamente perfecto. 

¿Quieres mi opinión? Difícil decidirme. Antes que nada pedirte que no hagas gastos desmesurados, por favor. Con los juguetes que ya tenemos nos lo pasamos en grande. Pero suponiendo que un día tuvieses la posibilidad de adquirir uno nuevo, la elección es difícil. Ese dildo tipo “conejo” que me enseñaste en su día se ve magnífico, con esa parte especial destinada al clítoris. Debe de sentirse muy bien y seguro que te provocaría unos orgasmos interminables. 
La tanga con vibrador me fascina. El hecho de que la lleves y yo poder controlar la vibración, aumentarla, disminuirla, volverla a aumentar, sería también un sueño.  Creo que dejaré que tomes tú la decisión, si llega el momento, y que me sorprendas con esa compra. 


17. Antes de conocer a David, me consta que no disfrutabas mucho de tus pechos en cuanto a zona de estimulación. ¿Qué fue lo que cambió cuando lo conociste para que ahora ya sí los disfrutes plenamente?
Mira, para explicarlo te diré por qué no me gustaban. Mis pechos eran, como sabes, pequeños… no conseguía llenar con ellos ni siquiera una talla 32-A, ningún sostén lograba ajustarse del todo, me quedaban siempre grandes y me causaba un poco de trauma todo eso. Las mujeres en mi familia son de pechos grandes, me sentía un poco mal desde hace años. Para colmo, tuve un novio… un horrible novio que me llegó a mencionar que sería bueno que me hiciera cirugía plástica para aumentar el tamaño de mis pechos, incluso decía que él la pagaría. Eso sólo hizo que me sintiera aún peor, puesto que tenía ya de conocimiento que no podía satisfacer a mi novio en ese aspecto (y creí que sería igual con cualquier hombre). Todas estas cosas hicieron que mis pechos y yo no tuviésemos conexión… podía tocarlos durante la actividad sexual y no sentía absolutamente nada, incluso me era incómodo.
Sin embargo, cuando conocí a David, una de las primeras cosas que le gustó de mí fue precisamente eso, me piropeaba sobre el tamaño y redondez de mis pechos, sobre el color y forma de mis pezones; me decía todo el tiempo que le gustaban muchísimo y que eran pechos perfectos. Eso hizo que poco a poco yo empezara a verlos así también, y entonces empecé a disfrutarlos y a sentirlos. Después de un tiempo decidí que si el sostén no me ajustaba bien, simplemente dejaría de usarlo… al diablo con la estúpida norma de que las mujeres deben usar sostén… un sostén sostiene, por lógica, y si mis pechos no eran grandes, no necesitaba ese soporte, así que dejé de usarlo. Después de varios meses noté con sorpresa y agrado que, después de dejar de apretujar mis pechos con el sostén, estos habían aumentado de tamaño, cosa que pude confirmar cuando intenté ponerme uno de mis viejos sostenes y no logré ni siquiera cerrarlo… así que… ahora los amo, no sólo por el aumento significativo de tamaño, sino también porque ahora he aprendido a apreciarlos así como son… y así son perfectos.

David: Cuando vi por primera vez tus pechos me resultaron muy atractivos y sensuales. Eran perfectos: tan redondos, con ese color intenso y oscuro de sus aureolas y pezones. Me parecieron preciosos. Así te lo dije y así te lo seguí diciendo cada vez que los veía. Me contaste toda la historia que tenían detrás y que ya has explicado antes. Me parecía increíble que una chica como tú, tan preciosa y guapa, tan agradable en el trato, dulce y romántica y tan sensual, que además tenía unos pechos muy bonitos, no los viera así y no hubiese logrado disfrutar aún de ellos. Que existan hombres tan estúpidos que le hagan ese tipo de sugerencias a una novia sobre la cirugía para aumentar los senos es algo inconcebible. ¿Cómo puedes decirle eso a una mujer? ¿Ni siquiera era capaz de apreciar la belleza de esos pechos? ¿No se daba cuenta además de que esos comentarios hieren? Podía seguir horas, porque me indigna, pero si no, no terminaría nunca. 
Y  pienso lo mismo si fuese una chica la que le hiciera un comentario similar a su novio sobre alguna parte de su cuerpo. 

