Mi luz que ilumina los días grises. Mi estrella que brilla cada noche a las 23.00 en el cielo. La bondad hecha persona, la dulzura convertida en mujer, todo eso eres tú.
Cada beso carmín pasión, cada llama de fuego, cada diablo morado con ganas de jugar, esa eres tú.
Cada pelo rojizo, tus dos luceros que tienes como ojos, tus labios que desprenden fuego, todo eso eres tú.
Y el resto de tu cuerpo: esos pechos tan hermosos, ese sexo tan ardiente, tus caderas y tus glúteos sinuosos, todo eso eres tú.
Cada caricia afectiva, cada detalle de amor, cada palabra con tu dulce voz, todo eso eres tú.
Tus "te quiero", tus "te amo", cada minuto que estás junto a mí, cada instante que me regalas, todo eso eres tú.
Tus gestos y abrazos, tus arrumacos hacia mí, todos esos apapachos que me hacen derretir, todo eso eres tú.
TE QUIERO, MI NIÑA. 5 MESES JUNTO A TI, JUNTO AL SER MÁS MARAVILLOSO QUE PUEDA EXISTIR.
TE AMO, PATTY.
9 de diciembre de 2013
14 de noviembre de 2013
Urgente exploración anal.
URGENTE EXPLORACIÓN ANAL.
El sueño de Joaquín, médico de 43 años, se vio interrumpido bruscamente aquella madrugada del mes de noviembre. Eran las 4.30 y en la puerta de su piso resonaban unos golpes violentos. Alguien llamaba desesperado.
- ¿Pero quién diablos será a estas horas?- pensó Joaquín.
Medio dormido y algo asustado se levantó de la cama y se dirigió a la puerta del domicilio. Echó un vistazo por la mirilla y se sorprendió al ver a su vecino Samuel.
Samuel era un joven de 30 años que hacía unos meses se había trasladado a vivir junto con su novia Estela, de 28, al piso de enfrente del doctor.
Durante esos meses la relación entre la pareja y el médico se había hecho cordial, pero sin llegar a intimar en profundidad. Se saludaban cuando coincidían, habían hablado varias veces, pero poco más.
El joven era alto, delgado, con aspecto fibroso, de pelo corto moreno y con ojos marrones almendra. Su cara algo aniñada le hacía parecer unos años más joven de lo que era.
Por su parte, su novia Estela era un poco más baja que él, tenía el cabello castaño, ligeramente rizado, de complexión normal, con unos pechos medianos y un culo firme y respingón. Unos ojos claros iluminaban su bello y juvenil rostro.
Joaquín seguía sin salir de su asombro. No entendía qué querría a esas horas su vecino. Sin embargo, al ver el aspecto del chico, comprendió que se trataría de algo muy urgente: Samuel se encontraba vestido únicamente con un bóxer rojo y parecía esperar con desesperación a que le abrieran la puerta. Joaquín optó entonces por abrir.
- ¡Joaquín, gracias a Dios que me has abierto! Siento muchísimo molestarte a estas horas- dijo atropelladamente el chico.
- ¿Qué ocurre, Samuel?
- Verás, a ver cómo te lo explico. Mi novia Estela y yo estábamos en plena sesión de…bueno…de sexo y ….
- ¿Y qué?- preguntó el médico.
- Pues que para darle más morbo y placer a mi novia, le estaba metiendo por el culo distintos tipos de objetos. Todo iba bien hasta que uno, una especie de bola, se le ha quedado dentro. Ni yo se lo puedo sacar ni ella lo puede expulsar. Sé que eres médico, me lo has dicho varias veces, no sé si podrás ayudarla.
- No te preocupes, dame un segundo que enseguida estoy con vosotros. Voy a por mi maletín- comentó el doctor.
Segundos más tarde el médico, ya con el maletín en la mano y ataviado con un pijama corto, salió de su piso acompañado por Samuel y ambos se dirigieron a la puerta de enfrente, que se encontraba encajada.
- Pasa, entra rápido- le pidió Samuel al médico.
Una vez cerrada la puerta y ya dentro del piso, el joven condujo a Joaquín hasta la habitación donde se encontraba Estela. Cuando el doctor entró en la estancia, vio a la joven tumbada en la cama, bocabajo. Sólo llevaba puestas unas medias negras con liguero. Por lo demás estaba completamente desnuda, con su culo expuesto a la mirada del médico.
- Amor, ya está aquí el médico. Seguro que puede solucionar el problema- le dijo Samuel a la joven.
Estela no dijo nada y permaneció tumbada en la misma posición. Joaquín abrió entonces su maletín y extrajo de él un guante transparente y fino. Se lo puso en su mano derecha, se acercó a la cama y le pidió a la chica:
- Necesito que te incorpores. Debes ponerte con el culo en pompa, para que pueda hacerte más fácil la exploración.
La joven se puso en esa postura y Joaquín trató de tranquilizarla:
- Vamos a ver…relájate, ¿vale? Verás cómo todo sale bien.
Joaquín puso sus manos sobre los glúteos de la chica y dijo:
- Ahora voy a meterte despacio un dedo para tratar de dar con esa bola.
Lentamente comenzó a meter el dedo hasta dejarlo completamente dentro. En vano trató de localizar la bola.
- No encuentro nada- dijo, mientras movía el dedo dentro del ano.
- Lo intentaré con un segundo dedo- comentó.
La joven dio un ligero respingo al sentir cómo ese segundo dedo del médico se hundía en su orificio anal. El médico, tras rebuscar unos instantes, no logró encontrar nada.
- Es extraño. Ya tendría que haber dado con ese objeto. No lo entiendo. Lo siento, pero no me va a quedar más remedio que meterte toda la mano dentro. ¿podrás aguantarlo? - le preguntó Joaquín a Estela.
- No me queda otra opción- respondió la joven resignada.
El médico empezó a meter el resto de la mano lentamente en el culo de la joven tratando de provocar el menor dolor posible. Estela emitía leves gemidos conforme la mano del doctor penetraba en su cuerpo.
Ya con la mano totalmente dentro, Joaquín palpaba intentando dar con la bola. Pero de nuevo el resultado fue negativo. El médico comenzó entonces a extrañarse: estaba casi seguro de que en el ano de la joven no había ningún objeto.
Pronto empezó a comprender lo que allí sucedía: todavía con su mano dentro del ano de Estela, miró a Samuel, que permanecía a uno de los lados de la cama observando la exploración anal. El chico se estaba masajeando sus partes íntimas por encima del bóxer mientras veía cómo el doctor examinaba el culo de su novia. Joaquín notó a continuación lo húmedos que estaban los labios vaginales de la joven. Comprendió entonces que la chica se había excitado, que Samuel estaba igual de caliente que ella y que todo había sido una estratagema para convertirlo en partícipe del juego sexual de ambos. Durante unos segundos no supo cómo reaccionar. Cuando quiso darse cuenta, estaba moviendo lentamente su mano hacia dentro y hacia fuera del culo de la joven. La chica no ofreció la más mínima oposición a esa actitud del médico, pues eso era precisamente lo que deseaba. Por su parte Samuel se había metido la mano por dentro del bóxer y se estaba masturbando.
- Muy bien, Joaquín. Veo que ya has entendido cuál es el plan. El que te hayamos despertado valdrá al final la pena, tanto para ti como para nosotros- le dijo el joven al médico.
Éste seguía sin decir nada: se limitaba a mover ahora ya un poco más rápido la mano. Estela se tocaba con las suyas sus tetas y su húmedo coño.
- Ummmm…sigue así, sigue metiéndome la mano cada vez más rápido- le pidió al médico.
- ¡Vamos, Joaquín, ya la has oído! Quiere que la penetres más rápido. Y tú, Estela, ¿no querías algo más?
- Sí, quiero que me trate como a una puta, que me convierta en su auténtica zorra.
- Ya has escuchado lo que desea la joven. Así que creo que deberías complacerla- comentó Samuel a Joaquín.
El joven ya se había desprendido de su bóxer y mostraba su verga empalmada y dura. Se subió a la cama y se puso de rodillas delante de su novia. Ésta acercó su mano al pene del chico, envolvió el miembro con ella y empezó a agitarla suavemente.
- Uffff, qué placer, así me gusta: haz que me corra y que te llene de leche- le dijo Samuel a la chica.
Joaquín seguía perforando el culo de Estela de forma cada vez más rápida. Entonces por fin se animó a hablar y a satisfacer la petición de la joven.
- Querías que viniese para que te follase el culo, ¿verdad, puta?
- Sí, eso quería. Deseaba a un tipo que me diese fuerte por el culo, mientras yo me ocupo de mi querido novio.
- Ya veo que eres una puta de primera. ¡Mira cómo tienes ya el coño, chorreando! ¡Mira cómo gotea tu flujo!- exclamó Joaquín.
- ¡Dale más rápido! ¡Párteme el culo!- pidió Estela mientras aproximaba su boca al pene de su novio dispuesta a empezar a hacerle una felación.
Joaquín aceleró todavía más sus movimientos. Notaba el calor del ano de la joven mientras deslizaba cada vez más rápido su mano. La verga del médico estaba ya totalmente empalmada debajo del pijama. El doctor dio un par de empujes más con su mano que provocaron varios intensos gemidos de la chica y después sacó la mano del ano. Se quitó primero la parte superior del pijama y después el pantalón dejando libre su miembro marcado de venas hinchadas.
Por su parte Estela ya había comenzado a mamarle la polla a Samuel y Joaquín aprovechó para agarrar de la cintura a la joven y comenzar a enterrarle el pene hasta el fondo. Entró fácil, el orificio anal de Estela estaba ya muy dilatado. El médico se ayudaba del impulso de sus caderas para darle mayor ímpetu a sus embestidas. Con las manos comenzó a acariciar los glúteos de la chica y después los muslos, sintiendo el suave tacto de las medias negras.
- ¡Puta, ¿te gusta mi polla?- le preguntó a la joven.
Estela sólo fue capaz de pronunciar un ligero gruñido al tener la verga de Samuel dentro de la boca. Con sus labios recorría una y otra vez toda la base del miembro de su novio, que gemía de puro placer.
- Sigue así, preciosa. Quiero llenarte la boca de leche y que te la tragues toda mientras Joaquín te inunda el culo de semen- dijo Samuel.
El médico daba ahora fuertes embestidas. Empujaba su verga hasta el fondo, la dejaba dentro unos segundos, la sacaba y la volvía a meter de forma enérgica. En cada una de esas penetraciones sentía cómo la joven se estremecía de placer. Estela había acelerado en la felación y con todas sus fuerzas follaba con su boca el pene de su chico.
- ¡Ahhh…qué bien mamas la polla. Sigue, vamos, sigue un poco más! No no tardaré en correrme- gritó Samuel.
