12 de junio de 2017

LLAVE MAESTRA

Ni la Luna brillante,
testigo de tus excusas,
cree tus vacías palabras
sobre tu pasión errante.

Dices que me amas:
¿debo yo darlo por cierto?
¿Desde cuándo no me abrazas,
aumentando así el tormento?

De otro son hoy tus besos;
de él tus caricias apasionadas
y esos labios traicioneros
que por mi piel derramabas.

Es él quien goza entre tus piernas
y alborota hoy tu cabello,
mientras juega con tus nalgas
suaves como el terciopelo.

Pero al cielo no te eleva,
bien lo sabes, aunque finjas,
cuando penetra tu cueva,
yo lo sé, aunque gimas.

Pues su llave no es maestra
y no cumple con rigor
aquello que te fascinaba
y que sólo te daba yo.






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