Me alegré mucho cuando comprobé que empezabas a disfrutar de la sexualidad de tus pechos. Fue muy bonito para mí conseguir que los vieras por fin hermosos. Con el paso de los meses notamos que, en efecto, tus senos habían aumentado de tamaño. Y te noté muy contenta y eso me encantó. Supongo que el motivo del aumento ha sido, como tú dices, el haber dejado de usar sujetador y liberarlos de esa presión. Hora así, más grandes y voluminosos, siguen siendo igual de atrayentes y de preciosos que cuando te conocí. Por cierto, me ha gustado mucho ese colgante azul que me has enseñado hoy y esa camiseta roja y negra de la “Tri” con escote en forma de “v” y lo que se veía por ahí dentro. Estabas muy sensual. Tienes los pechos más bonitos del mundo, amor mío.


18. ¿Qué ocurrió cierto día en tu oficina para que terminaras en el baño con los jeans mojados y para que tuvieras que regresar así a casa? ¿Qué hiciste o qué hicisteis para que tu pantalón terminara de esa forma?
Bueno, no recuerdo exacto qué ocurrió, porque eso sucedía a menudo. Lo que sí puedo decir es que  acostumbrábamos a decirnos e insinuarnos ardientes temas mientras yo estaba trabajando, nos hablábamos de forma sexual, me enviaba fotos, incluso yo apretaba las piernas haciendo que el roce de mi clítoris aumentara y pudiese correrme. Tener ahí a mi novio, a veces desnudo, a veces en la cámara, a veces sólo hablando, mientras estaba rodeada de gente en el trabajo… ¡eso era tan ardiente!

David: Sí, ocurría bastante a menudo. Me fascinaban esos juegos mientras estabas en la oficina con gente a tu alrededor. Decirnos cosas, enviarnos fotos, cumplir pequeñas peticiones. Lo mismo que cuando estabas en el bus y te tocabas o te rozabas discretamente. Me refería, en concreto, a un día que me enviaste una foto desde el baño de la oficina y me mostrabas tus jeans completamente empapados y llenos de flujo blanco desde la zona de la entrepierna hasta la zona del culito. Recuerdo que luego me dijiste que en cuanto llegaste a casa te tuviste que cambiar de jeans porque no podías seguir así el resto de tu tarde. Era a eso a lo que me refería.

19. Un día que vestías falda en la oficina, David hizo que te quitaras las braguitas y que estuvieras sin ropa interior durante el último tramo de tu jornada laboral y durante el trayecto a casa. ¿Qué sensaciones sentiste? ¿Te excitó estar así? 
Me excitó mucho estar así; ese día fui vestida de ese modo porque teníamos una reunión con los tailandeses dueños de una de las marcas que vendíamos, debía ir elegante. Pero la petición de quitarme la ropa e irme así a casa fue excitante, me dejó excitada en ese momento y duré así todo el trayecto. Cabe mencionar que ese día cayó el diluvio universal en la ciudad, como pasaba a menudo a la hora de la salida, y llegué a casa hecha una sopa… por fuera… y por dentro…

David: Cuando comprobé que habías cumplido mi petición, me excité muchísimo. Fuiste al baño, te quitaste las braguitas y me las mostraste guardadas en tu bolso. Me resultó muy morboso saber que estabas en ka oficina con esa falda y sin nada debajo, que tendrías que salir así a la calle, subirte en el bus y por último en el taxi hasta llegar a casa. Ya ves que mi mente a veces idea cosas un poco perversas. Pero siempre me dices que te gusta que sea así.

20. ¿Cuál crees que es la parte de tu cuerpo que más excita a David? Sólo puedes nombrar una.
Mis pechos, y espero no equivocarme. Sé que le fascinan mis pezones y la forma redonda de mis pechos… así que me arriesgaré con esa respuesta.

David: Has acertado de pleno. Es la parte que más me excita. Y recalco lo de “excita” porque te recuerdo que tienes los ojos más bonitos del universo y que me vuelven loco cuando esa mirada verde me mira. Pero en el ámbito sexual, sí, son tus pechos: su forma, esos pezones que se te ponen duros enseguida, el color marrón intenso, todo me gusta de ellos. Y no te olvides de tu culo que, aunque reparé más tarde en él, también es merecedor de una mención muy especial. 