La polla de Joaquín se deslizaba a toda velocidad por el ano de Estela que sentía su culo arder por completo y un gusto indescriptible. Se había llevado su mano derecha a su coño y con los dedos se estaba masturbando, sin dejar de mamar la verga de su novio y de sentir por detrás la del médico. Su cuerpo estaba bañado en sudor, lo mismo que el de Samuel y el de Joaquín.
El joven ya no aguantó más y gritó:
- ¡Ahhhh…me corro…me corro…trágatelo todo!
La boca de Estela comenzó a recibir la descarga de chorros de semen que manaban del glande de Samuel. La cantidad de leche era tal que la joven se vio obligada a abrir la boca para no atragantarse. El último chorro impactó sobre el rostro de la chica. El joven esparció el semen por toda la cara de su novia dejándola embadurnada.
Joaquín dio un par de embestidas más mientras gritaba:
- ¡Prepárate, puta, ya no aguanto más!
- ¡Sí. Lléname el culo de leche. Haz disfrutar a tu puta!- replicó Estela.
- ¡Ahhh…toma…tomaaaaa…!
Estas fueron las últimas palabras de Joaquín antes de que la joven empezara a notar su culo llenándose de semen. Joaquín gemía de placer, mientras la joven exclamaba:
- ¡Uffff…síí…vamos…dame toda tu leche, la quiero toda!
El médico no sacó su pene hasta que no soltó la última gota. Exhausto se sentó en la cama, momento que aprovechó Estela para atrapar con sus pies cubiertos por las medias la verga del doctor y deslizar la piel de la polla varias veces hacia arriba y hacia abajo, mientras Samuel le sobaba las tetas.
Así estuvieron varios minutos más, terminando de gozar aquel encuentro en plena madrugada.
Una vez saciados de sexo, Samuel le dijo al doctor a modo de despedida:
- Joaquín, gracias por la exploración. Ya te avisaremos si volvemos a necesitar tus servicios.
Estela dejó de jugar con la polla del doctor y permitió que el médico se vistiera y abandonase el piso.
Desde ese día las visitas nocturnas de Joaquín al inmueble de sus vecinos se han hecho bastante frecuentes.
9 de noviembre de 2013
120 días contigo.
Hoy se cumplen 4 meses desde que te conocí, Patty, aquel caluroso 9 de julio.
4 meses llenos de tu dulzura que destilas a raudales, de tu afecto, de tu ternura, de tu amor, de tus mimos, de tus besos, de tus caricias y de tus piropos hacia mí.
4 meses preocupándome por ti, por tu salud, por tu trabajo, por tu bienestar, por tus problemas.
4 meses riéndome con tus bromas, con tu ironía, compartiendo alegrías contigo.
4 meses despertándome cada mañana con tus palabras, con tus canciones, con tus sorpresas cargadas de romanticismo.
4 meses en los que cada noche, el último rato del día, el momento más feliz de toda la jornada, lo comparto siempre contigo, tras haber soplado sobre el reloj para que el tiempo avance rápido y llegue lo antes posible nuestra hora mágica.
4 meses conociendo a la mejor mujer que existe en este planeta, una chica increíble, un auténtico regalo del cielo.
4 meses por los que ha merecido la pena esperar todos estos años de mi vida. Tú estabas ahí, esperándome.
4 meses con una ilusión que se agranda cada día, con mi rostro iluminado, con mis ojos que reflejan el amor que tú me das, con mi corazón vibrando cada vez que escucho tu dulce y melosa voz.
4 meses de sexo muy placentero, el mejor sexo que he tenido y que tendré jamás, yo cumpliendo tus fantasías, tú haciendo realidad las mías. Sexo a veces salvaje, otras lleno de ternura y delicadeza.
4 meses contigo, mi niña guapa, mi vida, mi amor, mi todo.
Gracias por cada segundo que estamos pasando juntos.
Gracias por quererme tanto.
Gracias por abrirme tu corazón.
Gracias por quedarte con el mío y tratarlo siempre tan bien.
Gracias por cada uno de tus "te amo", de tus "eres especial", de tus "eres el mejor hombre del mundo" y de tus "tienes un corazón enorme".
Gracias por cambiarme por completo la vida y por hacer que sea capaz de expresar mis sentimientos sin temor y sin timidez.
Gracias por todo, amor.
Te amo con toda mi alma.
TE QUIERO, PATTY.
4 meses llenos de tu dulzura que destilas a raudales, de tu afecto, de tu ternura, de tu amor, de tus mimos, de tus besos, de tus caricias y de tus piropos hacia mí.
4 meses preocupándome por ti, por tu salud, por tu trabajo, por tu bienestar, por tus problemas.
4 meses riéndome con tus bromas, con tu ironía, compartiendo alegrías contigo.
4 meses despertándome cada mañana con tus palabras, con tus canciones, con tus sorpresas cargadas de romanticismo.
4 meses en los que cada noche, el último rato del día, el momento más feliz de toda la jornada, lo comparto siempre contigo, tras haber soplado sobre el reloj para que el tiempo avance rápido y llegue lo antes posible nuestra hora mágica.
4 meses conociendo a la mejor mujer que existe en este planeta, una chica increíble, un auténtico regalo del cielo.
4 meses por los que ha merecido la pena esperar todos estos años de mi vida. Tú estabas ahí, esperándome.
4 meses con una ilusión que se agranda cada día, con mi rostro iluminado, con mis ojos que reflejan el amor que tú me das, con mi corazón vibrando cada vez que escucho tu dulce y melosa voz.
4 meses de sexo muy placentero, el mejor sexo que he tenido y que tendré jamás, yo cumpliendo tus fantasías, tú haciendo realidad las mías. Sexo a veces salvaje, otras lleno de ternura y delicadeza.
4 meses contigo, mi niña guapa, mi vida, mi amor, mi todo.
Gracias por cada segundo que estamos pasando juntos.
Gracias por quererme tanto.
Gracias por abrirme tu corazón.
Gracias por quedarte con el mío y tratarlo siempre tan bien.
Gracias por cada uno de tus "te amo", de tus "eres especial", de tus "eres el mejor hombre del mundo" y de tus "tienes un corazón enorme".
Gracias por cambiarme por completo la vida y por hacer que sea capaz de expresar mis sentimientos sin temor y sin timidez.
Gracias por todo, amor.
Te amo con toda mi alma.
TE QUIERO, PATTY.
31 de octubre de 2013
Mi vecina asiática.
MI VECINA ASIÁTICA.
Vivo en un pequeño bloque de pisos, donde algunas de las ventanas dan al bloque de enfrente, en concreto las ventanas del lavadero y del cuarto de baño. En el bloque de enfrente suelen vivir personas chinas que lo alquilan por meses. Son ciudadanos que regentan algún restaurante chino del barrio o que tienen tiendas de todo a 1 euro. Las ventanas de los dos pisos están separadas por una distancia de unos tres metros y los cordeles para tender la ropa van de un bloque al otro.
El pasado verano el piso de enfrente estuvo alquilado por varias mujeres chinas: dos maduras y dos más jóvenes de unos 25 años. Durante los meses que estuvieron coincidí muchas veces con ellas mientras tendíamos la ropa. Nos saludábamos y poco más. Una de las jóvenes era morena, con el pelo largo, delgada y de estatura mediana. Sus pechos se adivinaban pequeños debajo de su ropa. Esta joven solía lavar parte de sus prendas a mano: en más de una ocasión, recién salida de la ducha, con una toalla envuelta en la cabeza para secarse el pelo y vestida simplemente con un camisón, se ponía a lavar su ropa íntima a mano y después la tendía en alguno de sus cordeles. Yo no perdía detalle mientras tendía mi ropa.
Al principio lo veía como algo normal, pero poco a poco me excitaba cada vez más cuando coincidía con ella mientras la mujer lavaba y tendía tan ligera de ropa. Además, con el paso de los días fui conociendo casi de memoria toda su colección de lencería: braguitas rojas, rosas, negras, la mayoría transparentes y a juego con los sujetadores. Algunas veces, cuando coincidíamos, tenía que esforzarme por no distraerme con mi vecina, pues ya se me habían caído varias prendas por estar más pendiente de ella que de tender la ropa.
Tampoco quería ser muy descarado y que ella se diera cuenta de que la miraba en exceso. Así fueron pasando los días hasta que una noche de agosto, sobre las 22.30 fui a darme una ducha antes de cenar, ver un rato la tele y acostarme.
Cuando entré en el cuarto de baño y encendí la luz, vi a través de la cortina que la joven estaba enfrente lavando la ropa. La ventana del cuarto de baño da justo frente por frente a la del baño del otro piso y justo a la izquierda está la del lavadero. Si te asomas a cualquiera de las ventanas, puedes ver todo lo que pasa en el otro piso, más aún si las cortinas están descorridas.
Y eso fue lo que hice precisamente: descorrí la cortina, levanté algo más la persiana y comencé a quitarme la camiseta, con la intención de mostrarle mi cuerpo desnudo a aquella mujer. No sabía cómo reaccionaría ella: igual se sentiría molesta y se retiraría de la ventana. Pero tenía la esperanza de que le gustase aquello y de que permaneciera allí viéndome. Ya sin mi camiseta puesta miré a la joven, que seguía con su tarea de lavar sin haberse dado cuenta de nada. Yo seguí desnudándome y me fui quitando lentamente las bermudas hasta quedarme simplemente con el bóxer puesto: mi verga estaba ya dura y tiesa, contenida a duras penas por mi prenda ceñida. Estaba excitado por saber que en cualquier momento, con cualquier mirada, la vecina me vería semidesnudo. Volví a mirarla de reojo y por fin la pillé contemplándome: había parado de lavar sus braguitas rojas y me miraba desde su ventana. No sabía si lo hacía por placer o por sorpresa, ni si se quedaría allí mucho tiempo, de modo que decidí despojarme de la única prenda que me cubría. Con lentitud fui bajándome el bóxer hasta que cayó al suelo. Mi polla había salido como un resorte al ser liberada de la prenda. Mi corazón me palpitaba porque sabía que la mujer ya me la habría visto y además en estado de erección. Miré a la vecina y la mujer tenía cara de asombro y la boca abierta por la sorpresa de verme a mí, su vecino de enfrente, completamente desnudo a unos tres metros de ella. Tenía su mirada clavada en mi pene y yo sentía cómo éste aumentaba cada vez más de tamaño al saberme ya observado. No quería meterme aún en la ducha, pretendía seguir prolongando aquella situación lo más posible. Así que decidí hacer como el que buscaba una toalla, el gel de baño…
Sin embargo, cuando miré de nuevo hacia el piso de enfrente, la joven ya no estaba en la ventana del lavadero. Me llevé una gran decepción, pues imaginé que no había querido seguir contemplando mi numerito. Pero estaba totalmente equivocado: a los pocos segundos se encendió la luz del cuarto de baño de enfrente, se descorrió la fina cortina blanca y apareció la mujer. Ahora estaba totalmente frente a mí y me miraba sin ningún tipo de pudor. Se metió la mano por dentro de su camisón y comenzó a masajearse los pechos. Yo no me lo podía creer: aquella mujer se estaba tocando por mí.
Decidí complacerla algo más y empecé a masturbarme. Lentamente y con suavidad acariciaba mi polla con mi mano derecha y con la izquierda hacía lo mismo con los testículos. A la joven se le dibujó una sonrisa en la cara y a continuación se quitó el camisón. Por fin pude contemplar sus pechos que tantos día me había imaginado desnudos. Eran pequeñitos y con unos pezones rosados. Ella se los pellizcaba situándolos entre dos de sus dedos.
Yo iba aumentando la velocidad de mi masturbación, pero sin excesos, porque quería aguantar sin correrme lo máximo posible. La vecina dejó por un momento sus senos y fue bajando su mano derecha hasta sus braguitas negras. Se acarició unos segundos su sexo por encima de la prenda hasta que finalmente decidió bajárselas. Me acababa de mostrar todo su coño cubierto por una espesa mata de vello. A continuación se metió uno de sus dedos en la vagina y comenzó a penetrarse. Al poco tiempo se metió un segundo dedo y sus movimientos eran cada vez más rápidos. Cerraba los ojos por el placer y escuchaba sus gemidos. Mi glande estaba a punto de reventar y sabía que no aguantaría mucho más, pero tenía que hacerlo hasta que la vecina tuviera los ojos abiertos y viese mi corrida. Aproveché que ella abrió los ojos unos instantes para acelerar mi ritmo y entre una mezcla de dolor y placer mi polla comenzó a soltar varios chorros de semen que salieron disparados contra varios azulejos del baño.
Ella, al ver que me había corrido, abrió el agua de su ducha, se separó los labios vaginales y dejó caer sobre su vagina los chorros de agua a presión que salían de la ducha. Estuvo así un rato hasta que llegó al orgasmo. Después cerró la ducha, se secó y se volvió a poner sus bragas negras y el camisón. Me miró por última vez, me sonrió, echó la cortina y apagó la luz del cuarto de baño.
Limpié primero los azulejos manchados de semen y después me di una ducha refrescante, pensando todavía en lo que había vivido.
Desde aquel día y hasta que a principios de otoño la mujer dejó el piso volvimos a repetir aquel juego varias veces. No sé si regresaría a su país o estará todavía por aquí, pero seguro que, como yo, guarda un grato recuerdo de su estancia en aquella vivienda.
MI VECINA ASIÁTICA.
Vivo en un pequeño bloque de pisos, donde algunas de las ventanas dan al bloque de enfrente, en concreto las ventanas del lavadero y del cuarto de baño. En el bloque de enfrente suelen vivir personas chinas que lo alquilan por meses. Son ciudadanos que regentan algún restaurante chino del barrio o que tienen tiendas de todo a 1 euro. Las ventanas de los dos pisos están separadas por una distancia de unos tres metros y los cordeles para tender la ropa van de un bloque al otro.
El pasado verano el piso de enfrente estuvo alquilado por varias mujeres chinas: dos maduras y dos más jóvenes de unos 25 años. Durante los meses que estuvieron coincidí muchas veces con ellas mientras tendíamos la ropa. Nos saludábamos y poco más. Una de las jóvenes era morena, con el pelo largo, delgada y de estatura mediana. Sus pechos se adivinaban pequeños debajo de su ropa. Esta joven solía lavar parte de sus prendas a mano: en más de una ocasión, recién salida de la ducha, con una toalla envuelta en la cabeza para secarse el pelo y vestida simplemente con un camisón, se ponía a lavar su ropa íntima a mano y después la tendía en alguno de sus cordeles. Yo no perdía detalle mientras tendía mi ropa.
Al principio lo veía como algo normal, pero poco a poco me excitaba cada vez más cuando coincidía con ella mientras la mujer lavaba y tendía tan ligera de ropa. Además, con el paso de los días fui conociendo casi de memoria toda su colección de lencería: braguitas rojas, rosas, negras, la mayoría transparentes y a juego con los sujetadores. Algunas veces, cuando coincidíamos, tenía que esforzarme por no distraerme con mi vecina, pues ya se me habían caído varias prendas por estar más pendiente de ella que de tender la ropa.
Tampoco quería ser muy descarado y que ella se diera cuenta de que la miraba en exceso. Así fueron pasando los días hasta que una noche de agosto, sobre las 22.30 fui a darme una ducha antes de cenar, ver un rato la tele y acostarme.
Cuando entré en el cuarto de baño y encendí la luz, vi a través de la cortina que la joven estaba enfrente lavando la ropa. La ventana del cuarto de baño da justo frente por frente a la del baño del otro piso y justo a la izquierda está la del lavadero. Si te asomas a cualquiera de las ventanas, puedes ver todo lo que pasa en el otro piso, más aún si las cortinas están descorridas.
Y eso fue lo que hice precisamente: descorrí la cortina, levanté algo más la persiana y comencé a quitarme la camiseta, con la intención de mostrarle mi cuerpo desnudo a aquella mujer. No sabía cómo reaccionaría ella: igual se sentiría molesta y se retiraría de la ventana. Pero tenía la esperanza de que le gustase aquello y de que permaneciera allí viéndome. Ya sin mi camiseta puesta miré a la joven, que seguía con su tarea de lavar sin haberse dado cuenta de nada. Yo seguí desnudándome y me fui quitando lentamente las bermudas hasta quedarme simplemente con el bóxer puesto: mi verga estaba ya dura y tiesa, contenida a duras penas por mi prenda ceñida. Estaba excitado por saber que en cualquier momento, con cualquier mirada, la vecina me vería semidesnudo. Volví a mirarla de reojo y por fin la pillé contemplándome: había parado de lavar sus braguitas rojas y me miraba desde su ventana. No sabía si lo hacía por placer o por sorpresa, ni si se quedaría allí mucho tiempo, de modo que decidí despojarme de la única prenda que me cubría. Con lentitud fui bajándome el bóxer hasta que cayó al suelo. Mi polla había salido como un resorte al ser liberada de la prenda. Mi corazón me palpitaba porque sabía que la mujer ya me la habría visto y además en estado de erección. Miré a la vecina y la mujer tenía cara de asombro y la boca abierta por la sorpresa de verme a mí, su vecino de enfrente, completamente desnudo a unos tres metros de ella. Tenía su mirada clavada en mi pene y yo sentía cómo éste aumentaba cada vez más de tamaño al saberme ya observado. No quería meterme aún en la ducha, pretendía seguir prolongando aquella situación lo más posible. Así que decidí hacer como el que buscaba una toalla, el gel de baño…
Sin embargo, cuando miré de nuevo hacia el piso de enfrente, la joven ya no estaba en la ventana del lavadero. Me llevé una gran decepción, pues imaginé que no había querido seguir contemplando mi numerito. Pero estaba totalmente equivocado: a los pocos segundos se encendió la luz del cuarto de baño de enfrente, se descorrió la fina cortina blanca y apareció la mujer. Ahora estaba totalmente frente a mí y me miraba sin ningún tipo de pudor. Se metió la mano por dentro de su camisón y comenzó a masajearse los pechos. Yo no me lo podía creer: aquella mujer se estaba tocando por mí.
Decidí complacerla algo más y empecé a masturbarme. Lentamente y con suavidad acariciaba mi polla con mi mano derecha y con la izquierda hacía lo mismo con los testículos. A la joven se le dibujó una sonrisa en la cara y a continuación se quitó el camisón. Por fin pude contemplar sus pechos que tantos día me había imaginado desnudos. Eran pequeñitos y con unos pezones rosados. Ella se los pellizcaba situándolos entre dos de sus dedos.
Yo iba aumentando la velocidad de mi masturbación, pero sin excesos, porque quería aguantar sin correrme lo máximo posible. La vecina dejó por un momento sus senos y fue bajando su mano derecha hasta sus braguitas negras. Se acarició unos segundos su sexo por encima de la prenda hasta que finalmente decidió bajárselas. Me acababa de mostrar todo su coño cubierto por una espesa mata de vello. A continuación se metió uno de sus dedos en la vagina y comenzó a penetrarse. Al poco tiempo se metió un segundo dedo y sus movimientos eran cada vez más rápidos. Cerraba los ojos por el placer y escuchaba sus gemidos. Mi glande estaba a punto de reventar y sabía que no aguantaría mucho más, pero tenía que hacerlo hasta que la vecina tuviera los ojos abiertos y viese mi corrida. Aproveché que ella abrió los ojos unos instantes para acelerar mi ritmo y entre una mezcla de dolor y placer mi polla comenzó a soltar varios chorros de semen que salieron disparados contra varios azulejos del baño.
Ella, al ver que me había corrido, abrió el agua de su ducha, se separó los labios vaginales y dejó caer sobre su vagina los chorros de agua a presión que salían de la ducha. Estuvo así un rato hasta que llegó al orgasmo. Después cerró la ducha, se secó y se volvió a poner sus bragas negras y el camisón. Me miró por última vez, me sonrió, echó la cortina y apagó la luz del cuarto de baño.
Limpié primero los azulejos manchados de semen y después me di una ducha refrescante, pensando todavía en lo que había vivido.
Desde aquel día y hasta que a principios de otoño la mujer dejó el piso volvimos a repetir aquel juego varias veces. No sé si regresaría a su país o estará todavía por aquí, pero seguro que, como yo, guarda un grato recuerdo de su estancia en aquella vivienda.
24 de octubre de 2013
Guapa hasta reventar.
GUAPA HASTA REVENTAR.
Sí. Así es ella. Guapa hasta reventar.
Es guapa por dentro: todo su interior lleno de dulzura, de amor, de sensibilidad, de afecto, de generosidad, de delicadeza. Sólo ella es capaz de borrar un mal momento mío, un día lleno de estrés o de agobio, como ayer, con una sonrisa, con un “te quiero”, con un beso, con una palabra, con una broma, con un guiño, con un gesto.
Tan guapa por dentro que se preocupa por mí hasta el último detalle, detalle que para cualquier otra mujer pasaría desapercibido menos para ella.
Tan guapa por dentro que me permite pasar con ella horas y horas, que cuando le digo que aproveche su tiempo para leer o hacer otras cosas me dice que no, que ella lo que quiere es estar conmigo.
Tan guapa por dentro que me ofrece el privilegio de estar a su lado apoyándola cuando las cosas no le van bien, cuando necesita a alguien con quien hablar o desahogarse.
Tan guapa por dentro que no le importa dejarse llevar por sus impulsos llenos de romanticismo hacia mí.
Y es guapa por fuera: una belleza que jamás había visto antes, mezcla de dulzura y sensualidad. Con unos ojos que me derriten cada vez que los veo y que me miran. Con unos labios que dan ganas de besar hasta perder el aire y no poder respirar. Con unos pechos perfectos que me vuelven loco. Con ese sexo ardiente que me colma de placer. Con esos glúteos tan duros y macizos. Con esas piernas que, cuando ella me quiere excitar, cubre con sus medias negras.