21. Y a ti, ¿cuál es la que más te enciende de él? ¿Por qué?
Voy a escucharme muy mal, muy muy mal… y debería decir otra cosa.. ¡pero me fascina su polla! Es tan grande, y gruesa… cubierta con esas venas que se marcan, y siempre dura ¡y ese glande! Tan rojo y húmedo… ufff… y encima esa curvatura perfecta que me provoca a tomarla con la mano… es que esa posición es tan insinuante. 
Mira, mi novio es muy guapo, muy ardiente, muy sensual… pero si hay algo que me enciende es justo esa parte… no lo puedo evitar, mi mirada se desvía hacia esa zona cuando lo veo en una foto de cuerpo completo… no hay remedio.

David: ¿Y mis preciosos ojos marrones color almendra? ¿Dónde los dejas? ¡Es broma! No se escucha mal, me alegra que lo digas así tan abiertamente, si es mi polla la parte de mi cuerpo que más te enciende. ¡Si hasta hiciste que me la midiese un día, cosa que jamás había hecho! Que sepas que se pone así cuando estás conmigo, cuando te pienso, cuando recuerdo el último rato de sexo que acabamos de tener o cuando despierto y sé que mi diosa está esperándome ansiosa. Y por supuesto, cuando tenemos sexo, dulce, frenético o interminable, según lo que toque ese día. 

22. En varias ocasiones, mientras cumplías tu jornada laboral, hiciste que David se tocase y se masturbase durante unos minutos pudiéndolo contemplar tú a través de video-llamada. ¿Te llegó a gustar esa experiencia? ¿Aumentó tu excitación al tener a tu novio desnudo en la pantalla de tu pc en un lugar público?
Amaba esa experiencia. Aunque debo aclarar que  no lo tenía en la pantalla de la pc, lo ponía en la pantalla del móvil… así estaba a salvo de curiosos y mirones… y del jefe, jaja. Tener ahí a mi novio masturbándose en directo mientras estaba rodeada de gente… ¡wow! Me ponía como tren.

David: Me da igual que fuera en el móvil, pero saber que me tenías ahí en la pantalla, desnudo, con mi miembro húmedo, hinchado y tieso, tocándome y pidiéndome que no parase, que siguiese agitando mi pene, me causaba una enorme excitación y morbo. Masturbarme así para ti siempre era muy especial.

23. ¿Puedes contar alguna anécdota que te haya ocurrido con alguno de tus juguetes eróticos? 
Debo poner aquí dos cosas muy curiosas y las dos muy similares. Mis tres dildos, como sabes, los he comprado en tiendas online. Soy una fanática de las compras en línea y siempre salen bien, o casi siempre. Cuando pedí mi primer dildo, el que se conecta por wifi, aún estaba trabajando, así que pedí de favor a mi madre que recibiera el paquete en su oficina; siempre pido cosas así, y ella jamás abre mis paquetes, así que no le vi ningún problema. Sin embargo, el día que el paquetito llegó, muy discreto y bien cerrado, llegó también un pedido de su oficina, que consistía en muchas cajas de distintos tamaños; los de la paquetería cometieron la imprudencia de entregarle sólo el documento de su pedido, por lo que no se enteró que la caja más pequeña era de mi paquete… así que… ¡lo abrió! Cuando hablé con ella me dijo que era una caja con una cosa rosa de forma extraña y que tenía una foto de un móvil. Tuve que inventar una historia de que era una cosa de una amiga y que no tenía idea de lo que era, que yo sólo le había hecho favor de dejar que nos lo entregaran, le dije que seguro sería algún accesorio para el móvil (y vaya que es un buen accesorio). Luego tuve que conseguir a alguna amiga que estuviese cerca y pudiese ir por el paquete, y luego ir con mi amiga por el paquete… encima me llovió encima mientras iba a buscar a mi amiga a su casa. Encima tuve una faena tremenda el día que íbamos a estrenarlo mi David y yo, porque la caja decía que no tenía baterías incluidas, terminé quitando las baterías al control de la tv para probarlo… al final, al abrir la caja resultó que sí traía sus propias baterías… una locura.