Es un auténtico ángel que me ha caído como regalo del cielo. Jamás pensé que pudiese haber alguien como ella. Ha merecido mucho la pena esperar.
Gracias , mi vida, por ser como eres, por tratarme así como me tratas.
Por ti merece la pena todo: quedarme hasta altas horas de la noche, dormir poco, levantarme un rato antes de lo normal para volver a estar contigo….todo merece la pena porque me llenas de felicidad.
Me siento la persona más afortunada del planeta por poder estar a tu lado.
Gracias, amor, gracias mi niña y mi cielo.
Te amo, Patty.
22 de octubre de 2013
Pecaré con una diosa.
PECARÉ CON UNA DIOSA.
Nos separan tierras y mares,
nos separan mares y estrellas,
miles de estrellas fugaces
que alumbran la noche entera.
Se interponen ciudades y cielos,
miles de pueblos y arenas;
se interponen países enteros:
ninguno hará de barrera.
Y llegará el día anhelado
justo cuando menos lo esperas.
Cometeremos un dulce pecado
al salvar esas fronteras.
El pecado de estar frente a frente,
de mirarnos por fin a la cara;
el pecado de unir nuestra mente
y clavarnos mutuamente la mirada.
Nadie podrá parar entonces
nuestra irrefrenable pasión;
nadie podrá evitar ya
la tan deseada unión.
Te abrazaré con dulzura,
me embriagaré de fragancia,
fragancia de la ternura
de una diosa perfumada.
Me besarás los labios,
sellándolos con intenso fervor.
Y yo cerraré los ojos
soportando el mágico temblor.
Te despojaré de tus prendas,
te regalaré tiernas miradas
que harán que al fin comprendas
las cosas por mí deseadas.
Y tú me desnudarás, ansiosa,
rozándome con tus dedos.
Demostrarás que eres una diosa,
divina, con piel de terciopelo.
Recorrerás mi pecho con tus manos,
erizando los poros de mi piel,
con movimientos cuidados
tan dulces como la miel.
Y llegarás a mi miembro,
crecido por la excitación.
Y lo colmarás de morbo
y de tierna provocación.
No aguantaré mucho más
esa ardiente situación.
Necesitaré explorar ya
tu sexo con toda mi pasión.
Fundidos en un solo cuerpo,
tal y como habíamos soñado,
aquel nuestro primer encuentro
se nos quedará por siempre grabado.
Deslizándose en tus adentros,
gimiendo los dos de placer,
esos intensos momentos
me harán seguro enloquecer.
Y llegará el instante
en que riegue tu interior;
mi néctar blanco y caliente
derramaré en pleno fragor.
Me llenarás de besos,
de caricias y de amor.
Se acabarán mis celos
vencido mi miedo interior.
Veré lo necio que fui
Sintiendo oscuros miedos,
aquel maldito día gris
y de tormenta en el cielo.
Comprenderé que me amas
con todo tu corazón;
entenderás que te amo
pese a mi mortal condición.
No permitiré que te vayas,
no me separaré ya de ti.
Tú mi mano agarrarás
para no dejarme partir.
Natalia, embarazada en la playa.
NATALIA, EMBARAZADA EN LA PLAYA.
El primer domingo después de haber acabado los exámenes finales del curso, Natalia, joven estudiante universitaria de 19 años, aprovechó para acudir sola a la playa y relajarse tomando el sol.
Era una chica sevillana que estudiaba 1º de Medicina. Procedía de una conocida familia de médicos de moral muy conservadora y de profundas creencias religiosas.
Todo ese ambiente familiar había influido en la educación de Natalia, cuya manera de ver la vida distaba mucho de la de otras chicas de su edad.
Pese a que tenía la suerte de gozar de un físico envidiable, no le gustaba vestirse de forma sexy ni provocativa. Todo lo contrario: siempre se vestía de manera discreta y recatada. Medía 1,70, tenía una figura esbelta, el pelo moreno, ojos verdes heredados de su madre y unos pechos medianos, firmes y perfectos en cuanto a su redondez.
Desde pequeña había veraneado con su familia en la costa gaditana, por lo que se conocía al dedillo muchas de las playas de la zona.
Ese domingo de junio por la mañana cogió su coche temprano y se dirigió hacia una de las playas de la localidad de Rota. A media mañana había llegado ya a su destino. Quería estar tranquila, sin tener que soportar a mucha gente a su alrededor.
Pese a que aún no era temporada alta, la buena temperatura y el espléndido día soleado atraerían seguro a bastantes bañistas a la playa. Así que, tras aparcar el coche en el aparcamiento cercano a playa, recorrió a pie unos 800 metros para alejarse de la zona más concurrida de la playa. Sabía que caminando esa distancia llegaría a una zona virgen, muy tranquila, en la que entre árboles y dunas podría tomar el sol a solas, sin ser molestada por nadie.
Cuando llegó a ese lugar, sacó su toalla de su bolso de playa y la extendió sobre la fina arena dorada. Se quitó las chanclas y se despojó del vestido playero que llevaba. Un bikini negro de marca y caro era ya lo único que cubría el hermoso cuerpo de la joven. Se aplicó crema solar y se dispuso a tumbarse sobre la toalla.
Sin embargo, en ese instante, un pensamiento invadió su mente: estaba allí sola, sin nadie cerca. ¿Por qué no quitarse la parte de arriba del bikini y tomar el sol por primera vez en topless? Jamás se le hubiese ocurrido hacer eso en una zona llena de bañistas, pero allí no había nadie, no la verían.
Después de unos instantes de duda, se llevó las manos a la espalda, se desabrochó el cierre del sujetador y dejó desnudas sus tetas. Tras guardar la prenda en el bolso, embadurnó sus senos con protector solar, se puso unas gafas de sol oscuras y se tumbó sobre la toalla.
Natalia debió quedarse dormida unos 25 o 30 minutos, hasta que unos leves ruidos la despertaron. Abrió ,los ojos y miró hacia la derecha, de donde procedían dichos ruidos. Un hombre de unos 50 años estaba a unos 15 metros de ella, extendiendo la toalla y preparándose para ponerse allí a tomar el sol. Adormilada aún, en un primer momento ni siquiera se acordó de que estaba en topless; fue tras unos segundos cuando cayó en la cuenta.
Entonces se incorporó ligeramente hasta quedar sentada sobre la toalla. Iba a sacar el sujetador del bolso para ponérselo y tapar sus pechos. Pero se detuvo y se lo pensó mejor: tan solo estaba aquel maduro allí, nadie más. No se iba a morir por estar con las tetas al aire separada a unos 15 metros de aquel individuo. Sabía que muchas de sus amigas tomaban el sol así en cualquier tipo de playas. De manera que cambió de idea y permaneció como estaba, con las tetas desnudas al sol.
Volvió a tumbarse sobre la toalla pero sin perder de vista al maduro.
Era un hombre de pelo corto canoso, de estatura mediana y con algo de barriguita. Comenzó a desvestirse: primero se quitó la camisa blanca que llevaba, después el pantalón vaquero y se quedó con un bañador tipo bóxer de color azul oscuro. A Natalia se le abrieron los ojos ante la sorpresa de ver cómo el hombre se despojaba finalmente también de dicho bañador y se quedaba completamente desnudo. La playa no era nudista, pero el hecho de estar en una zona virgen, prácticamente solitaria, movió sin duda al maduro a desprenderse de toda su ropa para tomar el sol.
Cuando Natalia se recuperó del “shock” inicial, no pudo evitar lanzar una mirada a la entrepierna del hombre: se dio cuenta enseguida de que el maduro estaba bastante bien dotado. Su verga en reposo era ya de dimensiones considerables, al igual que sus testículos peludos. Con los ojos ocultos bajo las gafas de sol, siguió observando con disimulo a aquel hombre, que había comenzado a ponerse crema solar por todo el cuerpo.
Un escalofrío de excitación recorrió la anatomía de Natalia al ver cómo el hombre incluso se aplicaba crema en el pene, pasando la mano varias veces sobre su miembro.
La joven estaba cada vez más caliente y optó por quitarse las gafas de sol para tener mejor visión de lo que tenía cerca de ella.
Después de cubrir su piel con la crema, el hombre se dirigió a la orilla y comenzó a hacer una pequeña tabla de ejercicios de estiramientos de brazos, hombros….ejercicios de relajación corporal. Estaba de espaldas a Natalia, que disfrutaba ahora de la visión del trasero del maduro.
La chica se sentía muy extraña, pues jamás había sentido esa sensación de ardor como la que tenía ahora. De repente se levantó de su toalla y comenzó a caminar lentamente hacia la orilla, acercándose hacia donde estaba el maduro. Cuando se encontraba a escasos metros del hombre, éste se giró, la vio casi a su lado y le dijo:
- Perdona, ¿te molesta que esté aquí desnudo? Sé que no es una playa nudista, pero excepto tú aquí no hay nadie más. Suelo venir a esta zona de vez en cuando a tomar el sol así. Pero si te molesta, me pongo el bañador.
- No, no se preocupe, no pasa nada. Es sólo que me ha sorprendido ver a alguien desnudo por aquí. Es la primera vez que veo a alguien completamente desnudo en una playa- contestó Natalia.
- Bueno, tú estás semidesnuda, tampoco hay mucha diferencia- replicó el hombre.
- Jajaja….tiene razón. ¿Sabe una cosa? Es la primera vez que tomo el sol en topless. Creía que iba a estar aquí sola todo el día. Siempre he sido muy pudorosa- dijo Natalia.
- Pues no entiendo la razón. Eres una chica joven, guapa y, si me lo permites, tienes unos pechos preciosos- comentó el hombre mientras le miraba con descaro las tetas a la joven.
Natalia se ruborizó ante las palabras del maduro y al sentir la mirada de éste clavada en sus pechos. No entendía lo que le estaba ocurriendo: todo ese pudor, todo ese recato que había tenido desde siempre y ahora estaba delante de aquel hombre, a escasos centímetros de él, con las tetas al aire y casi pegada al pene del desconocido. Y eso no era lo peor: lo peor era que no deseaba alejarse del hombre. Quería quedarse y que el individuo le siguiese mirando las tetas y ella, a su vez, aprovechar para deleitarse viéndole la polla. Natalia se percató rápidamente de que sus pezones marrones se habían endurecido, lo mismo que la verga del hombre había ido ganando dureza y estaba semiempalmada.
- ¿Le importa que ponga mi toalla junto a la suya?- preguntó Natalia.
Ella misma se sorprendió de lo que acababa de decir.
- ¡Por supuesto que no! Y no me llames de “usted”. Me llamo Carlos.- respondió el maduro.
- Yo, Natalia. Encantada.
En ese momento la joven le extendió educadamente la mano al hombre en señal de saludo, pero Carlos lo que hizo fue darle un beso en cada mejilla. Al hacerlo, Natalia sintió cómo la polla del hombre tocaba la braguita de su bikini y su bajo vientre, al tiempo que sus tetas rozaron el torso velludo del individuo.
Más excitada todavía que antes, la joven se dirigió hacia su toalla, la recogió junto a su bolso y se encaminó al lugar donde Carlos tenía su toalla y su mochila.
Los dos se sentaron entonces en sus respectivas toallas y comenzaron una amena conversación, inocente al principio, pero que poco a poco fue derivando hacia el tema del nudismo.
- Yo lo practico desde hace muchos años. Normalmente en playas y campings nudistas; otras veces, como hoy, en zonas solitarias y aisladas de las playas- reveló Carlos.
- Si en mi familia supieran que estoy en topless junto a un hombre desnudo, me matarían. Yo misma, hasta hace un rato, no me hubiese ni imaginado estar en esta situación.
- ¿Por qué? No hay nada malo en ello- dijo el maduro.
- Cuando te has educado en el seno de una familia conservadora y muy religiosa, la cosa no se ve igual- comentó Natalia.
- Tienes razón, pero cada uno es dueño de su vida, de su cuerpo, y no tiene que dejarse influenciar por nadie. ¿Puedo pedirte una cosa?- preguntó el maduro.
- Por supuesto- dijo Natalia.
- ¿Por qué no te quitas la braguita del bikini y tomas el sol desnuda? Lograrás vencer de una vez todos tus miedos y complejos mentales que tienes.
Natalia se quedó pensativa. Sinceramente no le había sorprendido la propuesta del maduro, pues ella sabía de sobra que llevaba un rato devorándola con la mirada. Y también era consciente de que no le molestaba en absoluto que aquel hombre la mirase. Todo lo contrario: sentirse deseada era un halago para ella y además le excitaba ser mirada por ese hombre totalmente desnudo. Tras unos segundos de reflexión, la joven se levantó de la toalla y se desató primero el lazo izquierdo de la braga del bikini y después el derecho. La braga se abrió entonces por completo y el sexo completamente depilado de la chica quedó a la vista del maduro. Éste había seguido con atención cada uno de los movimientos de la joven y ahora contemplaba sin pestañear el coño de la chica.
El hombre se levantó, lo que permitió a Natalia ver que el pene del maduro estaba en total erección. Apreció con nitidez cómo varias venas se le marcaban sobre el duro miembro.
Fue el maduro el que reanudó la conversación:
- Supongo que poco a poco irás perdiendo la vergüenza de encontrarte desnuda. Eres una chica preciosa.
Natalia no dijo nada. Carlos se acercó un poco más a la joven y comenzó a acariciarle el cabello. Natalia no se opuso y dejó hacer al hombre. De nuevo la polla erecta de Carlos rozaba el cuerpo de Natalia debido a la proximidad de los dos cuerpos. La chica sentía un gran ardor recorrer todo su interior y notaba que su coño empezaba a palpitar de deseo. Y no pudo contenerse: con su mano derecha empezó a tocar la polla de Carlos.
- Ummm…estaba deseando este momento. Creía que nunca te ibas a decidir- comentó el hombre.
Tras decir esto, bajó sus manos desde el cabello hasta los pechos de Natalia y comenzó a manosearlos. La joven se sentía cada vez más excitada y notaba cómo su vagina se estaba humedeciendo.
Carlos se percató pronto de la excitación de Natalia y le indicó:
- Estás mojada. Así me gusta. Que te excites y disfrutes del sexo.
- Ahora ya no podré parar. El coño me palpita. Necesito que me folles. Quiero sentir dentro de mí todo ese miembro grueso y duro que tienes- pidió Natalia.
- ¿Dónde está la chica recatada del principio?- preguntó irónicamente Carlos.
- No lo sé. Ahora sólo quiero que me folles y me quites la calentura que tengo- le contestó Natalia, mientras el maduro jugueteaba con los pezones saltones de la chica.
El hombre fue descendiendo con sus manos, recorrió todo el cuerpo de la joven, llegó al vientre y al ombligo, alrededor del cual trazó varios círculos con un dedo, y alcanzó por fin el sexo. Con la palma de la mano empezó a recorrer los labios vaginales de Natalia. Lentamente le introdujo el dedo anular y comenzó a moverlo por dentro del coño hacia delante y hacia atrás como si hiciera la señal de llamar a alguien.
La chica no pudo evitar lanzar varios gemidos de placer.
- ¿Quieres que te meta otro, putita?- preguntó el maduro que optaba ya por usar un lenguaje más soez y vulgar.
- Sí. ¡Méteme otro y fóllame primero con los dedos!- fue le respuesta de Natalia.
- ¿Y ese vocabulario? Una joven como tú tan educada no debería emplearlo- dijo con sarcasmo el maduro.
Le acababa de meter el segundo dedo y de inmediato aceleró los movimientos de penetración. No tardó Natalia en jadear de placer. Entonces el maduro decidió sacarle los dedos y le pidió que se tumbara en su toalla. Ella lo hizo y Carlos le separó las piernas para tener un fácil acceso al coño de la joven. Con suavidad le fue introduciendo su polla dentro y empezó a bombear con lentos movimientos. Natalia se tocaba las tetas con las manos para aumentar más aún el placer, mientras notaba cómo la tiesa verga del hombre entraba y salía una y otra vez de su sexo.
Llena de gusto sentía el roce del pene con los labios vaginales y con el clítoris. Conforme el ritmo aumentaba de velocidad e intensidad, la joven no podía reprimir sus deseos.
- ¡Vamos, fóllame, no pares ahora! Quiero que me folles hasta el final, hasta que te corras. Dame toda tu leche, deseo probar lo caliente que seguro que está- gritó Natalia.
La verga del maduro seguía deslizándose a velocidad vertiginosa dentro de la raja de Natalia. La sacó durante unos instantes y con el glande rojo y húmedo le golpeaba los labios pero ahora por fuera. Se puso a restregarle el pene por todo el sexo hasta que decidió volver a meterlo dentro del coño de Natalia para culminar la penetración.
- ¡Mira cómo te follo! ¡Siente mi verga taladrándote por dentro, llegando hasta lo más hondo de ti!- exclamó Carlos.
Con las caderas el maduro cogía impulsos para empujar con todas sus ganas la polla hasta el fondo de aquel joven sexo que estaba penetrando.
La chica empezó a notar varias contracciones en el abdomen y palpitaciones intensas en la vagina hasta que en medio de una explosión de placer llegó al orgasmo.
- ¡Ahhh…sííííí…..me corroooo….me voy a correeeerrrrrrr…!- gritó Natalia justo en el momento en que de su sexo empezó a chorrear abundante flujo que mojó, más de lo que ya estaba, la polla del maduro.
Carlos, sin embargo, siguió penetrando a Natalia sin descanso.
- Ya te has corrido, putita, ahora me toca a mí- dijo el hombre.
El tipo dio varias secas y duras embestidas más en medio de un sonido de chapoteo producido por el rápido deslizamiento de su miembro en la empapada vagina de la chica y ya no pudo aguantar más.
- ¡Arrrgghhhh…me voy a correr, prepárate que va mi leche..ahhhh….!- exclamó justo antes de que varios potentes chorros de semen salieran de su polla.
- ¡Síí….ahhhhhh….qué gusto….ufffff…!- gritó Natalia al sentir la leche del maduro inundando su coño.
El hombre dejó su verga dentro hasta que salió la última gota de esperma. Después la sacó, momento en que la chica aprovechó para darle un par de ricas mamadas al húmedo pene hasta dejarlo completamente limpio.
Ambos se dieron un baño en las templadas aguas marinas y luego pasaron allí juntos buena parte del día.
A primera hora de la tarde Natalia optó por vestirse y regresar al lugar donde había dejado su coche aparcado. No quería llegar tarde a casa. Pero antes de hacerlo, se había despedido de aquel maduro practicándole una felación y tragándose absolutamente todo el semen que manó de la polla de Carlos.
Todavía con el sabor del semen en su boca, se marchó de la playa y emprendió el camino de regreso a casa.
Semanas más tarde de aquel encuentro playero, Natalia empezó a notar que algo no iba bien en su organismo. Se sentía rara y la menstruación se le había retrasado. Temiéndose lo peor, se hizo una prueba de embarazo. Desconsolada rompió a llorar cuando vio que el resultado fue positivo. No lo podía creer: aquella follada en la playa que le dio ese maduro la había dejado embarazada.
El día que supo el resultado de la prueba se encerró en su cuarto y no salió en toda la jornada, fingiendo estar enferma. Con las lágrimas cayendo por sus mejillas no paraba de pensar qué haría ahora ante la situación que tenía encima y, especialmente, cómo se lo diría a sus religiosos y carcas padres.
21 de octubre de 2013
Mi novia me folla el culo.
MI NOVIA ME FOLLA EL CULO.
Hace dos meses y medio conocí a Patty (Patricia), mi novia y espero que algún día mi futura esposa. Es una chica bastante más joven que yo, pero a ninguno de los dos nos importa esa diferencia de edad. Es una mujer que lo tiene todo. En el plano personal es atenta, cariñosa, dulce, romántica, culta, con formación y apasionada de su trabajo. En el plano sexual combina la fogosidad, el ímpetu y el ardor irrefrenable de una chica de poco más de 20 años con la experiencia y sabiduría de una mujer de 40. Y esa mezcla la convierte en una chica irresistible para mí.
El día que hicimos el amor por primera vez se me ha quedado grabado para siempre en mi mente.
Después del primer coito, mientras los dos estábamos tumbados en la cama abrazados el uno al otro, Patty me susurró al oído:
- David, tengo que pedirte algo. Es una fantasía que no la he podido realizar aún.
- ¿De qué se trata, mi vida?- le pregunté.
- No te vayas a molestar. Si no te apetece, no pasa nada- me comentó.
- Venga, dime de qué se trata- apostillé.
- Ninguno de los dos chicos con los que he tenido sexo antes de conocerse se atrevió a ayudarme. Sueño con poder meter uno de mis dedos en el culo de un hombre y follarlo así. ¿Tú aceptarías eso, amor?- me preguntó.
Al principio me quedé un poco sorprendido con esa propuesta. Jamás había imaginado que alguien me pidiese eso.
- Patty, ¿pero no es ésa una práctica más propia entre homosexuales?- quise saber.
- No, mi niño. Eso sería si otro hombre te metiese la polla por el culo, pero que una mujer te quiera penetrar con su dedo, eso es distinto. No tiene nada que ver- me contestó.
- Me has sorprendido con tu petición. No me la esperaba para nada- le indiqué.
- ¿No te apetece?
- Con una condición: que no me hagas daño- le pedí.