La cosa fue igualmente estresante cuando compré el segundo dildo online. Esta ocasión yo estaría en casa para recibirlo así que no había problema. El sitio web de la paquetería decía que llegaría el día lunes, así que yo me fui tranquilamente el viernes a comer a medio día. El sábado tenía una serie de actividades, una en la mañana, y luego enseguida iba a irme a un viaje un poco largo todo el día. Durante la mañana entré al sitio de la paquetería a ver si habían puesto la hora de entrega, y me encontré con que mi paquete había sido entregado el viernes, una media hora después de que me salí a comer, a una tal Yola. Recordé que la vecina se llama así y tuve que salir corriendo para ir con la vecina por el paquete. No se supone que la paquetería haga eso de entregar las cosas a quien sea. Cuando llegué con la vecina, por cierto estaba yo muy molesta de que la vecina anduviera ahí de cotilla, la vi con cara de culpa y salió muy apresurada con un paquete envuelto de forma extraña. Me contó que había salido a ver quién tocaba en mi casa y había visto que querían entregar un paquete así que les había dicho que podían dejárselo. Luego dijo que lo tenía encima y sus nietas (unas niñas de menos de diez años) lo habían abierto para ver lo que era… ¡unas niñas!, afortunadamente el paquete interno venía sellado, pero al final, tanto la vecina cotilla, como sus nietas, como su hijo, que era amigo mío, habían visto el dildo nuevo en su empaque transparente. Ella no mencionó nada pero fue en realidad molesto. 

Así que tengan cuidado con las entregas y asegúrense que nadie las abra por ustedes.

David: Cada vez que me acuerdo de esos dos días me echo a reír. Ahora, claro está, porque en su momento fue una pequeña pesadilla, sobre todo cuando llegó el paquete a la oficina de mi suegra y lo abrió por equivocación. De verdad que esas horas hasta que conseguiste resolverlo se me hicieron eternas y estaba muy angustiado. Me preocupé mucho, la verdad. Con la vecina pasó igual, aunque el grado de preocupación era un poco menor, pues lógicamente no es lo mismo que lo descubriese ella a tu propia madre. El único temor era que le hiciera algún comentario al respecto a tu madre, aunque me tranquilizaste sobre ese asunto. 

24. ¿Te gusta que David te hable mientras tenéis sexo y que incluso te diga cosas obscenas?
Me encanta que me hable, que me diga lo que quiere hacerme o lo que le apetece que le haga. Me enciende que me diga obscenidades y que se salga de control. Él sabe siempre qué y cómo debe decirlo...

David: Desde que empezamos nuestros juegos sexuales, empecé a atreverme poco a poco a pedirte cosas y a comentarte lo que te iba a hacer o deseaba hacerte. Lo de decirte obscenidades comenzó algo después tras la primera vez que me pediste que te dijera determinadas cosas mientras teníamos sexo. A partir de ahí hay ya fue todo mucho más fácil, al saber que a ti te gustaba que usáramos en determinadas circunstancias ese tipo de vocabulario. Me gusta mucho que tú también actúes como lo haces muchas veces y me hables y me digas las cosas con un léxico directo, obsceno y descontrolado. Eso me pone a mil.


25. Esta es la última pregunta. Me gustaría pedirte un gran favor. He comenzado a escribir mi primera novela erótica. Por falta de tiempo avanza lentamente, pero espero poder terminarla algún día, tarde el tiempo que tarde. Soy terco y estoy seguro de que lo conseguiré. Sé que eres la mejor diseñadora gráfica que existe en el mundo y lo que quería pedirte era lo siguiente: ¿estarías dispuesta a diseñar la portada de mi novela cuando ya la tenga terminada?
Esto lo responderé muy rápido y fácil… estaba esperando ansiosa a que me lo pidieras, estaré encantada, cariño. ¡Te amo!

David: Gracias por aceptar mi propuesta, vida mía. Y tomo buena nota. Ya sé que la mejor diseñadora gráfica que existe me reservará un ratito para crear esa portada. 

Estos últimos fines de semana han sido mágicos e inolvidables. Gracias mi diosa.

¡Te amo, corazón mío!