- Yo nunca te haría daño, eso sería lo último que hiciese en esta vida. Muy bien. Entonces….necesito que te pongas a cuatro patas sobre la cama- me propuso Patty
Me coloqué en esa postura, ofreciéndole todo mi trasero a mi novia. Ella empezó a acariciar mis glúteos con sus manos suavemente, recorriéndolos una y otra vez. En una de esas ocasiones pasó una de sus manos a mi entrepierna y me agarró todo el paquete desde atrás. Mientras que con una mano seguía palpándome el culo, con la otra jugaba con mis testículos y con mi polla, que había empezado a empinarse.
- ¡Uffff….amor, cómo me gusta esto! ¡Cómo me gustan tu culo y tu polla!- exclamó Patty.
Yo no decía nada, pero reconozco que estaba en la gloria. Sentir las caricias y el manoseo de mi novia sobre mis partes íntimas, saber que ella estaba detrás, completamente desnuda, y deseosa de desatar toda su pasión sobre mi cuerpo me excitaba sobremanera.
De repente sentí algo húmedo sobre mi ano: Patty estaba dejando caer saliva en esa zona de mi anatomía para que actuase como lubricante cuando ella metiese su dedo. Aquella sensación de ese líquido penetrando por mi agujero fue algo increíble.
Patty seguía además masajeándome los huevos endurecidos y mi verga, que estaba ya completamente tiesa.
- David, prepárate que te voy a introducir mi dedo- me anunció.
Sentí cómo ese dedo empezaba a recorrer de arriba a abajo toda la raja de mi culo hasta llegar al orificio anal. Allí mi chica comenzó a hacer círculos con la yema del dedo sobre mi ano. Se llevó así unos segundos, hasta que noté cómo la punta del dedo y la uña, pintada de rojiblanco como todas las demás, empezaba a introducirse en mi agujero.
Mi primera reacción fue de autodefensa y contraje el culo, tratando de cerrar mi ano.
- Tranquilo, mi niño, que no va a pasar nada. Venga relájate y ábreme otra vez el culo- me pidió.
Intenté relajarme y volví a poner mi culo en posición más abierta para facilitarle las cosas a Patty.
- Así está mejor, mucho mejor…ummmm….mira cómo entra…- se congratuló ella.
En efecto, el dedo penetraba ya sin obstáculo alguno dentro del orificio anal.
- ¡Ahhhhh…..Patty….me arde todo por dentro!- exclamé.
- Vamos, un poquito más; ya está casi todo dentro, un poco más….- dijo ella.
Sentía cómo su dedo se terminó deslizando por el interior del culo hasta quedarse enterrado dentro por completo.
- Ufffff….Patty, ¿Qué me vas a hacer ahora?- le pregunté, aunque sabía perfectamente la respuesta.
- ¡Follarte, amor, follarte ese precioso culo que tienes! Quiero masturbarte hasta que te corras de placer- exclamó como respuesta.
Con suavidad empezó a mover el dedo dentro de mi culo. Lo deslizó poco a poco hacia afuera y luego volvió a hacerlo hacia dentro, una primera vez, una segunda, una tercera….Co su otra mano me tenía agarrado el pene y empezaba a agitármelo. Mi glande ya estaba fuera, recubierto de un blancuzco líquido preseminal que se pegaba a la mano de Patty en cada roce.
- Ahhhh…..mi vida, me vas a dejar el culo listo para unos días- exclamé.
- Ya te hhe dicho que no te pasará nada, amor. Quédate tranquilo y prepárate que te voy a empezar a penetrar más rápido.- me indicó.
Dicho y hecho. Sus movimientos aumentaron de velocidad y el dedo entraba y salía a un ritmo vertiginoso y sin freno alguno. También con la otra mano me machacaba la verga de forma rápida y enérgica. Mi sensación en esos instantes era indescriptible.: un intenso ardor en el culo y un hormigueo e hinchazón en la polla que comenzaba a prepararse para la eyaculación. Noté cómo por detrás mi novia volvía a acelerar un poco más:
- Urrggghhhh…. Patty…..me vas a reventar el ano- grité.
De repente el dedo se detuvo dentro de mi culo. Sentí cómo mi chica lo extraía del interior y soltaba también mi verga.
- ¡No te muevas, quédate como estás!- me ordenó.
Yo obedecí y me mantuve en esa postura, sin saber muy bien qué es lo que pretendía.
Tras unos segundos me volvió a agarrar el pene y continuó agitándolo de forma veloz e incontrolada. Pero por detrás percibí algo duro que me punteaba los glúteos. Giré la cabeza y no me lo podía creer: Patty había cogido su dildo azul y jugueteaba con él sobre mi trasero.
- ¿Me vas a penetrar con eso?- le pregunté timorato.
- Sí, mi vida. Te voy a follar con mi dildo, ése que tantas veces he usado para masturbarme.
Volví a girar la cabeza, apreté los labios y me dispuse a experimentar cómo aquel juguete azul se colaría por mi ano hasta llegar a lo más hondo.
Unos segundos después noté que comenzaba a entrar, lento, con cuidado por parte de mi novia.
- ¿Te duele?- preguntó.
- No, ahora mismo no- le respondí.
Conforme iba penetrando en mi interior, empecé a desear que me follase de una vez y que siguiese jugando con mi miembro hasta provocarme la eyaculación.
Una vez que Patty había enterrado todo el dildo dentro, comenzó a moverlo hacia afuera y hacia adentro.
La parsimonia inicial duró poco, pues rápidamente le otorgó mayor velocidad a los movimientos.
- ¡Vamos, David! Siente cómo te follo y te masturbo. Quiero que te corras, que lo hagas con el dildo en tu culo.
- ¡Arrrggghhhh…..no voy a aguantar mucho, mis huevos están a punto de explotar y mi culo….ufffff….me quema entero!
- Venga, aguanta un poco, sólo un poco más. Quiero que te corras sobre mi cuerpo, que me salpiques con tu leche, que la derrames sobre mis pechos, sobre mi vientre, sobre mi sexo- pidió ella.
Patty realizó varias embestidas más con el juguete, las dos últimas secas y duras y lo mismo hizo con mi verga. Intentó dar una tercera maniobra, pero ya era tarde:
-¡Amor….me corro, me corrooooo…..!- exclamé.
Dejó el dildo enterrado en mi ano, soltó mi polla y sólo tuve tiempo de girarme. Ella me esperaba de frente, sentada sobre la cama y abierta de piernas. De mi pene comenzó a salir un primer chorro de esperma de forma enérgica, luego un segundo igual de fuerte que el primero, un tercero y dos más ya algo más débiles. El primero impactó contra la parte derecha del rostro de mi chica; el segundo y el tercero se estrellaron sobre sus tetas, cuyos oscuros pezones puntiagudos quedaron bañados de leche.
Los dos últimos alcanzaron el bajo vientre de Patty. El semen se deslizaba por sus labios, por sus senos, por su vientre dirigiéndose hacia la raja de su coño. Mi novia sacó entonces la lengua y trató de recoger todo el semen posible de su rostro.
Con la mano se restregó toda la leche sobre su torso, bajó la mano hasta el ombligo y se acarició la vagina esparciendo por sus húmedos labios vaginales mi esperma.
Permaneció así unos instantes disfrutando de aquel momento. Después me sacó el dildo y se lo llevó a su boca, chupándolo con entusiasmo, mientras yo, exhausto, masturbado y con el culo ya desvirgado, me dejé caer sobre la cama.
Patty soltó el dildo y se tumbó junto a mí.
-¿Te ha gustado, David?- me preguntó.
- Muchísimo, tengo que reconocerlo.
- A mí me ha encantado. Tengo el coño chorreando. Gracias por hacer realidad mi fantasía. Te amo- me comentó antes de sellar sus labios con los míos en un intenso beso.
- ¿Nos damos una ducha para relajarnos?- le propuse.
- Tú puedes tomarla si quieres; yo prefiero dormir así, manchada y embadurnada de tu semen, oliendo a puta, a tu puta, David- fue la respuesta que obtuve.
Y, en efecto, de esa manera durmió aquella noche, feliz por haber visto cumplida su fantasía y por permanecer cubierta por mi leche.
20 de octubre de 2013
BlodingGirl. Una diosa entre los mortales.
BLODINGGIRL: UNA DIOSA ENTRE LOS MORTALES.
El pasado día 8 de julio comenzó a gestarse esta entrevista. Era una tarde calurosa, en plena ola de calor en España. Mi cuerpo, ya de por sí caliente de forma habitual, estaba hirviendo y me pedía mi ración diaria de sexo en internet, bien a través de la lectura de relatos de esta página, bien viendo vídeos porno en una página distinta (prefiero no dar el nombre por si no está permitido). Al final opté por lo primero. Apareció la lista de relatos nuevos publicados ese día y llamó en mí poderosamente la atención el título de uno de ellos: “Encontrando a tus tíos en el cine” firmado por BlodingGirl y publicado en la categoría de “Grandes series” (justo la misma en la que estoy publicando una serie de relatos durante estos días, la serie “Quid pro quo”).
Pinché en el relato y comencé a leerlo. No tardé en darme cuenta de que se trataba de una historia muy bien escrita y redactada, fácil de leer, con unas descripciones que hacían que me metiera de lleno en la trama, muy excitante, en fin, todo lo que busco en un relato porno. Cuando acabé la lectura estaba empalmadísimo, no me importa reconocerlo. Le dejé un comentario a la autora felicitándola por su texto.
Al día siguiente leí otro relato algo más antiguo de esta misma autora y volvió a causar en mí los mismos efectos que el del día anterior.
Como me percaté de que la autora había dejado visible su dirección de correo electrónico en su perfil, me decidí a enviarle un breve email para comentarle lo bien que escribía y lo mucho que me excitaban sus relatos.
Ella no tardó en responderme y a partir de ahí comenzamos a intercambiar correos. Le propuse hacerle una entrevista algo diferente a la que le había hecho a otros autores de esta página, algo más “sexual” y no tan enfocada a los propios relatos como las otras. BlodingGirl aceptó encantada y me dio todo tipo de facilidades.
Supongo que quienes lean la entrevista se harán una idea de los gustos sexuales de BlodingGirl. Pero yo, si se me permite dejar por un momento el tema “sexo” de lado, quiero que sepáis también cómo es ella como persona, en su interior, pues eso no se reflejará mucho en la entrevista. Y las siguientes palabras se las quiero dedicar a ella, porque se merece eso y mucho más:
cada día que pasa me congratulo más de haber tenido la suerte de haber entrado en la página ese 8 de julio, pues de no haberlo hecho tal vez no hubiese sabido de tu existencia. No quiero ponerme “ñoño” ni cursi, pero poco a poco has pasado a ser alguien muy especial para mí. Sólo espero que sientas de mi parte aunque sea la mitad del cariño que yo recibo de ti. Para mí ha sido un regalo de verano que no esperaba: eres una chica que me atraes como un imán, por la que no me importa perder horas de sueño (¡la maldita diferencia horaria entre continentes!) con tal de estar en contacto contigo, aunque sea a través de la larga distancia que nos separa. Sabes como excitarme con tus palabras, con las historias que me cuentas. Y no sólo eso: la dulzura con la que me tratas, la ayuda que me ofreces. Incluso estando enferma como estás estos días has sacado fuerzas y ánimos de no sé dónde y me has ayudado con lo del messenger y con lo de la tablet, debido a mi torpeza informática. Eres una auténtica joya, una “diosa” como me gusta llamarte cariñosamente. Créeme: hacía mucho tiempo que no conocía a alguien como tú y eso que trato con muchas personas a diario.
Podría seguir hablando de ti horas y horas, pero eso lo haré poco a poco y en privado.
Ahora os dejo con la entrevista. Espero que la disfrutéis como se merece.
Sólo pido una cosa: respeto hacia la entrevistada. Si a alguien no le gusta alguna respuesta o le ofende algo que diga la entrevistada, es libre de opinar a través de los comentarios de la página pero, por favor, siempre con respeto y sin insultos. Y si no os gustan las preguntas realizadas por este humilde autor, admito todo tipo de críticas también, siempre que sean respetuosas hacia mi persona, como habéis hecho en otros textos y relatos que he publicado. Muchas gracias.
PREGUNTAS DE LA ENTREVISTA.
1. ¿Edad?
22.
2. ¿Nacionalidad?
Mexicana, como debe de ser…
3. ¿Breve descripción física?
Soy una chica delgada, no de gimnasio ni nada de eso, solo delgada, pequeña, mido como 1.50m, de piernas torneadas y un culo del que le doy gracias a la madre naturaleza todos los días. Pechos pequeños y firmes, justo lo necesario para tomar entre las manos.
Cabello largo, siempre ligeramente ondulado, justo ahora es de un color que resultaría de combinar violeta rojo y castaño oscuro, aunque antes solía traer mi castaño claro natural. Labios delgados y muy formados, mejillas siempre sonrosadas y ojos grandes y redondos con mezclas de colores verdes y cafés.
En conclusión, me gusto mucho a mí misma, claro que sí. (Nota del entrevistador: a través de varias fotos que me envió un par de días después de la entrevista, constato que es cierta la descripción y no solo eso: creo que peca de modesta y que se queda corta a la hora de resaltar su enorme belleza, sensualidad y dulzura)
4. ¿Ocupación?
Pues escribo relatos ¿no?, jaja, no ya en serio, soy diseñadora gráfica, amo mi profesión…
5. ¿Orientación sexual?
Hasta hace un par de meses no hubiera contestado bisexual… pero ahora es diferente.
6. ¿Otros hobbies además de escribir relatos eróticos?
Hobbies… muchos y muy variados, dibujar, pintar, leer, amo leer, escuchar música por supuesto, tocar instrumentos, bailar, el teatro musical, el canto, los videojuegos… y bueno… por supuesto el sexo.
7) ¿A qué edad perdiste la virginidad?
A los 17, ese sería un relato interesante……
8) ¿Con quién la perdiste, quién te desvirgó?
Un chico muy lindo llamado Javier, mi primer gran amor y, sin duda, el primero que está ahora consciente de que nadie se lo ha hecho mejor que yo en los últimos 5 años…
9) ¿Con cuántos hombres has mantenido relaciones sexuales hasta el momento?
Oficialmente hablando y, aunque no lo creas, con 2… Pero si en relaciones sexuales está incluido el sexo oral, entonces debemos elevar la cifra a 4… Soy muy bien portada, aunque no lo crean…
10) ¿Cuántas veces has llegado a hacer el amor en un mismo día? ¿Con quién fue?
Eso vendría a ser unas 4 o 5 con Paolo, mi amor platónico de toda la vida y quien inspiró mi serie "Disfrutando de un Viejo Amigo". Saquen conclusiones…
11) ¿Fantaseas con sesiones de sexo duro? ¿De qué tipo?
Fantaseo con eso todo el tiempo, ¿quién no? Claro, nada que sea demasiado rudo, pero por supuesto que me encanta que me traten de a puta de vez en cuando.. un poco de dolor mezclado con mucho placer y… Voila! A todos nos gusta el sexo rudo… claro a todos menos a los dos tíos con los que yo me acosté…
12) ¿Le has lamido el ano alguna vez a un chico o se lo has penetrado con tus dedos?
Aún en espera de uno que se deje… es una fantasía que me metió en la cabeza un lector con el que me empecé a escribir con mis primeros relatos… pero el me queda algo lejos.
13) Si te propusieran participar en alguna orgía ¿aceptarías?
Tal vez… por qué no.
14) ¿Te gustaría participar en algún glory-holle?
OH! Nunca había pensado en eso… a esto me refería con las preguntas inquietas… ahora que lo pienso, esto sería definitivamente muy divertido.
15) ¿Sabes lo que es el dogging? ¿Te gustaría practicarlo?
Jajaja…. ¿Qué es eso?...(pausa dramática mientras Google nos ilumina con su sabiduría).
Ok. Acotación: "practicar sexo al aire libre con personas que no vas a volver a ver". Eso dice Google, así que concluimos… Me encantaría practicarlo.
16) Cuando realizas una felación, ¿te gusta tragarte el semen?
Me gusta sí, pero no siempre, a veces es mejor recibirlo sobre uno que dentro de… Aunque la verdad es que tragarlo me resulta muy… muy excitante… ¡Y la mirada de un chico cuando lo haces! Eso vale la pena mirarlo…
17) ¿Es para ti importante el tamaño del pene de un chico para sentir placer? ¿Por qué?
No, claro que no… Siempre me importa más que sepan para qué rayos sirve… Claro, a todas nos gusta ver una polla grande y tiesa… Pero no tengo preferencias.
18) ¿Tienes tu sexo depilado por completo o tienes vello?
Depilado por completo, es más cómodo para mi… Y debo mencionar que siento todo mucho mejor. (Nota del entrevistador: vuelvo a confirmar la certeza de la descripción gracias a las fotos enviadas).
19) ¿Qué color tienen las aureolas y los pezones de tus tetas?
Marrón, nada de pezones rosados… (Nota del entrevistador: en efecto son marrones, el color que más me excita en los pezones de una mujer….)
20) Para practicar sexo, ¿a quién prefieres: a un chico joven, a un hombre de edad media o a un maduro? ¿Por qué?
Preferiría un hombre de edad media si con eso te refieres a alguien entre 30 y 40 años… Eso de coger con chicos jóvenes no me ha venido bien. Un hombre un poco más maduro procura mejor el placer de su pareja y, generalmente, creo, y si me equivoco me corriges, están dispuestos a dejar un poco el sexo cursi… (Nota del entrevistador: no se equivoca y además tengo la suerte de entrar en esa horquilla de edad).
21. ¿Prefieres a un hombre depilado o velludo?
Depilado es mucho más rico y para practicar una rica mamada es mil veces mejor… Aunque no todo: el vello en el pecho es muy sensual.
22. ¿Cómo te gusta vestirte: ceñida, con escote, clásica, minifaldas…..?
Mira, la cuestión es complicada, me gusta la ropa ceñida aunque no demasiado, los escotes mesurados y adoro los vestidos y minifaldas… la cuestión es.. no quiero ser violada cuando camino por la calle… y en mi ciudad es muy inseguro salir así… por lo tanto me verás en jeans o pantalones rectos casi todos los días.
23) ¿Sueles usar mallas o leggins?
Suelo usar leggins cuando uso blusas largas y mallas con vestido en invierno… adoro ponerme estas prendas con unas botas largas de taco alto.
24) ¿Qué tipo de prenda íntima usas bajo las mallas? ¿Te las pones alguna vez sin bragas ni tanga?
Alguna vez no… algunas veces… Siempre es muy excitante y evitamos las marcas de las costuras.
25) Si usas mallas para hacer deporte en el gimnasio o para salir a correr por la calle, ¿utilizas ropa interior debajo?
Para gimnasio y ejercicio, una vez al año, generalmente uso algo, pero si amanezco demasiado excitada entonces voy sin bragas…
26. ¿Qué tipo de ropa interior usas normalmente en el día a día: tanga o braga?
Tanga por supuesto.
27. ¿Cuál es tu color preferido para tu ropa interior?
Me encanta negra o blanca, siempre y cuando tenga encaje… si no, me gusta roja.
28. ¿Sales a veces a la calle sin sujetador bajo la camiseta, blusa…?
A veces si, tener los pechos pequeños hace que esto sea más sencillo, nuevamente… si amanezco muy caliente.
29. ¿Le has regalado tus braguitas o tanga usado a un hombre que tuviera ese fetichismo?
Una vez, a un ex novio.. En teoría me las debía devolver, cada vez que lo veía le dejaba mi tanga y el me daba la que había dejado la vez anterior… Pero luego ya no me devolvió la última… Era mi favorita por cierto…
30. ¿Qué prefieres usar: medias (de las que llegan hasta medio muslo o se sujetan con ligas) o pantys (aclaro, las medias que llegan hasta la cintura)? ¿De qué color?
Medias… Las pantys no me gustan. Serían negras o naturales, y también de las que asemejan ser de encaje.
31. Si usas pantys, ¿prefieres ponértelos con braguitas debajo o sin ellas?
En todo caso, si debo usarlas sería con tanga.
32. ¿Te gusta usar minifaldas?
Vuelvo al punto: adoro las minifaldas, pero hace años dejé de usarlas, demasiada inseguridad diría yo.
33. ¿Has llegado a ponerte alguna vez una minifalda sin braguita debajo?
Ese definitivamente fue un día complicado, y muy excitante.
34. ¿Alguna vez, vistiendo minifalda, has abierto intencionadamente las piernas más de lo normal para exhibirte y mostrar tu ropa íntima o incluso tu vagina?
Precisamente, ese mismo día, parte de un juego con mi Alex, mi lector favorito, la cosa era hacerlo discretamente en el taxi… Ese taxista debe haber tenido la verga muy dura. Te contaré esa historia. Era un día de verano, yo aún iba a la universidad, ese día, me encontraba caliente y excitada (como lo estoy generalmente) así que decidí escribirle por messenger a uno de mis contactos. El chico en cuestión suele ser muy dominante a veces, así que me preguntó que ropa llevaba. No recuerdo muy bien cómo estuvo el asunto al principio, lo que sí recuerdo es que, al saber que iba en minifalda, me pidió que me sacara las bragas y anduviera así todo el día. Yo pensé que el juego paraba en eso, así que hice lo que me pidió. Sentir el aire fresco sobre mi coño mojado era una sensación extrañamente placentera y muy inquietante. No podía evitar sentir que todo el mundo me miraba como si trajera un letrero que decía "!Ey! No llevo bragas". Transcurrió el día, yo iba al colegio en la tarde, me seguí escribiendo con este chico y en algún momento del día me pidió también que saliera a la tienda y me masturbara allí mismo, cosa que cabe mencionar, no hice. También me pidió que me agachara a tomar algo de los estantes bajos, para su inconformidad, no había nadie mirando. Total, me fui al colegio en un taxi, era conducido por un hombre de no más de 40 años. Recuerdo que usaba barba y traía un pantalón ligero y una camisa de rayas. Me subí al taxi no sin darme cuenta que al hacerlo había abierto sin querer un poco las piernas. La mirada del taxista se fue instintivamente a mis piernas, que yo cerré rápidamente... De pronto, mientras iba en camino, sonó el móvil: era mi amigo preguntándome si ya había llegado al colegio, creo que quería que hiciera algo allá. Cuando mencioné que iba en el taxi me hizo prometer que iba a obedecer todo lo que me pidiera... Yo iba tan caliente que acepté... Primero me pidió que me pasara al asiento de en medio. Cuando lo hice tuve, obviamente, que abrir bastante las piernas, pude notar la mirada del taxista en el retrovisor. En seguida me pidió que cruzara una pierna sobre la otra, de modo que mi falda se subiera dejando ver mis muslos... Lo hice, para mi buena o mala suerte, ese día había algo de tránsito, estaban reparando una avenida principal. La mirada del hombre ahora más descarada, no se despegaba de mis piernas. Yo con el móvil en la mano hacía como que no lo notaba. Luego me pidió mi amigo que tirara algo para tener que agacharme a recogerlo y así separar las piernas... Dejé caer mi labial, con la suerte de que se fue debajo del asiento del copiloto, así que tuve que agacharme tanto que sentí claramente el aire sobre mi trasero y mi coño... Le estaba dando a ese hombre todo un espectáculo... Cuando me enderecé, él estaba mirándome directamente, sin ayuda del espejo, se me quedó viendo por un momento. Yo le sonreí discretamente, como si no hubiera notado y él giró de nuevo la mirada al frente.. Entonces dejé mis piernas abiertas con el pretexto de dejar mi bolso en el suelo entre ellas, hice como que buscaba algo y cuando me senté bien, dejé las piernas separadas. Con tanto movimiento mi falda se había quedado muy arriba, era claro para mí que mi coño debía verse perfecto.. Pero para aclarar mi duda pude ver cómo haciéndose el despistado, el taxista comenzó a mover primero los espejos laterales y luego el retrovisor... Todavía mencionó algo sobre que tanto tránsito no dejaba ver nada... Yo creo que él estaba mirando demasiado. Ya para entonces yo sentía cómo me escurrían jugos del coño, que iban a parar directo al asiento del coche... En eso llegamos y se acabó la diversión... Pagué y me bajé no sin antes darle una generosa vista de mi trasero antes de acomodarme la falda...Esa es la historia...
35. ¿A qué edad te masturbaste por primera vez? ¿Por qué lo hiciste?
Buena pregunta. No sé, tenía como 14 años, supongo que curiosidad y luego debo haber descubierto que era muy excitante.
36. ¿Cuántas veces te masturbas de media en una semana?
Una diario eso es seguro, pero si ando caliente como hoy, entonces unas 3 o 4 en un día… o más… ¿me pediste promedio semanal?
37. ¿En la masturbación utilizas sólo tus dedos o recurres a algún juguete erótico? ¿Cuál es tu preferido para masturbarte?
Tengo dos dildos. Mi preferido es uno largo duro con textura de bolitas… No tiene forma de una polla. Esos son mis juguetes, aunque los dedos siempre hacen maravillas…
38. ¿Te has masturbado alguna vez en un sitio público? ¿En cuál?
Si, en un parque (el mismo donde perdí mi virginidad), también en el trabajo y recientemente en el transporte…
39. ¿Te han sorprendido alguna vez masturbándote o has sorprendido tú a otra persona?
A mí no, afortunadamente, yo descubrí una vez a un chico a la vuelta de mi casa… Eso fue muy gracioso.. Ya sabes… Se subió los pantalones como pudo, bla bla bla…
40. Además de tu vagina, ¿te tocas otra parte de tu cuerpo para darte placer?
Los pechos, creo que como todas, ¿no? y el culo, meterse el dildo ahí o perforarse los dos agujeros a la vez, sentir lleno todo… Eso es delicioso.
41. ¿Alguna vez has masturbado a otra mujer o has tenido sexo con ella? Si la respuesta es negativa, ¿fantaseas con esa posibilidad?
Recientemente he terminado en la cama con una vieja amiga, nos hemos hecho cosas muy divertidas, quizás sería bueno escribirlas en un par de relatos… El sexo con ella es sencillamente el mejor que he tenido.
42. ¿Te gusta hacerte o que te hagan fotos eróticas?
Me gusta, sí, mucho…
43. ¿Alguna vez has intercambiado fotos eróticas tuyas con otra persona? ¿Te gustaría hacerlo?
Algunas veces lo he hecho con amigos de mucha, mucha confianza y con, específicamente, dos lectores que se volvieron mis amores a distancia… Alex y Manuel…(Nota del entrevistador: he tenido la enorme suerte de que BlodingGirl me haya unido al club de los afortunados, al menos en cuanto a lo de las fotos. Lo de ser su amor a distancia eso aún no me lo ha dicho, por lo menos de forma directa y bien que me gustaría que me lo dijese, por cierto. Me muero de ganas, aunque ahora con mi cambio de “look” en el cabello, ella sabe a lo que me refiero, me parece que mi sueño se ha desvanecido….).
44. ¿Te agrada hablar de sexo de forma virtual a través de e-mail, en chats, etc.?
Adoro el sexo cibernético, es tan impersonal, tan fantasioso, taaaaan excitante.
45. ¿Has llegado a mojar tus braguitas mientras leías algún relato porno?
Generalmente si comienzo a leer un relato es porque mis bragas ya están algo mojadas… Leer es siempre muy excitante.
46. ¿Te has llegado a masturbar mientras leías un relato o al terminar de leerlo?
Siempre que se pueda, claro, a veces uno está en el transporte o la oficina.
47. ¿Con cuánta frecuencia sueles entrar en páginas de relatos, vídeos y fotos porno?
Una o dos veces por semana, no tengo mucho tiempo libre.
48. ¿Cuál es tu color preferido para la ropa íntima de un hombre?
Violeta o negro.
49. ¿Te gusta más el slip o el bóxer en los chicos?
Slip o bóxer solo que sea muy ajustado.
50. ¿En qué parte del cuerpo de un chico te fijas primero?
Si te digo que en los ojos te mentiría, la verdad. En el rostro completo, pero reconozco que a veces les miro primero el trasero.
51. No sé si en tu país estará o no permitido, pero ¿practicas topless en la playa?
No voy a la playa desde que tenía como 5 años, así que no.
52. ¿Has estado o te gustaría acudir a alguna playa nudista?
Me encantaría.
53. ¿Has usado alguna vez tanga en la playa?
Volvemos a lo de los 5 años… Eso sería muy impropio.
54. ¿Alguna vez has sentido cómo manoseaban alguna parte de tu cuerpo en una aglomeración de personas? ¿Cómo reaccionaste?
Sí, algunas veces en el transporte. Generalmente me cabreo bastante, pero hubo una ocasión con un chico bastante guapo que simplemente le dejé hacer, tenía en algún momento sus dedos en mi coño y yo mi mano masturbándole… Acabé con la mano llena de leche…
55. ¿Prefieres que un desconocido te diga un piropo o cumplido suave o uno más subido de tono?
Depende del desconocido: si es un chico guapo, definitivamente uno subido de tono, si no… preferiría ningún piropo a ser posible.
56. ¿Cuáles son tus armas para seducir a un hombre?
Definitivamente la boca... Hablando digo, no pienses mal, la mejor forma de seducir es entrar en la mente, los que escribimos aquí lo sabemos... Y claro alguna mirada traviesa, relamer y morder un poco los labios, algún roce discreto...
Y en casos específicos, como estos, pues con letras.
57. ¿Y para que a ti te seduzcan?
Palabras, todo en la vida son palabras y miradas. Pláticas interesantes, una bella sonrisa, que por favor sean directos y sinceros... Y un buen beso apasionado.
58. ¿Alguna pregunta que te hubiese gustado que yo te hubiera hecho y que te hayas quedado con las ganas de contestar? Puedes preguntar y responderte tú misma.
¿Te gustaría escribir un relato conmigo? Claro, encantada de hacerlo contigo...
Gracias, BlodingGirl, por todo.
19 de octubre de 2013
Dulzura azteca.
DULZURA AZTECA.
Mientras yo vivía ajeno a todo,
a ti te partían el corazón.
Ya me has contado el modo
en que se inició tu dolor.
¡Cuántas lágrimas derramadas,
a solas, encerrada en tu habitación!
¡Cuántas lágrimas heladas
vertidas sin consuelo, sin protección!
Tus hermosas mejillas rosadas
encharcadas por culpa del desamor.
¡Que Dios castigue a aquellos
que te hirieron así, mi amor!
Dejaste de sonreír;
tu felicidad se esfumó;
comenzaste a levantar un muro
alrededor de tu corazón.
Pero un buen día el destino,
no me preguntes la razón,
hizo que me cruzase en tu camino
henchido yo de pasión.
¿Por qué me abriste la puerta,
la entrada a tu interior?
¿Por qué me dejaste pasar
al fondo de tu moribundo corazón?
Pronto me di cuenta
de quien tú eras, mi vida:
eras una diosa azteca
pero llena de un mortal temor.
Tembloroso entré en el Olimpo,
nervioso, buscando tu compañía;
por más que lo intentaba,
tú aún no me sonreías.
Me tendiste, cálida, tu mano;
yo la agarré con fuerza.
Y fue entonces cuando me percaté
de tu deslumbrante belleza.
Estabas envuelta en un manto blanco,
toda tan llena de pureza.
¡Qué manera de mirarme,
a mí, que no tengo grandeza!
Contemplaba tus cabellos,
a ratos dorados,
a veces castaños,
Ahora, en cambio, morenos.
Contemplaba tus ojos,
enormes, penetrantes, sinceros.
El fulgor de tu mirada
casi me deja ciego.
Te despojaste de tu vestido de seda,
quedaste desnuda ante mí;
pediste que también yo lo hiciera
y yo te obedecí.
Tu cuerpo y el mío se fundieron
rozándose piel con piel.
Me atreví a besar tus labios,
probé tu dulce miel.
Me estremecí por completo
sintiendo una a una tus caricias.
Por fin llegó el momento:
me regalaste tus sonrisas.
Mis manos bajaron a tus pechos,
las tuyas recorrían mi espalda.
Mi miembro penetró en tu Monte,
mientras besabas mi alma.
Le regalé a tu cuello
los besos que tú esperabas.
Me dejaste sin resuello
de tantos como deseabas.
Mientras gemías de placer,
yo creía que soñaba.
Y no me desperté del sueño
hasta dejarte colmada.
- Debo irme, mi diosa,
tú no eres para un humano.
- Tú te quedas aquí- me dijo,
tú ya no te vas de mi lado.
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